El Fidel del pueblo, ese sí es Fidel

Disímiles muestras de dolor, admiración y respeto ha ofrecido el pueblo espirituano tras el deceso del líder histórico de la Revolución cubana Fidel, los hombres que hacen Perdurable la obra bella Dando la vida por ella El día que mueren, nacen. Por primera vez en el sitio digital de Escambray

Disímiles muestras de dolor, admiración y respeto ha ofrecido el pueblo espirituano tras el deceso del líder histórico de la Revolución cubana

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Fidel simpre estuvo fundido con el pueblo. (Foto: Tomada de Juventud Rebelde)

Fidel, los hombres que hacen

Perdurable la obra bella

Dando la vida por ella

El día que mueren, nacen.

Por primera vez en el sitio digital de Escambray apareció un comentario estampado por un niño. “Yo, como pionero, hablaré que esta triste noticia nos dejó con el corazón partido (…) porque era un hombre que nos enseñó a respetar nuestros principios y derechos para niños y jóvenes, y que sirviera de ejemplo para el mundo”, tecleó el pasado 28 de noviembre Oliver Ibarra. La suya era, apenas, una entre los centenares de muestras de cariño y dolor que se han recibido en la redacción de este órgano desde el triste amanecer del 26 de noviembre, cuando quienes no se enteraron en la noche amanecieron sin su ídolo y sintieron que el mundo se movía bajo sus pies.

Esa especie de terremoto emocional que sacudió a todos en calles, hogares y centros laborales o de estudio se filtró a través del hilo telefónico, las plataformas digitales y el papel. Han sido muchos los espirituanos que se aventuraron en la escritura sin haberlo hecho antes. Lo mismo en prosa que en versos o cartas dirigidas personalmente a él, pueden leerse conmovedores mensajes dejados en las puertas del periódico, de otros medios de prensa y en la sede del Comité Provincial del Partido, donde tuvo lugar el homenaje de pueblo.

Los sentimientos se materializan en la paloma salida de una hoja blanca que alguien dobló en su nombre, en la postal diminuta donde Milagro Castro Pita escribió, con caracteres inseguros: “A mi padre Fidel”. También, en la cinta de la ofrenda floral de “una hija tuya humilde” que le dice, como casi todos, Hasta la victoria siempre. Y como son tantos los agradecidos que no cabrían en estas líneas ni en periódicos enteros donde se reseñara la gratitud, valga aludir solo a algunos: los del Sanatorio La Rosita, los de Tabacuba, la Empresa Eléctrica, la Taberna, el Comité de Base de la UJC de la ONAT Provincial, varios núcleos del Partido, el estudiante de preuniversitario, la alumna de Secundaria Básica y la doctora especialista en Neumología que le asegura que gracias a él es cuanto es y tiene cuanto tiene. También, familias específicas que se ponen a su orden y le preguntan qué más hay que hacer.

 Reliquia para mañana será el dibujo de un estudiante cuyo nombre se pierde en la firma, en el que el rostro de Fidel está incrustado, junto a la palma, en el escudo de la República de Cuba. Del mismo modo, incrustados en piedra quedan los juramentos y las declaraciones de principios de individuos o colectivos enteros que admiran su legado y se comprometen a honrarlo con acciones concretas.

Quiero decir por tu nombre

Y por tu gran majestad:

Nunca vi más dignidad

En las cenizas de un hombre.

El sentir de una trabajadora de Etecsa se traducía así bajo uno de los textos aparecidos en nuestro sitio web: “Nunca nos acostumbraremos a su muerte, igual que tu niño amanecí (…) buscando una respuesta a esta gran herida que tiene mi corazón; camino impaciente, miro hacia el horizonte y veo su imagen de gigante que me dice: Estoy con mi pueblo… y es cierto (…)”.

