¿Un plan Mangosta para Siria?

La sentencia de que “la historia se repite” encuentra entre la de Cuba en 1962 y los actuales acontecimientos en torno a Siria, similitudes sorprendentes. No se trata de buscar analogías de manera forzada, ni de desconocer el escenario dispar y los 50 años transcurridos, pero si de algo se

La sentencia de que “la historia se repite” encuentra entre la de Cuba en 1962 y los actuales acontecimientos en torno a Siria, similitudes sorprendentes.

No se trata de buscar analogías de manera forzada, ni de desconocer el escenario dispar y los 50 años transcurridos, pero si de algo se puede estar seguro en este caso, es que la sentencia de que “la historia se repite” encuentra entre la de Cuba en 1962 y los actuales acontecimientos en torno a Siria, similitudes sorprendentes.

Países pequeños de partido único con gran arraigo popular e inmersos en un entorno de rivalidades entre potencias, Cuba y Siria, separadas a la distancia de medio siglo, han enfrentado la confabulación de poderosos intereses externos en un contexto regional hostil, donde muchos de sus vecinos se prestan -o se prestaron- de manera servil a las bajezas de sus principales enemigos.

En el caso cubano, preciso es señalar que a raíz de la derrota de abril de 1961 en Playa Girón y la humillación de la administración estadounidense encabezada por John F. Kennedy, el gobierno de los Estados Unidos planificó y puso en práctica un nuevo programa de acciones contra la Revolución cubana.

Una de las direcciones de ataque del nuevo plan, codificado como Operación Mangosta, fue el aislamiento diplomático del gobierno revolucionario cubano, que culminó con la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) durante la VIII Reunión de Cancilleres, que tuvo lugar entre los días 22 y 23 de enero de 1962, en Punta del Este, Uruguay.

Luego Washington utilizó los resultados de esa reunión para justificar un grupo de medidas que, de conjunto, significaban el boqueo económico, comercial y financiero contra la isla, basado en el Decreto Ley No. 3447 del 3 de febrero de 1962.

El objetivo de tales medidas era asfixiar económicamente a Cuba y provocar el descontento de la población, que debía así sumarse o apoyar las acciones encubiertas y el plan de sabotajes y actos terroristas encaminados a la desestabilización del país para justificar la intervención directa de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

La Operación Mangosta tenía un plazo de realización extendido entre marzo y octubre de 1962 que debía culminar con la invasión a la isla, el derrocamiento del Gobierno revolucionario y la implantación en La Habana de un régimen afín a los intereses de Washington.

Es de público conocimiento que para contrarrestar este siniestro programa se instalaron misiles nucleares soviéticos en Cuba y que la Operación Mangosta tuvo como colofón la Crisis de Octubre de 1962 o Crisis de los Misiles, que puso al mundo al borde de la hecatombe atómica.

A semejanza de lo ocurrido en Cuba, la presente ofensiva contra Siria se inicia en marzo, pero del 2011, y todo hace pensar que responde a un plan cuidadosamente elaborado en Washington, Londres y París, coordinado luego con Qatar y Arabia Saudita.

En el caso sirio, la Liga Árabe ha venido desempeñando un papel parecido al cumplido por la OEA en 1961-1962, pues congeló los fondos de su vecino musulmán, rompió relaciones con Damasco, condenó al régimen de Bachar al Assad y algunos de sus miembros han sido claves en la creación del Consejo Nacional Sirio (CNS) en el exterior, al cual han dado su apoyo.

Los Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea también embargaron fondos del país árabe y exigen la renuncia de su líder mientras entregan dinero y armas a elementos desafectos a Al Assad, así como a los mercenarios libios, qataríes, turcos, jordanos y de otras nacionalidades, que hoy siembran la muerte y la destrucción en suelo sirio. Entretanto, la agencia noticiosa qatarí Al-Jazeera ha sido una especie de Radio Swan en todo este embrollo.

En el contencioso contra Siria hoy le cabe a Turquía el triste papel de la Guatemala de Idígoras Fuentes y la Nicaragua de los Somoza hace cinco décadas, dando albergue y entrenamiento a los enemigos de la nación vecina. Para colmo, Ankara es uno de los miembros del denominado “grupo de amigos” de Siria, lo que, de hecho, constituye una afrenta a la legalidad internacional, cuando se burlan y sabotean

la iniciativa de paz de la ONU, encabezada por Koffi Annan.

Los ataques a la infraestructura, a los almacenes, oleoductos, plantas eléctricas y medios de transporte que cometen los terroristas en Siria, unido a las matanzas indiscriminadas y selectivas de civiles y militares, recuerda las acciones de las bandas contrarrevolucionarias en la Cuba de inicios de los años ’60, donde también se cometieron actos monstruosos, como la voladura del vapor francés La Coubre, con saldo de un centenar de víctimas mortales.

Para los Estados Unidos y sus cómplices de entonces, la operación exitosa de derrocamiento del régimen popular de Jacobo Árbenz en Guatemala, en 1954, operó como un estímulo para repetir la dosis en Cuba en 1961, como el destronamiento y asesinato de Gaddafi en Libia el pasado año, incita un resultado igual a costa de Siria para Washington y sus actuales secuaces.

Hace 50 años la llamada Guerra Fría enfrentó en torno a Cuba los intereses de la entonces Unión Soviética –y sus aliados- y los de Estados Unidos en su traspatio. Hoy de nuevo aparecen de un lado del tablero Rusia y su aliada China, y del otro Washington y su cohorte, esta vez compuesta de europeos y potentados árabes.

Si medio siglo atrás el mundo vivió los momentos más dramáticos de toda su historia bajo la amenaza del exterminio atómico, hoy las contradicciones e intereses en torno a Siria y la República Islámica de Irán son tan profundos y complejos que pueden desembocar -como hubieran podido entonces- en un holocausto.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. Descaro del imperio norteamericano y de sus viles servidores en contra de SIRIA son capaces de todo pues en ellos no habitan conceptos humanos ni preceptos positivos pero recuerdo que el imperialismo yangui no tiene amigos solo esclavos servil muchos presidentes amigos entre comillas el imperio se los trago como una purga le chupa la sangre a los perros aunque abrigo ideas positivas que CHINA RUSIA E IRAN no se dejen dar gato por liebre con respecto a SIRIA y este pais debe estar atento a todo y a los traidores como a los mercenarios externos darle escarmiento ejemplar sin temblar y publico pues de todas formas la chusma siempre a tergiversado y armado un mar de una gota de agua. Lazaro

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