Subsidios: fórmula altruista para cubanos

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Disponer de una vivienda decorosa ha dejado de ser un problema para las 386 familias espirituanas sin solvencia económica que hasta la fecha han sido beneficiadas por el Estado con subsidios de diferentes cuantías.

 

Lo más importante es que esta medida está dirigida a ayudar a las personas y núcleos con menor posibilidad económica sobre la base de que nadie quede desamparado, amén de que se basa en un compromiso jurídico y moral.

Todos los días Mileidis Hernández da gracias a mucha gente por haber facilitado un rumbo nuevo a su vida cuando, desesperada dentro de un casucho de mala muerte cercano al Camino del Rastro; ella, sin condiciones para trabajar y con una madre enferma, no encontró una fórmula para mejorar la calidad de vida de su núcleo familiar.

“Vivíamos, si así se le puede llamar, en dos cuarticos sin una cocina y en condiciones muy precarias para todo sin tener para dónde virarnos hasta que vino eso de los subsidios, que para nosotros ha sido como una bendición”.

Ella y su mamá, Rita Cáceres, conforman uno de los núcleos espirituanos sin solvencia económica y en condiciones habitacionales vulnerables beneficiados con las facilidades del programa de subsidios que se otorga a personas naturales, necesitadas de construir o reparar su vivienda, siempre y cuando sea por esfuerzo propio.

VIVIENDAS SIN COSTO ALGUNO

Según el acuerdo del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros, “Reglamento para el otorgamiento de subsidios a personas naturales para realizar acciones constructivas”, las prioridades a la hora de seleccionar a los necesitados serán las familias afectadas por catástrofes y los casos sociales críticos, aunque Omer Cortés Rodríguez, subdirector de Control Territorial de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda (UPIV), puntualiza que, en relación con esas familias, se enfatizará especialmente en la erradicación de condiciones habitacionales vulnerables, aun cuando cualquier ciudadano cubano puede solicitarlo.

“En la provincia se han atenido 4 212 solicitudes de subsidio, pero hasta ahora 1 124 personas pueden optar por esa modalidad y de ellas solo han sido aprobadas por los Consejos de Administración Municipales 388, 17 de ellos en el Plan Turquino.  El resto no cumplen los requisitos de legalidad exigidos, ya que carecen de terreno aprobado y de licencia de construcción, lo que ha impedido avanzar más en el cumplimiento de la medida”, explica Omer.

Bendito beneficio que ha hecho posible que 230 ciudadanos sin respaldo monetario hoy puedan sostener la construcción de la llamada célula básica habitacional, donde se establece como límite máximo a subsidiar el valor de los materiales y la fuerza de trabajo requeridos para edificar un inmueble de 25 metros cuadrados que incluya cocina y servicio sanitario, y cuyo monto total no exceda de 80 000 pesos en moneda nacional.

Esta es la primera medida que se toma para eliminar el subsidio a los productos en general, y comenzar, en su lugar, a subsidiar puntualmente a las personas que lo requieran. Sin embargo, de acuerdo con el criterio de las autoridades de los organismos involucrados, los ciudadanos, con derecho o no, acuden a las oficinas habilitadas para dichas gestiones sin la documentación requerida y otras fundamentan su solicitud en una situación económica que no se corresponde con la de aquellos que sí necesitan la ayuda del Estado.

“El otorgamiento de estos subsidios y su aprobación por los Consejos de la Administración Municipales han tomado buen paso, a pesar de alguna lentitud en los meses veraniegos de julio y agosto. Por otra parte, los beneficiados gozan de determinada prioridad, toda vez que en los establecimientos comerciales se les reserva el producto por cinco días, hasta que esté listo el Cheque de Gerencia”, aclara Omer.

DINERO A BUEN RECAUDO

Según las autoridades gubernamentales, el territorio dispone de más de 30 millones de pesos para el otorgamiento de subsidios a personas con insolvencia económica, hoy la provincia ha erogado por ese concepto  de pesos que la mayoría ha empleado de forma expedita y sin restricciones.

Para gente esperanzada como Mileidis, todo ha sido demasiado rápido. Los primeros días fueron los peores, escaseaba el árido o no se completaban los ladrillos; hoy ya es palpable la posibilidad de construir una confortable morada gracias al subsidio de 15 336 pesos, con el cual han podido comprar los materiales necesarios y pagar la mano de obra a un albañil patentado.

Sabe que después de acogerse a la ayuda tiene la obligación de cumplir con lo pactado y participar de manera activa en la solución de los problemas de su vivienda, tal como lo establece en el Contrato de Subsidio materializado a través de un cheque por el importe asignado.

“Desde que me aprobaron hace unos tres meses hasta ahora hemos adelantado mucho, se ha comprado casi todo y hasta hemos tenido cierta prioridad en los patios, aunque en un principio faltó el árido, que lo adquirimos por nuestros medios. El único problema es que a la hora de comprar el cemento P-350 en las tiendas recaudadoras de divisa te informan que no tienen indicaciones de vender por cheques. Compramos P-250, pero hay que sobredimensionar las cantidades y entonces no alcanza”.

Hoy decenas de familias esperan por esa ayuda casi exclusiva y con sello cubano, signada por un altruismo poco habitual en el mundo, pero que todavía tiene puntos imprecisos porque, ¿resulta lógico negar a los subsidiados adquirir el cemento P-350 que sólo se vende en divisa, si está establecido que en caso de que, por dictamen técnico, sea imprescindible cemento P-350, deben convertirse los CUP en CUC según el cambio en CADECA? ¿Por qué en el listado de materiales se dispone el ladrillo a un precio de 1.00 peso si en los rastros lo comercializan a 3.00?

Lo más importante es que esta medida está dirigida a ayudar a las personas y núcleos con menor posibilidad económica sobre la base de que nadie quede desamparado, amén de que se basa en un compromiso jurídico y moral que, al decir de Mileidis, cualquiera cumple de buena gana: “Llevaba ocho años viviendo así, no lo esperaba tan pronto, tener una vivienda decente era mi sueño, así que no encuentro maneras para agradecer al Estado cubano por este regalo”.