“¿Qué hacer, salir a la calle, irme a la plaza Serafín Sánchez?”, cuenta en sus memorias escritas el hombre que lo conoció, por pura casualidad, en la zona de Báez, donde el Jefe participaba junto a las Milicias Nacionales Revolucionarias en un peine para atrapar a bandidos que operaban en el Escambray. Allí, refiere, un campesino lo invitó a almorzar y comió con gusto, junto a la familia, harina de maíz y huevos fritos que la señora de la casa le ofreció.

Sin embargo, este periódico ha devenido buzón en el que depositan su testimonio y sus mensajes a Fidel no solo los residentes dentro del territorio provincial, sino también quienes viven en otros puntos cardinales. “Soy una trabajadora de la Juventud Comunista de Bartolomé Masó, en plena Sierra Maestra; tengo una hija de seis años llamada Daniela Macías Pérez que (…) te dibuja todos los días y hoy precisamente dedicó un matutino especial en su escuela a tu personalidad, a ella le inculcaré todas tus ideas porque te nos fuiste físicamente, pero tu legado será para siempre”, escribió una mujer de Granma.

“Vivo en Atlanta y de verdad, qué pena y qué asco me provocaron esos desalmados (…). Soy maestro en un HS, doy clases de Español y muchos de mis estudiantes, como saben que soy cubano, me preguntaron que si yo estaba feliz por lo sucedido y al decirles que no, que no se celebra la muerte, sino la vida, muchos me hicieron referencia a lo que habían visto en Miami”, opinó un internauta a propósito del trabajo Aquelarre en Miami, en tanto otro que se hace llamar Manuel apuntó: “¡Qué estúpidos son! No se dan cuenta de que no están celebrando la muerte de Fidel. Están celebrando los 90 años de vida fructífera que tuvo el Comandante y que ellos no pudieron tronchar a pesar de haberlo intentando más de 600 veces”.

 Javier Acíbar, nacido y residente en España, habla de la firmeza y la dignidad aprendidas del líder cubano. “Para mí muere un hombre que encarnaba una idea bonita y humanitaria. (…) Mi abuelo pasó muchos años en la Habana y mi madre nos hablaba de lo que contaba”, expresó. Y entre tanto extranjero educado en suelo cubano, aflora el sentimiento de un grupo de saharahuíes que prometen ser, una vez graduados, embajadores de Cuba para siempre. “Si buscamos en el planeta nadie va a ser como tú, Comandante”, subrayan.

Fidel, no se muere así

Aunque Dios le dé su venia,

Solo fue a Santa Ifigenia

A dialogar con Martí.

“Es nuestro deber inspirar en los jóvenes juristas su humanismo, su apego a la Ley y la justicia, su adhesión vehemente a la real participación democrática popular, su preocupación por el destino de todas las personas humildes y desposeídas”, puede leerse en la Declaración de la Unión Nacional de Juristas de Cuba en Sancti Spíritus. Beatriz Sánchez Verano, estudiante de Medicina residente en Arroyo Blanco, envía sus versos, como mismo hicieron médicos y educadores de diversos municipios. Desde Fomento Dailín Castiñeira López envió palabras de consternación y agregó: “Dicen que aquí no somos libres de expresarnos, yo, una simple estomatóloga de mi país, puedo dar libremente mi opinión al órgano provincial de prensa y que la vea el mundo entero. ¿Será que piensan que alguien me está obligando? Y dicen que son ellos los libres, ¡qué pena siento por todos los que así actúan!”.

Muchos plasmaron por escrito cómo conocieron la noticia y describen el modo en que se sintieron. Otros, tras el paso del cortejo fúnebre, hicieron alusión a la complicidad de la naturaleza con el momento amargo de la Patria. “En Sancti Spíritus la mañana era gris, el sol se había escondido, el día era triste y a medida que se iba acercando la caravana comenzaba a lloviznar; cuando se fue de la provincia salió el sol”, describió Sadys Porcegués.

Ya estás en los inmortales,

Tú eres la Revolución

Y yo con el corazón

Hoy digo: Yo soy Fidel

Y si piensan como él,

Ustedes también lo son.

