La afrenta a Cuba de un teniente yanqui

El 19 de julio de 1898 el jefe de una sección de Infantes de los Estados Unidos, cometió en El Jíbaro, Sancti Spíritus, un acto repudiable de ofensa y desacato contra sus aliados cubanos. Era julio de 1898 y las buenas noticias acerca de la guerra independentista contra España, ya

El General en Jefe ordenó de inmediato constituir una Junta de Guerra.El 19 de julio de 1898 el jefe de una sección de Infantes de los Estados Unidos, cometió en El Jíbaro, Sancti Spíritus, un acto repudiable de ofensa y desacato contra sus aliados cubanos.

Era julio de 1898 y las buenas noticias acerca de la guerra independentista contra España, ya entrada en su etapa final, alegraban los corazones de todos los cubanos patriotas. El 19 se produjo la toma del estratégico poblado de El Jíbaro y junto con la buena nueva prendió como pólvora la referencia a un desgraciado incidente provocado allí por un oficial yanqui.

Desde el 30 de abril de ese año los Estados Unidos habían entrado en la contienda y en algunos sitios de la isla, sobre todo en la región oriental, participaban contingentes estadounidenses en acciones combinadas contra las fuerzas peninsulares, y no resultaban raros los desacuerdos y las fricciones entre los cubanos y sus aliados norteamericanos.

Pero según iba trascendiendo, lo ocurrido en el citado punto del sur espirituano rebasaba ciertos límites, sobre todo porque se había faltado el respeto al jefe de las tropas cubanas en el lugar, General de División José Miguel Gómez, y se había infligido una afrenta al pabellón de la República en Armas.

ALGUNOS ANTECEDENTES

Todo empezó quizá el 3 de julio de 1898. Encontrándose en su campamento de La Demajagua, en tierras del Camagüey, el General en Jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez Báez, recibe la comunicación de un reportero del periódico yanqui The Herald, de que al embarcadero de Palo Alto, al sur de la provincia, había llegado una gran expedición procedente del país del norte.

Ya en Palo Alto, el General en Jefe se admira de lo cuantioso del alijo, consistente en armas, municiones y víveres en abundancia. Allí constata que en la citada expedición llegaron más de 300 cubanos, encabezados por el General Rafael Rodríguez, y Emilio Núñez, quien estaba al frente del desembarco.

Como nota interesante, también viene una sección de jinetes, “gente de color, americanos”, tal como los describe el propio Gómez en su Diario de Campaña. Con las nuevas posibilidades de recursos, el General en Jefe da la orden de atacar poblados y posiciones enemigas ubicadas en la jurisdicción.

EL INCIDENTE

El 19 de julio, fuerzas al mando del General José Miguel Gómez toman el poblado de El Jíbaro. Los españoles capitulan después del fuerte acoso de la infantería cubana y algunos tiros de los dos cañones de dinamita recibidos por Palo Alto. Rendidos los defensores peninsulares, los criollos proceden a izar la Bandera de la República en Armas en el mástil donde hasta ese momento había ondeado el pabellón de Iberia.

Momentos después llega al lugar el teniente C.E. Jhonson, jefe de la sección de jinetes estadounidenses, quien sin miramientos de ningún tipo y en desacato a la autoridad del General José Miguel, bajó del mástil la enseña de la estrella solitaria y procedió a izar la de las barras y las estrellas.

REACCIÓN DEL MANDO CUBANO

Como en modo alguno se podía permitir tamaña ofensa, el General José Miguel Gómez ordenó el arresto del citado oficial y la restitución de la Bandera Cubana en el sitial conquistado. Acto seguido y por disposición de Máximo Gómez, se constituyó una Junta de Guerra para conocer sobre el desacato cometido por los norteamericanos en El Jíbaro.

Presidió la Junta el General Francisco Carrillo y fueron vocales los Brigadieres Rafael Rodríguez y Vicente Pujals, el Coronel Fermín Valdés Domínguez, los Tenientes Coroneles (Auditor) Orestes Ferrara y Malegat, así como el Comandante C. Céspedes.

En virtud del fallo de la Junta de Guerra, Jhonson y su ayudante fueron despachados mediante escolta y en calidad de presos al Jefe de las fuerzas estadounidenses en Cuba, General Shafter, como medida de reafirmación de la soberanía de la República en Armas sobre los territorios liberados por sus fuerzas.

“Profanar la enseña noble de este pueblo heroico, faltar al respeto de uno de nuestros Generales y despreciar nuestras leyes, eso, después de los españoles, solo se le ocurre a un americano borracho y brutal”, anotó indignado en su diario el General en Jefe.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. Por causa de esta afrenta de este teniente YANGUI fue que tuvieron que ganar mas en conciencias y sentidos comunes seriamente los MAMBISES del 1898 pues ya no quedaba duda alguna de las in-nobles supuestas ayudas del ejercito norteamericano que a la vez al terminal las guerras en contra de los ESPANOLES LA REPUBLICA DE CUBA fue anexa a los ESTADOS UNIDOS e implantada la enmienda PLATT de ahí para adelante hubieron luchas para sacudir y eliminar ambas desdichas implantadas hasta que el ejercito REBELDE COMANDADOS POR EL COMANDANTE EN JEFE TRIUNFARON Y ELIMINARON TODA POSIBILIDAD DE OTRA AFRENTA QUE ALGUNOS BORRACHOS Y DES-LEALES YANGUI. Lazaro izquierdo

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