Venezuela: juego sucio y guerra mediática (+fotos)

La reacción fascista manejada y pagada  desde el exterior opta por la violencia para provocar un cambio de gobierno.   Derrotada de forma contundente en las elecciones del 8 de diciembre del 2013, cuando el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados les sacaron más de 800 000

Desde distintos puntos del país se reportan hechos vandálicos.La reacción fascista manejada y pagada  desde el exterior opta por la violencia para provocar un cambio de gobierno.

 

Derrotada de forma contundente en las elecciones del 8 de diciembre del 2013, cuando el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados les sacaron más de 800 000 votos y el 76 por ciento del total de alcaldías del país, la derecha fascista venezolana apuesta hoy simple y llanamente por la violencia para provocar un cambio de régimen sin que le importe un comino el juego democrático que dice defender.

Ya es casi una verdad de Perogrullo que la actual ola de desobediencia social y actos vandálicos en la patria de Bolívar tiene su motivación más inmediata en la exitosa II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) efectuada en La Habana los días 28 y 29 de enero de este año, que marcó con su repercusión extraordinaria una debacle política sin precedentes para la cúpula dirigente de los Estados Unidos.

Claro que la ofensiva contra la nación bolivariana no es nueva. A Venezuela la están atacando desde antes de que Hugo Chávez asumiera la presidencia a inicios de 1999. De fecha tan temprana datan los planes conspirativos de la oligarquía para hacer fracasar el experimento bolivariano, pero entonces el peso del asedio estaba puesto en la arena electoral, porque confiaron en que, teniendo el dinero y el poder mediático en las manos, con una “ayudita  extra” de saboteo y conspiración iban a lograr sus aviesos propósitos.

Luego la vida demostró que el chavismo no se caía así como así, pues soportó el golpe de Estado de abril del 2002 y el golpe petrolero de diciembre de ese año, y enfrentó y venció sucesivamente los paros bancario y educativo con que la reacción oligárquica intentó torcerle el brazo al Gobierno en el 2003, y luego fracasó una vez más cuando, aprovechando la figura del referendo revocatorio contemplada en la Constitución de 2001, forzó su aplicación y perdió por amplio margen.

Vale recordar que el camino hacia la intentona golpista del 2002 lo prepararon con campañas de mentiras y sabotajes que culminaron con la masacre de 19 venezolanos –de la marcha opositora— en las proximidades del Palacio Presidencial, sin remordimiento alguno por el hecho de que los francotiradores apostados en las azoteas de edificios cercanos masacraran a sus correligionarios.

Digresión aparte, por eso el líder opositor Leopoldo López, principal instigador de los actuales disturbios, se acaba de entregar a las autoridades ante el trascendido de un plan de sus propios aliados y el imperialismo para sacrificarlo con el objetivo de incendiar el país y sumirlo en una guerra civil que dé el pretexto a una intervención “humanitaria”. Y ya se sabe quién intervendría y desde dónde.

Esa reacción fascista nunca ha renunciado al juego sucio y, después de 17 derrotas consecutivas en 18 elecciones, sin un proceso electivo en el futuro inmediato, no se resigna al ejercicio democrático y el trabajo honrado a que los ha llamado el Presidente Nicolás Maduro, sino que optan por la carta de la violencia.

Nunca como ahora se están observando en Venezuela los elementos conducentes a la organización de un golpe fascista, después del que orquestaron hace 12 años, y ello, siguiendo el mismo guion que llevó en Chile al derrocamiento del Presidente Salvador Allende Gossens el 11 de septiembre de 1973.

En la historia más reciente de la tierra de Bolívar se inscriben los sabotajes al sistema eléctrico y el transporte, el acaparamiento de productos para provocar escasez y la subida de precios, los exorbitantes importes de los electrodomésticos en tiendas y mercados, la especulación financiera, la paralización de inversiones; el estímulo a la desobediencia civil y la violencia, y ahora, las acciones desbocadas de los gamberros  juveniles atacando, quemando y destruyendo por doquier.

Desde distintos puntos del país se reportan hechos vandálicos y en San Cristóbal y otras urbes del Táchira, fronterizo con Colombia, esos elementos se han atrevido incluso a atacar la sede de la gobernación. Y ya se sabe que en Colombia aún quedan paramilitares y narcotraficantes y que tras las sombras oscuras de un anonimato a voces están el expresidente Álvaro Uribe y sus compinches ultra reaccionarios y corruptos.

Si de seguir guiones se trata, Táchira ha sido visto como posible escenario de un levantamiento apoyado desde el exterior que pudiera hacer las veces de la Cirenaica libia, con San Cristóbal en el papel de la sediciosa Bengazi.

Desde los más altos niveles del poder en Caracas se escuchan repetidos llamados a la convivencia y planes de paz a diestra y siniestra, junto a severas advertencias a los revoltosos y violentos para que depongan su actitud.

Ahora, cuando las próximas elecciones distan al menos dos años, esa derecha fascista no ve la hora de convertir a Miraflores en otro Palacio de la Moneda y a Venezuela en otro Chile de Pinochet.

Ese sería el tiro de gracia a la Celac, a la integración latinoamericana, al ALBA y a la declaración de Latinoamérica y el Caribe como zona de paz, porque Venezuela se convertiría en una especie de caldera del diablo, ya que quien conoció la soberanía y la libertad plenas que les ganó el inolvidable Presidente Hugo Chávez ya no puede ser obligado a vivir en oprobio y cadenas sumido, como expresa el Himno Nacional cubano.

Por eso coincidimos plenamente con el politólogo argentino Atilio Borón cuando plantea en su artículo La amenaza fascista en Venezuela: “En situaciones como estas, y ante enemigos como estos, cualquier intento de ‘reconciliación nacional’ o de ‘línea blanda’ es la segura ruta hacia la propia destrucción. Los fascistas y el imperialismo solo entienden el lenguaje de la fuerza”, y aboga por un castigo ejemplar según las leyes para los responsables de la actual violencia”.

Firmeza y más firmeza, inteligencia y más inteligencia parecen ser la clave o, dicho en otros términos: A Dios rogando y con el mazo dando.

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Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. Lorenzo Aleman Batista

    Estos hijos de la gran p….. De la derecha siempre intentando agarrarse al poder a base de dinero y por supuesto intentando confundir al pueblo con sus mentiras, yo creo que el pueblo venezolano es inteligente y no va a permitir que los engañen, la labor del comandante Chávez es muy grande y estos fascistas no van a poder destruirla.

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