¿Cuánto cuesta la mala calidad?

Sobre el tema afloran causas conocidas: débil papel del inversionista, falta de exigencia y control, mala preparación de las obras… Desde hace rato la mala calidad se ha vuelto una enfermedad crónica en muchos procesos constructivos y de los servicios en la provincia espirituana. Para colmo, los gastos extra para

En la reconstrucción del paseo de la Avenida de los Mártires se empleó un árido que no era el más idóneo y todavía quedan allí deudas con la calidad. Sobre el tema afloran causas conocidas: débil papel del inversionista, falta de exigencia y control, mala preparación de las obras…

Desde hace rato la mala calidad se ha vuelto una enfermedad crónica en muchos procesos constructivos y de los servicios en la provincia espirituana. Para colmo, los gastos extra para paliar tales chapucerías apenas existen como estadísticas aisladas en algunas instancias, y pocas veces se mira el fenómeno desde su costo económico.

Escambray se acercó a algunos de esos procesos, sobre todo los constructivos, y entre la diversidad de fuentes consultadas afloran causas reiteradas y conocidas: débil papel del inversionista, falta de exigencia y control, mala preparación de las obras, escasez de fuerza calificada, problemas de calidad de los materiales y su llegada atrasada, violaciones tecnológicas, conformismo y el apuro en las obras en detrimento del acabado final.

La interrogante: ¿cuánto cuesta la mala calidad? apenas encontró respuestas en términos monetarios; explicaciones hay muchas, pero, más allá de que si el inversionista demanda, de que si el constructor rehace el trabajo contra sus gastos, de que si esas nuevas ejecuciones por mala calidad no son recogidas específicamente por los estados financieros, al final de todas las cuentas el Estado es quien verdaderamente carga con dicha ineficiencia.

No es el bloqueo el culpable de que en el vial serrano de El Algarrobo se hayan tenido que restablecer trabajos constructivos al costo de unos 36 000 pesos —según la parte inversionista— a fin de recuperar la calidad de una obra reciente.

¿Acaso alguien ganó con las 300 toneladas de asfalto rechazadas por Vialidad en el circuito Trinidad-Cienfuegos por presentar problemas de calidad?

¿Qué utilidad dejó a la economía espirituana la explicación de que en la reconstrucción del paseo de la Avenida de los Mártires se empleó un árido que no era el más idóneo, si luego la fuerza ejecutora tuvo que rehacer y asumir un segmento y todavía quedan allí deudas con la calidad?

Tampoco deben engavetarse lecciones como las dejadas por la reparación, años atrás, de la torre A del Hospital Provincial. La voluntad por construir llevó a utilizar fuerza no profesional y, junto a la miopía que padeció el control y la cuestionable calidad de los materiales, se hizo una mala ejecución de la red hidrosanitaria. En los últimos meses ha sido necesario volver allí para reparar esos elementos y el falso techo con la consiguiente afectación a servicios como el de Oftalmología.

Los ejemplos de la mala calidad en las construcciones dan para levantar una montaña: el Teatro Principal, las carreteras de Taguasco-La Rana y Topes de Collantes-La Felicidad, el vial de Polo Viejo, escuelas, edificios, viviendas, la impermeabilización de cubiertas…

En pocas ocasiones —al menos a la vista pública—, o quizás nunca, las estructuras y personal involucrados en estos procesos han mirado, además de las causas y fallas constructivas, los costos que provoca a la economía la violación de las normas que regulan la calidad.

Algo positivo afloró en la pesquisa periodística: los especialistas, directivos y economistas encuestados coinciden en que alrededor de este campo todo está escrito y normado. Mas las barreras aparecen a la hora de acatar la disciplina tecnológica, implementar el control, la exigencia, las buenas prácticas ejecutivas, el monitoreo a pie de obra, en fin, lograr que cada participante sea consecuente con su misión en el proceso constructivo.

Pero no todo puede achacarse a que falla el papel del inversionista; vivimos en medio de una evidente falta de cultura de la calidad, de irrespeto a la Normalización establecida en el país. Mucho influye también el deterioro del equipamiento constructivo, que no pocas veces pone en jaque el avance ejecutivo y luego viene el correcorre para resarcir los atrasos, situación que compromete una adecuada terminación.

Prestar más atención a los problemas de calidad en toda la gama de obras resulta un apremio económico, pues otras inversiones y necesidades constructivas no pueden contemplar eternamente ese sobre gasto de dinero y recursos mientras esperan por las disponibilidades financieras para que llegue su turno.