Desde su Santiago natal, vía telefónica, vibró la voz de una mujer que en el parque Antonio Maceo sintió su corazón fuera del pecho mientras escuchaba y veía a Fidel. “Nos hablaba desde la pantalla y allí estaban sus restos en la urna de cedro. Las piernas se me doblaban. He sabido que algunos lo llaman dictador, si es así, quiero que vengan muchos dictadores como él”.

Nota: Los fragmentos en cursiva corresponden a la décima Yo soy Fidel, enviada por Florencio Rodríguez Simón, poeta repentista de Cabaiguán.

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

3 comentarios

  1. Delia Rosa Proenza Barzaga

    Aquí les copio las dcimas enviadas a Escambray por Florencio Rodríguez Simón, revolucionario, vecino de El Paraíso, en Cabaiguán, jubilado de la agricultura y poeta repentista.

    Yo soy Fidel

    Fidel, los hombres que hacen
    Perdurable la obra bella
    Dando la vida por ella
    El día que mueren, nacen.
    Y cuando los años pasen
    En paz y tranquilidad
    Tendrás, por tu austeridad,
    Por tu amor y tu nivel,
    Asegurada, Fidel,
    La eterna inmortalidad.

    Quiero decir por tu nombre
    Y por tu gran majestad:
    Nunca vi más dignidad
    En las cenizas de un hombre.
    El enemigo se asombre
    Es propio en su cobardía,
    Pero a mí tu muerte impía
    Que también me hizo llorar
    Me permitió comprobar
    Cómo el pueblo te quería.

    Fidel, no se muere así
    Aunque Dios le dé su venia,
    Solo fue a Santa Ifigenia
    A dialogar con Martí.
    Céspedes, que vive allí,
    Es testigo del encuentro
    Y yo me colé en el centro,
    Donde la palabra es muda,
    Pensando con cierta duda
    Que llevo a Fidel por dentro.

    En los años iniciales
    Siempre grité Patria o Muerte,
    Consigna que se hizo fuerte
    Por sus patrios ideales.
    Ya estás en los inmortales,
    Tú eres la Revolución
    Y yo con el corazón
    Hoy digo: Yo soy Fidel
    Y, si piensan como él,
    Ustedes también lo son.

    (26 de noviembre de 2016)

  2. Delia Rosa Proenza Barzaga

    Aquí les copio en su totalidad las décimas enviadas a Escambray por Florencio Rodríguez Simón, vecino de El Paraíso, en Cabaiguán, jubilado de la agricultura y poeta repentista.

    Yo soy Fidel

    Fidel, los hombres que hacen
    Perdurable la obra bella
    Dando la vida por ella
    El día que mueren, nacen.
    Y cuando los años pasen
    En paz y tranquilidad
    Tendrás, por tu austeridad,
    Por tu amor y tu nivel,
    Asegurada, Fidel,
    La eterna inmortalidad.

    Quiero decir por tu nombre
    Y por tu gran majestad:
    Nunca vi más dignidad
    En las cenizas de un hombre.
    El enemigo se asombre
    Es propio en su cobardía,
    Pero a mí tu muerte impía
    Que también me hizo llorar
    Me permitió comprobar
    Cómo el pueblo te quería.

    Fidel, no se muere así
    Aunque Dios le dé su venia,
    Solo fue a Santa Ifigenia
    A dialogar con Martí.
    Céspedes, que vive allí,
    Es testigo del encuentro
    Y yo me colé en el centro,
    Donde la palabra es muda,
    Pensando con cierta duda
    Que llevo a Fidel por dentro.

    En los años iniciales
    Siempre grité Patria o Muerte,
    Consigna que se hizo fuerte
    Por sus patrios ideales.
    Ya estás en los inmortales,
    Tú eres la Revolución
    Y yo con el corazón
    Hoy digo: Yo soy Fidel
    Y, si piensan como él,
    Ustedes también lo son.

    (26 de noviembre de 2016)

  3. el ale espirituano

    gracias Delia y al colectivo de Escambray , que mantiene a #Fidel presente entre nosotros #YoSoyFidel

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