El Sub-23 después de los primeros 15

Casi a mitad de camino del torneo, los Arroceros de Sancti Spíritus acumulan un balance adverso en victorias y derrotas Cuando el tercer torneo nacional de la categoría Sub-23 de béisbol dejó atrás la primera subserie de la segunda vuelta, al equipo Arroceros de Sancti Spíritus no le puede ir

Casi a mitad de camino del torneo, los Arroceros de Sancti Spíritus acumulan un balance adverso en victorias y derrotas

Yosbel González (D), lanzador abridor del equipo espirituano, en el juego inicial de la subserie con su similar camagüeyano, en la continuación de la III Serie Nacional Sub-23 de Béisbol, en el Estadio José Antonio Huelga, en Sancti Spíritus, Cuba, el 27 de Mayo de 2016.    ACN  FOTO/ Oscar ALFONSO SOSA/ rrcc
Yosbel González, uno de los lanzadores con experiencia en el equipo, acumula tres derrotas. (Foto: Oscar Alfonso)

Cuando el tercer torneo nacional de la categoría Sub-23 de béisbol dejó atrás la primera subserie de la segunda vuelta, al equipo Arroceros de Sancti Spíritus no le puede ir peor: balance adverso de victorias y derrotas, casi la misma cantidad de descalabros de toda la campaña pasada.

Partamos de una tesis: desde el inicio se trazó el propósito esencial de desarrollar figuras para el equipo grande, a tono con el interés de la dirección de Deportes en la provincia, según Lázaro Martínez, el mánager del conjunto, quien no descartó la intención de ofrecer un buen espectáculo y jugar a ganar.

Para ver hasta qué punto cumplen su objetivo básico, habrá que esperar por los 36 partidos del calendario regular y ver cuánto pueden aportar a las necesidades que, ya se sabe, tendrán los Gallos. Por eso detengámonos en el desempeño de los primeros 15 juegos. Lo del espectáculo parece no haberse logrado, si tenemos en cuenta los escasos aficionados presentes en el “Huelga”, algo de lo que no se puede acusar solo a los espirituanos, pues este torneo padece de ese mal endémico a nivel de país y la primera divisa para llamar al público en materia de pelota es ganar, mucho más en Sancti Spíritus, donde la afición es difícil de conquistar.

La barrida ante los avileños el pasado fin de semana pareció un mal augurio por dos razones: se fueron hasta el tercer puesto de la zona C alejados de la cima donde está Ciego de Ávila, un territorio que enseña las claves en eso de desarrollar la escalera sin sacrificar mucho, pues al título de los Tigres sumaron el del Sub-15 y las clasificaciones del Su-12 y del Sub-18, a lo que se une que anuncian sus serias intenciones de comprar el único boleto en disputa para la fase final en este torneo.

Vayamos a lo nuestro. Los espirituanos han bateado sobre la media en un evento en el que el madero suena poco, apenas sobre los 250. La carencia que se veía desde la preparación —falta de impulsadores claves— se ha traducido en la realidad al compilar algo más de dos carreras impulsadas por juego y menos de cuatro anotadas. Así, de los más de 200 corredores que han llegado a posición anotadora, solo han pisado el home una treintena, pese a que logran llevar a bases unos 17 jugadores por partido.

Y no es que Lázaro Martínez no haya apelado a su filosofía de buscar en la velocidad sobre las bases la compensación de la falta de fuerza, pero lo que sucede es que los 10 robos y 10 toques, dos de las variables de esa táctica, han sido insuficientes en un equipo que parece tener para más, tal como lo mostraron en la fase preparatoria.

Aunque es verdad que algunos como Luis D. Serrano están fuera, la mayoría de los regulares son repitentes del equipo subtitular, varios con cierto protagonismo en los Gallos. De sus hombres regulares, tres superan los 300: Jorge Ruiz (líder impulsador del equipo), Julio Pérez y Alberto Rodríguez.

Por la defensa se han ido algunos partidos, aunque su fildeo ronda la media de una lid que lo hace para 963, resultado que enseña las fisuras del relevo más cercano de nuestra pelota grande. Y no son solo los errores (más de uno por partido); la combinación yayabera es una de las que menos doble play realizan en el certamen y el balance de bases robadas y cogidos robando es adverso.

Entrar por el box deja ver puntos rojos en un área que sí precisa oxigenar el staff mayor, en especial un cerrador, pues los Gallos hoy no cuentan con ese necesario apagafuegos.

En materia de promedio, andan por encima de la media y es uno de los cuerpos que más boletos conceden. Si algo habría que evaluar es la renovación de más de la mitad de los que el pasado año llevaron las riendas del equipo, bajo la óptica provincial de “proteger” brazos como los de Aldo Conrado y Pedro Álvarez.

No están eliminados de la clasificación ni mucho menos y las dos versiones anteriores de estas han hablado de las capacidades de los muchachos del Sub-23; pero, para al menos cumplir su propósito clave, queda un trecho no tan grande como para mostrar un mejor rostro que diga por algún lado que esta categoría resolverá, en parte, arrastres y vicios que debían haber quedado atrás.

“No hemos cumplido, aunque lo de nosotros es desarrollar atletas. Hemos hecho ajustes a la preparación y siempre he dicho que los buenos resultados de ellos pueden ser este año, o de aquí a dos o más, sobre todo en el pitcheo, por tanto no hay por qué apurarse”, expone Lázaro Martínez.

Para el final quedan otros análisis. ¿Hasta dónde fue factible excluir jugadores como Serrano, a quien para enmendar sus errores y desarrollarse le hace falta más que todo jugar? ¿Por qué no hacer uso de la prerrogativa de emplear al menos dos lanzadores de hasta 25 años?

Desde este sábado Arroceros buscará una mejor cosecha fuera de casa cuando juegue a seguidas con Camagüey, Ciego de Ávila y Las Tunas. Mientras, usted, amigo lector, intente confiar en que quizás las estrategias en práctica nos dejen fuera de la final, pues no siempre se puede ganar, pero que valió la pena para el mañana del béisbol espirituano.

 

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

2 comentarios

  1. yoel martin- pancho

    Yo considero que un torneo de desarrollo lo mas importante no es ganar, el champeonismo hace mucho daño , para muchos directivos lo mas importante es ganar , así lo ayas hecho mal , , es darle posibilidades a los jóvenes a tener entradas de juegos acumuladas, que trabajen mediante acciones reales de juego sobre las deficiencias, tanto individuales como colectivas, así se trabaja el deporte de alto rendimiento. Si debe haber entrega, dedicación, disciplina, disposición y sobre todo análisis y soluciones de las deficiencias, control del entrenamiento y estadísticos que reflejen los resultados. Estoy seguro del alto grado de profesionalidad de los técnico. Estoy lejos en la distancia ,pero sigo muy vinculado a los resultados deportivos de mi provincia, por los cuales tuve muchas noches de desvelos. suerte hermanos

    • Estamos de acuerdo es para desarrollar a los nuevos peloteros de la Provincia aunque siempre ganar es bueno y sobre todo disfrutar de un buen juego, en la provincia se trabaja con vista al futuro, merecido el descanso a Pedrito y a Conrado el año pasado llegaron en malas condiciones a la recta final de la serie nacional es cierto que Serrano debía jugar el Sub-23 porque vista le falta y defensa mucho más aunque futuro tiene, esperemos el despertar de los gallitos y llenemos el Huelga como en la Final del Sub-23 anterior, donde se vio que cuando existe motivos el ESTADIO se llena.

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