Biblioteca Provincial Ruben Martínez Villena: Medio siglo de historia

La Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena se ha agenciado un puesto de privilegio entre los espirituanos.  El libro es más que un objeto; es un sistema de ideas, de cultura, una moral y, por ende, es expresión práctica de relaciones sociales reales. La evolución histórica del libro (manuscrito, impreso, electrónico)

La Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena se ha agenciado un puesto de privilegio entre los espirituanos. 

El libro es más que un objeto; es un sistema de ideas, de cultura, una moral y, por ende, es expresión práctica de relaciones sociales reales. La evolución histórica del libro (manuscrito, impreso, electrónico) se ha hecho acompañar de la biblioteca, legendaria institución surgida aproximadamente entre los años 3000 y 2000 antes de nuestra era, que ha sido no solo su principal vía de atesoramiento, su casa sublime, el mejor hogar, sino también el lugar donde los libros hechos de arcilla, madera, piel, papel o de los soportes más modernos, siempre están activos, se comunican entre sí y enriquecen a través del diálogo con otros libros y con la interpretación de los lectores.

La biblioteca, por su histórico objeto social, se ha diversificado, expandido, transformado y convertido en un eslabón fundamental del proceso de producción, reproducción y consumo de bienes culturales. En Cuba, las bibliotecas constituyen uno de los pilares básicos de la obra socio-cultural de nuestra sociedad socialista y, junto a otras instituciones, facilita el acceso colectivo a bienes y servicios de la cultura, la educación, la recreación y el empleo del tiempo libre, y participa activa y conscientemente en el pensamiento y la formulación de la política cultural del país.

Las bibliotecas espirituanas, surgidas después de la introducción de la imprenta, facilitaron a la sociedad el acceso a libros y otros textos impresos;  primero, las particulares; después las creadas por las Sociedades de Instrucción y Recreo, fundamentalmente en el siglo XIX y, con posterioridad, las públicas, escolares, especializadas y universitarias.

La primera biblioteca pública se fundó en Sancti Spíritus como resultado de la meritoria labor de Manuel Martínez-Moles (1863-1951), quien en cuanto tomó posesión como presidente del Ayuntamiento Municipal, el 6 de febrero de 1911, propuso su creación, que se llevó a vías de hecho el 10 de octubre de 1917. Sin embargo, no fue hasta después de 1959, como parte de la política cultural del gobierno revolucionario que se produjo una clara tendencia al aumento y diversificación de los libros impresos y tipos de materiales de lectura, al mismo tiempo que un notable crecimiento en este tipo de bibliotecas.

La biblioteca Rubén Martínez Villena se fundó oficialmente el 30 de diciembre de 1963. El 3 de enero de 1963 el Consejo Nacional de Cultura de la Región de Sancti Spíritus creó una  biblioteca pública con carácter provincial en el antiguo local del gobierno municipal, donde comenzaron las inscripciones y se inició la circulación del fondo. Por acuerdo de los primeros bibliotecarios se le otorgó el nombre del intelectual y revolucionario Rubén Martínez Villena y, en julio de 1963, se trasladó para el edificio de la antigua Sociedad de Instrucción y Recreo El Progreso, donde se fundó oficialmente el 30 de diciembre de 1963.

Esta institución fue pionera de las actividades de extensión cultural  mediante la creación de minibibliotecas en diversos barrios del territorio desde 1963; además, devino centro formador de distintas generaciones de bibliotecarios y órgano rector del sistema de bibliotecas públicas desde 1982 hasta hoy.

La Ley 3387 del 17 de mayo de 1964 estableció el Depósito legal en Cuba y, en consecuencia, la biblioteca creó en 1982 la sala de Fondos Raros y Valiosos con el fin de preservar el patrimonio documental en los que está registrada la producción intelectual, histórica y cultural de la región espirituana.

Abrió espacios para la ampliación de la lectura cuando, por ejemplo, a finales de 1967 se inauguró la primera sala infanto-juvenil; el 14 de enero de 1979, el área para la lectura de textos en Braille y aulas de alfabetización para ciegos; en 1986 comenzó a circular un bibliobús que amplió la  extensión bibliotecaria iniciada desde 1963 y que a partir de 1975 ha mantenido un área con fondos propios. El 8 de junio de 1993 creó la sala jurídica Ignacio Agramonte, que abrió un importante espacio de reflexión, superación y acceso a la literatura especializada y de acercamiento a los estudiantes de Derecho.

Otro de los momentos importantes que ha protagonizado la biblioteca fue la Campaña Nacional por la Lectura, iniciada en febrero de 1985 y retomada en septiembre de 1998, por medio de la cual la “Martínez Villena” se involucró directamente a la red de bibliotecas públicas y se integró a la escuela, la familia y los sindicatos para constituir un complemento pedagógico para niños, jóvenes y adultos.

En su seno se creó, en 1993, el Grupo Provincial de Estudios Martianos y, en 1999, la Filial Provincial de la Sociedad Cultural José Martí. Se insertó activamente al Consejo Asesor del Libro y la Literatura y se integró a la red de bibliotecas asociadas a la Unesco, condición que contribuyó a consolidar los nexos de cooperación y propició la formación de colecciones de publicaciones provenientes de ese organismo internacional.

La labor profunda, integradora y competente de bibliotecarios que organizan, embellecen y promuevan la maravilla de la cultura le ha permitido, en medio siglo de devenir histórico, enfrentar las exigencias, generar una actividad cultural propia y contribuir a la producción de sentidos, lo que ha sido resaltado en los múltiples reconocimientos que se le han otorgado, entre los que sobresalen el Escudo de la ciudad de Sancti Spíritus (2001), Mejor Centro a Nivel Nacional (2004), Diploma XXV Aniversario de la Uneac (2004), Distinción María Teresa Freire de Andrade (2005) y el Premio Nacional de Cultura Comunitaria (2006).

La biblioteca es altamente significativa para los miembros de la comunidad porque facilitan el mantenimiento de pequeñas redes sociales y ámbitos de socialización de las distintas manifestaciones de la cultura colectiva y comunitaria, por lo que resulta muy difícil escribir o siquiera imaginar la historia de nuestra región sin la fundación y el quehacer ulterior de esta práctica cultural, y a la vez, espacio institucionalizado.

La autora es especialista de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena

Felicia Pérez Moya

Texto de Felicia Pérez Moya

2 comentarios

  1. FELICIDADES para esa institución, junto a su excelente colectivo laboral. Los amo y por siempre en mi corazón.
    Gracias al director y colectivo del periódico ESCAMBRAY por el trabajo realizado, FELICIDADES para ustedes por sus 35 años.
    Un fuerte abrazo,
    Lilia Rosa, desde Sabaneta, la cuna de la revolución bolivariana.

  2. Debiera mencionarse tambien la sala de musica,que guardaba magnifica colecciones de discos,libros y revistas,heredadas de la sociedad El Progreso y una sala anexa donde se guardaban los libros censurados y que para acceder a ella se necesitaba un permiso especial.A esta bibiotecas y a sus salas abiertas u ocultas le debo el amor hacia los libros y a la libertad

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