Venezuela: ¿se resquebraja la oposición?

En los últimos días se retiraron de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), agrupada en torno a Capriles, cuatro agrupaciones políticas en protesta por su programa oculto de gobierno. La salida de cuatro de los partidos componentes de la concertación opositora venezolana Mesa de la Unidad Democrática (MUD), a

Chávez reiteró su disposición para contribuir junto a los jóvenes venezolanos en la profundización de la construcción de la patria socialista. (foto: AVN)En los últimos días se retiraron de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), agrupada en torno a Capriles, cuatro agrupaciones políticas en protesta por su programa oculto de gobierno.

La salida de cuatro de los partidos componentes de la concertación opositora venezolana Mesa de la Unidad Democrática (MUD), a tres semanas de las elecciones del 7 de octubre es, a no dudarlo, un mal augurio para el candidato derechista Henrique Capriles Radonski, quien goza del apoyo de los mayoritarios medios privados y de los grandes capitales nativos y extranjeros.

De cierta forma, la guerra de encuestas que ha venido teniendo lugar en la patria de Bolívar a lo largo de los últimos meses puede asumir una confirmación cuando muestra una ventaja persistente del actual Presidente Hugo Chávez, que fluctúa entre el 15 y el 27 por ciento, a medida que trascienden detalles de ese programa político oculto que algunos de los propios correligionarios de Capriles tildan de “paquetazo neoliberal”.

Campaña de Capriles sufre golpe con la retirada de 4 organizaciones.La tendencia, que surgió en el pasado mes de agosto cuando el exgobernador del Estado de Anzoátegui, David de Lima, denunció la esencia neoliberal del proyecto clandestino de Capriles Radonski, capaz de retrotraer a Venezuela a episodios de violencia como los del tristemente célebre “Caracazo”, e incluso a una guerra civil, ha cobrado fuerza en septiembre con la defección de los partidos Unidad Democrática, Piedra, Manos por Venezuela y Cambio País.

Estas agrupaciones acudieron al Consejo Nacional Electoral (CNE) a manifestar públicamente su retirada de apoyo al candidato de la oposición, que contaba inicialmente con el respaldo de 22 partidos, empezando por los tradicionales Acción Democrática (AD), COPEI, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo,  así como un grupo numeroso de cofradías menores.

En fecha previa, a continuación de la deserción de De Lima, un diputado de la bancada opositora como William Ojeda, del partido Un Nuevo Tiempo, se expresó de forma condenatoria en la Asamblea Nacional hacia el tenebroso “plan Capriles”, y como respuesta, la dirección de la entidad política lo expulsó de sus filas.

Todo parece indicar que en el aparente resquebrajamiento de la MUD han influido no poco las prácticas sectarias de Capriles, quien beneficia sobre todo a su partido Primero Justicia en detrimento de organizaciones menores e incluso de los tradicionales adecos y copeyanos.

Y, aunque todos quisieran ver la derrota de Chávez, a algunos les empieza a pesar en igual o superior medida una posible victoria de un oligarca que, si ya ahora no reparte parejo, mucho menos lo haría después de una hipotética victoria.

Si a esto se le suma que desde ya ese señor se proyecta a reducir las asignaciones para prestaciones sociales y, en cambio, parece listo para lanzarse a una reprivatización a ultranza del país, incluido los estratégicos sectores petrolero y minero, se justifican las aprensiones en su propio campo, donde algunos figuran por simple antipatía hacia el actual mandatario, o por desagrado hacia figuras locales del chavismo que no están a la altura de su deber.

Cuando las encuestas reconocen que más del 60 por ciento de los consultados valoran positivamente la gestión del Presidente, en momentos en que el Gobierno mantiene controlada la inflación, la economía crece por encima del 5 por ciento y aumenta el empleo, mientras disminuye la pobreza heredada de la IV República, parece poco oportuno un cambio de líder y de régimen.

Y más cuando en sectores cada vez más amplios del sub-continente -incluso entre las propias burguesías medianas y pequeñas- se abren paso las ideas de unidad e integración que la Venezuela bolivariana ha venido liderando a lo largo de más de una década.

Una victoria de Capriles en las urnas, hoy poco probable, significaría para Venezuela la pérdida de ventajosos convenios con China, la Federación de Rusia, Bielorrusia, Irán, y posiblemente también con Brasil y Argentina. Equivaldría al desmontaje de todo lo que ha construido la revolución chavista en sus 12 años de ejercicio democrático y la frustración del sueño bolivariano de unidad cuando más cerca hemos estado de lograrlo.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. CAPRILES y sus anti sociales van solos para abajo razones sobran pues no es real lo que promete pero la estampida se ha hecho presente pues su ilusiones reflejan un espejos rayo lleno de mentiras el esta consiente que no gana las elecciones en una sola palabra con el vuelve las corrupciones la desigualdad y lo peor de todo LOS VENEZOLANOS van a tener un futuro tan negro que el sol no a de volver a salir pues lo oscuro y lo tenebroso le va a dar terror hasta el sol mismo y solo la luna de VALENCIA Y LA DE LA CASA BLANCA se han de convertir en las reinas de la noche pues robaran a manos llenas todos los recursos naturales como ladrones en la noche. Moraleja VOTEN POR HUGO CHAVEZ FRIA para que halla sol y luz en VENEZUELA para todos. Lazaro izquierdo

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