El territorio está tan obligado a frenar ese malgasto, a usar con racionalidad los materiales y a situar la calidad en el primer punto de cada obra que, por ejemplo, el plan inversionista del presente año en la subordinación local solo tiene el 28 por ciento de respaldo del cemento demandado y, para el programa de mantenimiento hay garantía de entrega del 56 por ciento del mismo recurso.

Ante realidades como esta es preciso cumplir en todos los puestos laborales con la encomienda por la cual se devenga un salario, respetar los criterios técnicos y especializados, exigir materiales de calidad y su llegada a tiempo, y llevar a punta de lápiz los costos de la mala calidad.

De 79 grandes empresas relacionadas en la provincia con la producción y los servicios solo 28 tenían implementado al cierre del pasado año algún sistema de gestión de la calidad. ¿Esas que lo tienen lo aplican siempre?

Más que prioridad tal problemática requiere análisis, profesionalizar las fuerzas, atender sus ingresos, revivir las herramientas y pautas que garanticen el control a tiempo de la calidad y no después, cuando el único camino entonces es volver a gastar recursos, dinero y tiempo…

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

5 comentarios

  1. solo quisiera que el debate de este tema sea realmente fructifero , y salga alguna idea genial de aquellos que de alguna manera tienen que exigir porque estos trabajos se hagan con la calidad requerida , ,,, es el caso de un ejemplo que a mi entender no tiene fin , en el hospital provincial de sancti spiritus , se esta llevando unas de las inversiones mas grande desde que se inaguro este centro , hoy la teminacion de las obras , no estan con toda la calidad que se requiere ,,, quienes son los responsables , ,,, creoo que los responsables son los qu lo hacen , y ademans los que de alguna manera aceptan terminar las obras sin que este totalmente concluida ….. ahora dentro de este centro casi no se puede estar ya que llueve mas dentro que fuera , … hasta cuando estaremos pasandole la mano a las cosas mal hechas … donde estan estas personas responsables ……

  2. Solo una aclaración. Midentras los constructores no sientan el derecho de pertenencia hacia lo que hacen y el inversionista no sea realmente eso INVERSIONISTA no se acabarán los problemas de calidad pues bien, pagenle al constructor lo que verdaderamente hace y que el inversionista sea dueño de lo que hace para que vean, o sea que lo que no es de uno no duele por eso son los problemas pues a nadie le duele lo que no es suyo por hay anda la cosa

  3. Realmente existe mucha tela por donde cortar, la calidad es un tema con el cual los cubanos tenemos deudas, quien no conoce los referentes; eso es para ayer, quedo como a nadie le importa, total eso no es para mi y muchas otras que no afloran en mi mente; y todo esto desgraciadamante porque ninguno es dueno de nada, y ninguno paga y se siente responsable por lo que hace; si el constructor; y lo digo de modo generico, es multado o no cobra su salario por el mal resultado de su trabajo entonces si tendria una presion por hacer bien las cosas; esto es solo un eslabon de la larga cadena que se arrastra por los anos de los anos, cuando paga es Estado paga el pueblo, debemos no solo escribir, pues creo que los papeles y las normas sobran, se requiere voluntad de cambiar, de hacer las cosas bien, con gusto y calidad, obras que perduren y de las cuales estemos plenamente satisfechos, para ello mucho hay por hacer, desde eliminar de nuestras mentes el autoconformismo, el mal gusto, la ineficiencia y muchos otros aspectos, se requiere preparacion y conocimiento asi como referentes comparativos que no sean los propios de anos atras, busquemos fuera, analicemos y comparemos, que muchas cosas se pueden hacer en nuestro pais con nuestras propias fuerzas y capacidad, muchas cosas se pueden lograr y que desgraciadamente se justifican con el bloqueo; espero que existan cambios reales, cambios de los cuales nos podamos sentir orgullosos como cubanos.

  4. Compañeros, y ojo, ya en la ejecución del parque Serafín Sánchez se están cometiendo violaciones en las normas constructivas, observen solamente el contén empleado, un contén simple, sin acero, para una zona de alto tráfico vehicular, el primer golpecito de una goma de un vehículo adión contén, cuando allí se necesita un contén integral, además se está violando también la ejecución de las aceras, no se puede esperar a que se haga una junta fría en el hormigón para hacer las juntas a las aceras, hay que hacerlas en el momento que se funden, máximo con media hora de diferencia, esto se viola constantemente y luego ven las aceras que pierden esa capa superficial, véanlo frente al hospital y en la Avenida de los Mártires, hay que elevar sin dudas el control de la calidad y poner a pir de obra a compañeros que sepan del tema y que estén comprometidos con la obra. Otra cosa es el apuro en las fechas de entrega y la mano externa en cambiar la planificación.
    Saludos, muy bueno el periódico como siempre.

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