Soy peruana y cubana a la vez

Liuva Naupay Igreda, una ingeniera que devino educadora cuando cargó con su ajuar de bodas del Perú a Sancti Spíritus hace casi 30 años. La vida le dio una vuelta tan pasional como la del tango, impensable en ese primer té nocturno para el frío colado en las neuronas durante

Liuva, Máster en Ciencias y con la Distinción por la Educación Cubana, hoy dirige el equipo metodológico provincial en la asignatura de Química. Liuva Naupay Igreda, una ingeniera que devino educadora cuando cargó con su ajuar de bodas del Perú a Sancti Spíritus hace casi 30 años.

La vida le dio una vuelta tan pasional como la del tango, impensable en ese primer té nocturno para el frío colado en las neuronas durante el estudio con un compañero del aula en tierras soviéticas. Tal vez las sinfónicas, El lago de los cisnes o Espartaco, la nieve o cualquier antojo de amigos para vivir el ya desaparecido mundo socialista europeo suscitaron la química entre peruana y cubano, no incluida precisamente en los exámenes del Instituto Superior Tecnológico de la entonces Bielorrusia.

Así, Liuva Naupay Igreda recuerda al hermano protector en su visita al elegido y la aprobación familiar de 1983 como hace minutos: “Con el roce diario compatibilicé mucho con Jesús y mis padres respetaron mi decisión de elegir a la persona con quien me casé. Siempre fue sincero sobre su origen campesino, las costumbres y la idiosincrasia de aquí. Después del matrimonio, al graduarnos en 1985 como ingenieros químicos, vine a vivir con él para Cabaiguán”.

Ofertas laborales en áreas referidas a la producción industrial del territorio yayabero recibieron al talento andino recién titulado sin reojos chovinistas, mas ya se sentía pisadas en el dorso de su ombligo: “Por el embarazo no pude ejercer la ingeniería, me propusieron impartir clases de la especialidad y accedí”.

La otrora Escuela de Conducta en Tres Atejes, el IPUEC Elcire Pérez y la ESBEC Clodomira Acosta Ferrals, todas por predios rurales cabaiguanenses, escucharon nomenclaturas de sustancias y fórmulas químicas con tonillo suramericano.

“Tengo el modo de hablar y el acento distintos. Para los estudiantes al inicio es extraño y ya después se adaptan; muchachos al fin, curiosos, quieren conocer de mi país, por qué estoy aquí”.

Como las mamás que improvisan historias y asociaciones ante dudas infantiles sobre la verdad adulta difícil de explicar, la pedagoga les cuenta de cultura incaica y su misión docente: “Igual que cubanos enseñan a niños de otros países, yo les doy clases a ustedes”.

Sobre todo aquella aula de estreno acogió atónita a la maestra, nueva en muchos sentidos. “Encima de mi ritmo natural, tenía pegada la lengua rusa. La primera clase fue una gran mezcla. El jefe de cátedra me dijo: ‘hay que planificar y escribir todo lo que vas a decir’. Al año siguiente, para mí ya era tan importante dar clases…”

Más imprevisto que las noticias llegó el sentimiento por el pizarrón, aunque sus progenitores se consagraran a educar en el Perú. La coyuntural opción de empleo se convirtió en un arraigo laboral por más de 20 años en un sector exigente y parajes geográficos difíciles.

“Mis hijitas eran las primeras en el Círculo Infantil, a las 6 de la mañana, y las últimas para irse. Mi esposo trabajaba por la capital provincial y yo daba atención diferenciada a los alumnos rezagados, como los demás profesores, hasta las 7 de la noche.

“Debía cumplir las guardias de los centros internos y me quedaba en el albergue con las dos niñas. En el Período Especial iba a la escuela o regresaba con otros maestros en botella, por tramos, sobre carretas de bueyes, tractores, una vez hasta con cajas de tomates en un camión. Caminaba kilómetros, incluso bajo aguaceros; si el camino estaba malo, íbamos por Tres Palmas, la clase era sagrada”.

La situación económica cubana ante aquellas carencias especiales alertó a los suyos en Lima: “Mi familia vino a Cuba preocupada, a decirme vamos y yo les dije que no, eso yo lo venzo aquí”.

Reza el extendido criterio del maestro que cada cual tiene un librito propio y en el de Liuva, Máster en Ciencias y con la Distinción por la Educación Cubana, se lee el ejemplo. La catedrática andina hoy dirige el equipo metodológico provincial en la asignatura de Química.

Inevitable le resulta sentir como suyos este suelo y la causa pedagógica antillana: “Al asumir una tarea se debe pensar en hacer quedar bien a tu pueblo. Siempre pienso en que lo que hago aquí, lo haría así mismo por mi nación, pues soy peruana y cubana a la vez.

“Me gusta compartir con los cubanos, son jaraneros; al decir una palabra en mi léxico que aquí significa otra, gozan. Ya sé diferenciar, pero aún esas bromas de segunda no las entiendo por completo”.

La tierra del Espíritu Santo tiene un significado exclusivo para Naupay Igreda: “Se parece a la vieja Lima: las casas de tejas, esas construcciones, las calles estrechas, todavía existen en la parte antigua de la capital. Por eso no extraño tanto mi país, Sancti Spíritus me hace sentir que estoy en el mismo corazón de mi patria”.

Mas, de vez en vez, el cebiche entre los platos típicos y los valses de su música nacional, le recuerdan de dónde viene; hasta el cuchillo del Dios Inca y la fauna nativa que decora el recinto hogareño.

Por azar, el médico la topa con la misma sustancia pedagógica de hace años, compuesta por átomos de virtud y moléculas de paradigma: “¡aún aquí profe!”. “Y en educación”, recalca quien también dio como un voto perpetuo el “sí, acepto” al magisterio.

Tamara Rendón Portelles

Texto de Tamara Rendón Portelles

5 comentarios

  1. Desde Perú va un saludo para Liuva y Jesús
    Son experiencias vividas y ejemplo a seguir.
    ¡Sigan adelante!

  2. Recuerdo , esas decisiones, de jovenes henamorados,han pasado 30 anios,felicitaciones y que dios les vendiga

  3. Ivanoba Naupay Igreda

    Que hermoso leer , me siento emocionada ya que aquella profesora es mi tia querida,orgullosa en fin es algo increible Te amo Liuva y que VIVA EL PERU!

  4. Es emocionante este brillante relato salido de la vida real y cotidiana de dos personas que han sabido entender y comprender los asahares y abatares de la vida misma que se propusieron un objetivo y contra viento y marea le ganaron la apuesta a todo el que hubo de dudar de no alcanzar todo lo bello y hermoso que el sacrificio el amor la armonia la lealtad a sus creencias a sus viltudes como seres humanos y al respeto todos estos atributos son dignos de embidiar pero de la sana pues no todos pueden lograr este engranage que al final se llama y se convierte en felicidad en hora buena pues este es otro ejemplo altruista de la cubana-peruana y del ingeniero cubano. Lazaro izquierdo

    • Karina Cuellar Naupay

      Hola Lázaro…muchas gracias por tus palabras ….pues es un honor para mí ser hija de esta peruana y del ingeniero…pues mis padres han sido totalmente maravillosos y me han criado en este hermoso país llamado Cuba ..la Cuba de todos los cubanos y que por dicha gracias a Fidel me he convertido en médico recientemente….también para servir a mi pueblo…mi madre te trasmite a través a de mí las infinitas gracias por tus palabras. Saludos

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *