Mucho ruido y pocas nueces

El programa de venta de materiales de la construcción exhibe aún grietas en organización, eficiencia y calidad.   Para Roger Castro, un espirituano que lleva 11 años construyendo su vivienda, las cifras ya no significan nada; a esta altura de su peregrinar en busca de materiales ni siquiera le importa

Numerosas insatisfacciones persisten en torno a la venta de materiales (foto: Vicente Brito)El programa de venta de materiales de la construcción exhibe aún grietas en organización, eficiencia y calidad.

 

Para Roger Castro, un espirituano que lleva 11 años construyendo su vivienda, las cifras ya no significan nada; a esta altura de su peregrinar en busca de materiales ni siquiera le importa saber que Sancti Spíritus es de las provincias que sobrecumplen las ventas planificadas para los primeros cinco meses del año.

“Llevo ocho meses buscando acero para echar la placa. A veces hay, pero para los subsidiados; otras veces, nada más alcanzan los primeros de la fila, el que trabaja como yo, que soy chofer, no puede dedicarse a estar de forma permanente en una cola que no se sabe cuándo acaba”.

De acuerdo con los datos ofrecidos por Félix González Echemendía, especialista de materiales en el Grupo Empresarial de Comercio, este año la provincia tiene aprobados 96 000 593 pesos para la venta de materiales de la construcción. Hoy, aclaró el directivo,  la comercialización, que está respaldada por la venta de insumos como el cemento, es superior al 50 por ciento del compromiso anual, con más de 15 millones de pesos por encima de lo planificado para la etapa.

No obstante, como diría Roger, números son números, ya que a pesar de que el programa de producción y venta de materiales de la construcción se recupera, persisten dificultades que van desde la ausencia de recursos y problemas de calidad, hasta el hecho de que en algunos lugares no se pesan productos como la gravilla o el cemento porque no hay cargador; a lo cual se suma la presencia de revendedores y acaparadores que se mueven por  las 11 tiendas y 55 puntos de venta con que cuenta el territorio.

En busca de respuestas Escambray tropezó con un panorama similar en la mayoría de los establecimientos: personas que llevaban varios días en espera del camión que transporta el árido; grandes cantidades compradas por los primeros de la cola, sospechosamente los mismos que marcan una semana sí y otra también; usuarios que por enésima ocasión fueron en busca de acero; protestas e, incluso, faltas de respeto a los administradores o entre los propios compradores.

MÁS ALLÁ DEL ACAPARAMIENTO

Aun cuando los precios todavía están por encima de las posibilidades económicas de la gran mayoría de los trabajadores, el actuar de los revendedores vuelve más inalcanzable la opción de adquirir los materiales necesarios para construir cualquier vivienda y, según las personas que intentan hacer la cola, resulta imposible comprar un metro de cabilla en algún establecimiento, unido a la llegada a destiempo de los volúmenes de entrega por parte de Acinox, la entidad suministradora.

Según José Ramírez Aguiar, subdirector Comercial del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia, las entregas de barras se incumplieron en los meses de abril y mayo, aunque en junio se entregaron las cantidades correspondientes al segundo y tercer trimestres del año.

“Con este recurso tan demandado recurrimos a la iniciativa de limitar la venta a 30 barras por persona, aunque debería ser liberada, para evitar que se agudice al máximo el acaparamiento y los negocios ilícitos. De igual manera se decidió reservar una determinada cantidad para proteger a las personas que tienen subsidios, pero nunca va a ser suficiente porque la demanda es muy superior a la oferta, que es ínfima, y para llegar a todos los necesitados tendríamos que multiplicar unas 50 veces la asignación actual”, explica Ramírez.

En la Tienda No 1, del municipio cabecera, tres carretones y cuatro tractores con sus remolques esperan por clientes que carguen o… están a la caza del producto. Para los vecinos del lugar ya es habitual el panorama de las personas que realizan guardias de varios días, con información completa de la llegada de la rastra cargadora para luego vender el turno. Tampoco resulta raro en Jatibonico, Cabaiguán y Yaguajay esperar semanas y semanas por áridos y elementos de pared, ni  ver en Trinidad las mismas caras de siempre revender el producto, muchas veces un instante después de realizada la compra.

Dentro del establecimiento todo está apacible, en una espera incierta. Eso lo sabe muy  bien Esteban Crespo, el dependiente, quien está al tanto de que la falta de acero puede paralizar una obra.

“La frecuencia en la llegada de ese suministro puede ser de hasta tres meses. Entran de cinco a 10 fajos con 240 barras cada uno y no está normado regular la venta, pero a fin de evitar el acaparamiento se tomó la decisión de regular a 30 cabillas por persona. Yo lo que no puedo hacer en venderle a un usuario dos veces en un día, pero si está en la cola y luego lo revende eso queda en manos de otro tipo de autoridad, aunque en eso hemos tenido la ayuda del delegado de la zona y la PNR que acude cuando se ha formado algún desorden”, puntualiza Esteban.

DE PRECIOS Y OTROS ASUNTOS

Para Gladis Girón, una subsidiada que intenta rehabilitar su casa, resulta difícil acceder a los recursos más cotizados, como bloques, cemento, cabillas o mosaicos, algo muy lejos de su alcance por la distancia que separa su vivienda de los establecimientos comerciales de la ciudad cabecera provincial.

“De plomería no encuentro casi nada y en la red de divisas hay, pero muy caro y mengua mucho la cuantía del crédito y la que he podido comprar no tiene buena calidad. Es un problema organizativo porque me dan un plazo, pero no encuentro lo que necesito”, explica mientras repasa una y otra vez la astronómica cifra de 220 pesos para una pequeña sifa para patios.

Orestes Guerra, por su parte, asegura que en busca de acero, bloques y áridos ha visitado varios municipios y la falta de equipos para cargar y medir la mercancía obliga prácticamente a contratar personas para palearlos al camión, con el consiguiente aumento del gasto, sumado a que “muchas veces el metro cúbico no es tal y estás pagando de más”.

A tono con las apreciaciones de la población y después de varios intentos por ajustar los precios a fin de mejorar la gestión de venta, hace unas semanas se fijó el importe oficial de casi una treintena de insumos de producción local como parte de las acciones para mejorar la oferta.

Directivos del Grupo Empresarial de Comercio y de la Empresa Productora del Poder Popular detallan interioridades de un sistema de venta que no llega a todos los municipios.

“En relación con los precios, vale la pena aclarar que todos los productos de balance nacional como los de la Industria de Materiales de la Construcción lo mantienen. No obstante, a partir de un programa de producción local se definieron los montos de recursos pertenecientes a la Empresa Productora del Poder Popular, la EPI y la Agricultura y se decidió pasarlos al Mincin para su comercialización a través de una circular que tienen todos los administradores de estas unidades” aclara Ramírez Aguiar.

“Por ahora no todos los municipios se benefician porque no tenemos establecidos centros de producción local en La Sierpe, Jatibonico y Taguasco. No obstante, a Jatibonico se le venden tubos y conexiones de barro de la Empresa Productora del Poder Popular”, explica Yausmel Echemendía, subdirector de Producción de dicha entidad.

“Actualmente —acota Yausmel—, se lleva a vías de hecho la nueva modalidad de trabajador a domicilio con el empleo de cuentapropistas a quienes se les otorgan los materiales y se paga la mano de obra, para después acopiar una producción terminada en aras de incrementar los surtidos y sumar más municipios a este beneficio”.

Cuando se trata de buscar vías que contribuyan a que materiales de buena calidad y a precios asequibles lleguen a las diferentes obras y fundamentalmente a la población, todo empeño vale la pena, aunque resulta cuestionable el hecho de que los municipios solo van a disponer de materiales si son capaces de producirlos. ¿Acaso los pobladores de La Sierpe o Jatibonico, municipios carentes de producciones locales, no tienen derecho a construir o rehabilitar sus viviendas por esfuerzo propio?

Detrás de los especuladores y revendedores, subyacen otras situaciones en la cadena productiva, proveedora y comercializadora, con contratos a destiempo, problemas de calidad, y falta de aquellos recursos que deciden la continuidad constructiva, además de los precios inaccesibles. De igual manera, equilibrar oferta y demanda en un programa que nació para resolver en parte el problema de la vivienda implica tener en cuenta variables de calidad y precio para que no queden como productos ociosos azulejos o piezas sanitarias con un pésimo acabado.

Nadie niega las ventajas de un programa que permite a los ciudadanos construir y rehabilitar sus inmuebles, aunque con estas fisuras el fomento de la industria local y el trabajo por cuenta propia solo resultan paliativos para agilizar la ejecución de viviendas, necesitada todavía de ajustes para zanjar los dilemas de una estrategia que vende, pero no lo suficiente.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

6 comentarios

  1. Desgraciadamente la vida nos sigue demostrando que somos ineficientes hasta para tomar las opiniones de la prensa y revertir lo mal hecho.
    Como experiencia personal. Mis padres tienen hace unos cuantos meses aprobado el dinero para el arreglo de la casa y si las cosas siguen así solo pasará como un número más que se otorgó, se contó como logro pero el arreglo nunca fue efectivo.
    Me pregunto porque siguen abusando de nuestro pueblo, mis padres son mayores y trabajaron toda la vida para al final estar como locos de aquí para allá siendo peloteados como tontos sin resolver nada.

  2. Samantha Lopez

    Estos trabajos periodisticos son siempre como una copia uno del otro. El periodista se limita a plantear toda una serie de problemas: pero en lo que se refiere a soluciones es solo una letania. No importa si se trata de la construccion de viviendas, de la produccion de viandas o del servicio gastronomico , siempre es lo mismo. Los periodicos son como el Muro de la Lamentaciones. Han sido tantos anos sin construir viviendas o al menos mantener en buen estado constructivo las existentes ( sobre todo en los ultimos 20 anos ) que todo lo que se esta haciendos es como una gota en un oceano. Cuba necesita un despegue economico de verdad, despegue de 8 o 10 % annual por al menos 10 anos para que comienzen a verse resultados palpables, pero con esos crecimientos de 1.4% o 2% nada podra hacerse. Que dios los coja confesados.

  3. Maricela González

    Eso es cierto, cada ves que entran materiales se repite la misma historia; se de una vecina mía que simpre que necesita cemento llama u un hombre conocido y se lo compra, cuando le pregunte me dijo que el se dedica a comprar 200 sacos en el patio cuando vienen y lo revende a 120 cada uno. Nadie lo conoce en ese lugar? Cada vez que se vende no es extraño ver a la misma persona comprar la misma cantidad? Reflexionemos en el tema y por favor veamosle mas la cara a las personas o nos tragamos nosotros mismos.

  4. Escribo por enesima vez, y no utilizo frases vulgares ni lo tan mencionado pero siempre me sensuran, acaso la verdad, o una simple opinion hasta equivocada, por que no, es sensurada, que pena que nosotros lejos de avanzar estemos retroceiendo a pasos agigantados, bueno este no es el tema que me motiva esta vez. Leyendo el articulo, es muy sencillo sacar conclusiones, en un pais pobre donde el estado no garantiza la existencia de estos materiales existira por siempre los revendedores y acaparadores, esto se solucionara cuando existan productos ininterrumpidamente; otro tema es el sobrecumplimiento del plan de ventas, elaborado considerando, que indicadores o parametros? los de la empresa o las verdaderas necesidades del mercado existente, esto es una mentira colosal, no se sobrecumple nada cuando la gente pobre de a pie aun sigue necesitando alguna que otra cosa para construir, y eso ni hablar de la pesima calidad de los productos a precios elevadisimos, eso si, todo esto es para ayudar a la poblacion a construir su desespero, Nada que en mi pais nada funciona bien.

  5. La felicito periodista:Roger quiere acabar su cada y no que lo hagan sus nietos: La gente quiere comerse un bistec y le importa un comino a la inmensa mayoría de que res procede,si es de origen cooperativo o la criaron en una granja estatal, ni si en el lugar de procedencia cumplieron los planes de producción.

  6. Como ese compañero del articulo a la mayoría que esta construyendo y no tienen tiempo de hacer colas les pasa lo mismo, lo digo porque vivo por el almacén que vende por la carretera del Jíbaro y hay cuando entra acero ya hay una colo por lista desde hace meses y cuando vas haber son los mismo los que compran las cabillas, siempre que entran. Le han dado más vida al merolico. ¿De quién es culpa eso?. Es posible que una misma persona cada vez que entre acero compre 40, 50 y hasta 60 cabillas. ¿Cuantas placas esta construyendo? Al final viene el que no tiene tiempo para eso y por obligación tiene que comprársela a ese revendedor a precios que oscilan entre 12 -14 pesos el metro, es un abuso. El material es liberado ¿No hay la posibilidad de controlar eso?, otras personas se están haciendo rico a costa del pueblo que de verdad necesita ese material. Hay otro material como el cemento que no se queda atrás, pasa lo mismo. Saludos

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