Asignaturas pendientes en el surco

Los campesinos espirituanos ha vuelto a sentarse para “enyugar” en cada lugar los acuerdos y objetivos de trabajo emanados de su XI Congreso, una especie de brújula que guiará al gremio en lo adelante. Sobre el escenario agrícola espirituano late el reto de ampliar y diversificar las producciones y, si

Los campesinos espirituanos ha vuelto a sentarse para “enyugar” en cada lugar los acuerdos y objetivos de trabajo emanados de su XI Congreso, una especie de brújula que guiará al gremio en lo adelante.

sancti spiritus, anap, campesinos,  cooperativas
La CCS Juan Darias, la que más produce fríjol en la provincia, recibió con atrasos el combustible. /Foto: Vicente Brito / Escambray)

Sobre el escenario agrícola espirituano late el reto de ampliar y diversificar las producciones y, si bien no puede desconocerse la reanimación experimentada en diversos renglones, mucho menos hay cabida para conformarse con cumplimientos de planes que en buena medida responden al programa de sustituir importaciones, mientras satisfacer plenamente las necesidades alimentarias del pueblo y bajar los precios son asignaturas pendientes.

La eficacia del surco no se debe medir solo en cifras y compromisos, debe verse también en la mesa del espirituano y transita, entre otras dificultades, por la no correspondencia entre lo que se contrata y entrega con la real potencialidad productiva, además de los aseguramientos que debieran llegar para respaldar dichas producciones.

Acerca de tales asuntos en los últimos tiempos se han vertido toneladas de planteamientos, infinitas explicaciones y se han dedicado a ellos incontables horas de reuniones; sin embargo, prevalecen insuficiencias que repercuten en la producción y comercialización agropecuarias.

Al calor del XI Congreso campesino se abrieron espacios a todos los niveles para hurgar en los tropiezos y debilidades que arrastra el sector cooperativo y campesino. Cuatro meses después esta membresía ha vuelto a sentarse para “enyugar” en cada lugar los acuerdos y objetivos de trabajo emanados del proceso, una especie de brújula que guiará al gremio en lo adelante.

Pero la misión productiva de las cooperativas va más allá de esa implementación teórica y, sin menospreciar el necesario fortalecimiento que recaba la organización en medio del ajuste del modelo económico cubano, urge planificar mejor las cosechas, garantizar con mayor efectividad los insumos y lograr efectividad y realismo en el contrato.

El funcionamiento de la ANAP es esencial, pero la batalla principal se da en la tierra y se trata de buscar correspondencia entre la vida orgánica y la producción.

Si algo exige atención es el contrato, pues pese al terreno ganado surgen todavía inconvenientes que echan por tierra su seriedad, como sucede cuando el productor contrata una producción por un precio y tiempo después se le pone otro.

En el plano jurídico las cooperativas andan con mangas cortas, tanto en el dominio de la ley como a la hora de defenderse; la vida demuestra que casi siempre son las demandadas cuando se incumplen los planes; mas, los incumplimientos estatales con la base campesina pasan inadvertidos.

Mucho queda por hacerse para explotar mejor los suelos, aplicar con mayor acierto la ciencia y la técnica, impedir que los planes productivos descansen en unos pocos, lograr que ni una sola finca quede fuera del contrato y ponerle nombre y apellido a cada compromiso de entrega.

Para que el campo rinda mayores frutos tampoco pueden ocurrir problemas como los enunciados días atrás en un plenario de la organización: la leche de julio se pagó en septiembre y hubo atrasos en la entrega de combustible a la base campesina que más frijol produce en la provincia, la CCS Juan Darias.

Transparente fue la opinión de Pedro Álvarez, presidente de la Cooperativa de Producción Agropecuaria 13 de Marzo: “El sector anapista ha sabido cumplir con los planes y con la sustitución de importaciones, pero no somos creíbles para el pueblo porque no le llega esa producción y, cuando la recibe, es a altos precios; la comercialización nos la dejamos arrebatar, la base campesina se ha economizado, produce lo que más dinero le aporta y no puede ser el costo del insumo el culpable del alto precio de la vianda”.

Los compromisos dejados por el XI Congreso de la ANAP reclaman atención y respaldo; también que productores y empresas respeten el contrato por igual. Si la economía y el pueblo esperan de los campesinos más comida, es preciso garantizarles sin dilación los recursos que requieren para producir, máxime si se encuentran en el país, la provincia o el municipio.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

Comentario

  1. El articulo dice: el sector anapista ha sabido cumplir con los planes………………
    Por favor se pudiese explicar porque la comida no alcanza y por que repetimos 55 años lo mismo, sin resolver el problema de la alimentación con una tierra tan fertil que tenemos…

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Responder a Raul Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *