5 de septiembre: Espirituanos en el “prelevantamiento”

Siete espirituanos viajaron hasta la Perla del Sur en un intento de sumarse al alzamiento de hace 58 años. El 27 de mayo todo estaba listo; los hombres en sus posiciones esperaban la orden definitiva. El plan, que prevía la toma del Distrito Naval de Cayo Loco, el ataque al

Vista aérea de la ciudad de Cienfuegos.Siete espirituanos viajaron hasta la Perla del Sur en un intento de sumarse al alzamiento de hace 58 años.

El 27 de mayo todo estaba listo; los hombres en sus posiciones esperaban la orden definitiva. El plan, que prevía la toma del Distrito Naval de Cayo Loco, el ataque al cuartel de la Guardia Rural, a la jefatura de Policía y la marcha posterior hacia el Escambray para abrir un frente guerrillero, tenía posibilidades de éxito.

El glorioso levantamiento armado del 5 de septiembre de 1957 en Cienfuegos, tuvo sus antecedentes más directos en los planes para realizarlo en la primera quincena de abril, y luego en la segunda de mayo del propio año, propósito que se frustró al ser detenidos, en una casa del Reparto Buenavista, 35 complotados procedentes de La Habana y distintas partes de la antigua provincia de Las Villas.

Entre los capturados la noche del 27 de mayo de 1957 figuraron siete combatientes enviados por el Movimiento 26 de Julio en Cabaiguán, y un octavo natural de Tuinucú que formaba parte de las estructuras del “26” en el municipio de Sancti Spíritus: Juan José Álvarez Bernal .

Los nombres de los combatientes cabaiguanenses son Félix Hurtado Manso, Diego Viera Díaz, Manuel Matienzo, Oscar Alfonso Carrillo, Roberto Paz, Eladio Pérez León y Guillermo Verdecia Álvarez, alias El Chino, natural de Bayamo, quien transitoriamente residía en Cabaiguán.

Como se pudo establecer después, los espirituanos salieron de Cabaiguán en distintos automóviles a mediodía del 27 de mayo de 1957 y llegaron a la casa marcada con el número 14 A en la calle Tercera del Oeste del Reparto Buenavista, ya en la tarde del propio día; allí se concentraron 35 ciudadanos procedentes de La Habana, Sagua la Grande, Cartagena, Cabaiguán, Sancti Spíritus, Santo Domingo, Santa Clara y Vueltas.

Pero el movimiento de personas en una vivienda supuestamente “deshabitada” no tardó en despertar sospechas en una enfermera de un hospital materno infantil cercano, quien lo comunicó al vigilante de la Policía Nacional, Nicanor Almaguer Suárez, que se encontraba de guardia en el lugar. A su vez, Almaguer avisó a los cuerpos represivos.

A partir del momento de la detención por fuerzas combinadas de la Policía y el Ejército de la dictadura batistiana, se inicia para estos hombres, entonces jóvenes, un vía crucis de torturas, vejaciones y sufrimientos que convirtieron sus vidas en una pesadilla de la cual no creyeron poder salir vivos.

Pero los esbirros fracasaron en sus propósitos, gracias a la compartimentación mantenida por el Movimiento entre los conspiradores, y a la entereza demostrada por aquellos revolucionarios que, torturados casi hasta la muerte, supieron preservar el secreto, alegando invariablemente en los interrogatorios que su presencia en Cienfuegos se debía a una reunión política.

Solo la rápida actuación de las estructuras del Movimiento 26 de Julio en la provincia y especialmente en Cienfuegos y Santa Clara, que movilizó al pueblo; las denuncias hechas a través de los medios y la presión de los familiares salvaron a los 35 de una muerte segura, al ser trasladados para el Vivac de Santa Clara y sometidos a proceso en el Juicio 562 de 1957 del Tribunal de Urgencia Provincial, por el presunto delito de atentado contra los poderes del Estado.

Pero el empeño de un numeroso grupo de abogados, que alegaron no existir pruebas para al inculpación de los detenidos, como no fuera reunión ilícita, pues solo uno portaba un arma corta, y no contaban con uniformes ni documentos incriminatorios, logró sacarlos del trance mediante el pago de una fianza de 200 pesos.

Aun así, no quedaron de inmediato en libertad, sino que, llevados de nuevo al Vivac, se les trasladó luego de vuelta a Cienfuegos, donde estuvieron a punto de ser asesinados en la Ensenada de Las Calabazas, pero el siniestro plan del ejército fracasó cuando la Marina se negó a facilitar las lanchas necesarias a fin de trasladar a los prisioneros al lugar previsto para su exterminio.

Vale señalar que algunos de “los 35” conocían perfectamente la implicación de miembros de la Marina de Guerra en los proyectos del Movimiento 26 de Julio para el levantamiento de Cienfuegos.

Esta “conspiración del silencio” hizo posible la insurrección en la Perla del Sur el 5 de septiembre de 1957, con la participación de los comandos del 26 de Julio, marinos revolucionarios y la población de la ciudad; acción que, aunque no desembocó en el objetivo primario de abrir un segundo frente guerrillero en la cordillera de Guamuhaya, sí constituyó un golpe formidable contra la tiranía, pese a terminar en un baño de sangre.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. En este alzamiento de la perla de sur se encontraba un PINERO como yo su nombre HECTOR PEREZ LLORCA en NUEVA GERONA una escuela lleva su nombre para mi el mejor recordatorio a los ESPIRITUANOS Y TODOS los que perdieron sus vidas en estas misiones es amar y sentir la REVOLUCION CUBANA con mucho mas sentido de pertenencias ser mejores personas dejar a in lado las indisciplina sociales ser buenos educando y continuar la tradiciones del altruismo solidario y los joven convertirse en dignos paradigma de los que perdieron sus vidas un dia 5 de septiembre pues de esta manera los HEROES Y MARTIRES no murieron en vano cumplieron su objetivo que se reflejan hoy dia. Lazaro izquierdo

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