Fábrica de Quesos Mérida diversifica sus producciones (+Fotos)

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Cuando parecía que sucumbía, la industria láctea de Yaguajay sale de la improductividad, diversifica producciones y procesa toda la leche que se acopia en la provincia. Una nueva línea se abrirá en breve

Posiblemente, el astuto comerciante Ricardo Leiva, fundador de la fábrica de Quesos Mérida en 1946, no imaginó que a la vuelta de 70 años algunas de las estructuras de entonces resistieran el paso del tiempo y la sobreexplotación de sus maquinarias. Mucho menos creíble le resultaría saber que hasta hace muy poco aún se desempañaban obreros fundadores de lo que fue la segunda unidad de su tipo creada en la isla, antecedida por La Hacienda, de Bayamo.

Mérida, que adopta el nombre de la localidad en que se encuentra y esta, a su vez, de una maestra de Morón que enseñaba a los niños pobres del lugar, fue como una bendición para los habitantes de la zona, prolífera en producción lechera, con grandes pastizales y abundantes cabezas de ganado.

Fue esta una de las razones por las que Leiva creó aquí la industria láctea; la otra estaba asociada a las ventajas del ferrocarril, por aquel entonces la única vía de acceso a la zona y a través de la cual trasladó desde la capital del país los materiales de construcción y las máquinas con que inició su negocio.

En todos estos años el centro enfrentó buenas y malas etapas, pero hoy se distingue por los resultados en la elaboración de queso y otros surtidos que se destinan a la venta en la red minorista del comercio y a cubrir las demandas de otros programas de distribución.

EL RESCATE

Para Margarita Bermúdez Fariñas, la directora de la Unidad Empresarial de Base Productos Lácteos Mérida, con más de 30 años vinculada al centro, el regreso a la fábrica hace poco más de un año, cuando terminó la colaboración en la República de Venezuela como asesora en esta rama, puso a prueba su capacidad de dirección; a pesar de que la industria estaba prácticamente paralizada.

“Nos propusimos rescatarla —dice Margarita—, primero porque es el alma de esta comunidad, sin la cual se quedarían decenas de trabajadores interruptos, y segundo, porque no podíamos perder un establecimiento que por años ha dirigido al territorio, con producciones líderes en el mercado como: quesos, mantequillas, lactosoil, requesón y otras.

“Hicimos un levantamiento de todas las áreas para detectar dónde estaban los mayores problemas, se revisó minuciosamente la línea de proceso, la caldera, los pasteurizadores y las máquinas; para ello requeríamos el apoyo del colectivo, que al principio estaba desmotivado, pero cuando le hablamos de rescatar la industria y comprobó que no eran falsas promesas, entonces se sumó a la recuperación”, alega la directora.

Durante el 2014 casi tocan fondo, pero el 2015 fue el año del despertar no solo productivo, sino también constructivo. Hoy cuentan con una planta prácticamente nueva, con sus áreas delimitadas, sin que se crucen los procesos, con una mejor imagen y, por supuesto, con una buena salud financiera; tan así es que diciembre cerró con más de 4 millones de pesos de utilidades.

LA AVALANCHA LECHERA

Desde la sala de producción Silvia Díaz no deja de chequear todo el proceso; sus habilidades para asumir esta labor se combinan con la experiencia de 25 años aquí. Tres turnos de labor mantienen activo al centro las 24 horas, para procesar toda la leche que se acopia en la provincia, hasta tanto comience la Industria Pasteurizadora de Sancti Spíritus, paralizada desde el 16 de febrero.

Carros de todas las rutas del territorio entran y salen cargados del líquido, gran reto para no perder ni un solo litro de los más de 45 000 que llegan diariamente, el doble de lo que se recibían antes.

En el laboratorio Damirsy Urrutia Rodríguez, la responsable del mismo, habla de todo lo que hicieron para obtener la condición de Competente. “Trabajamos duro para dejar todo en orden antes de recibir la visita del Centro Nacional de Inspección de la Calidad (Cenica), que se subordina al Ministerio de la Industria Alimenticia, pero este certificó que los procesos productivos están dentro de los parámetros establecidos y el resultado fue muy bueno”.

Hoy todos los obreros de Mérida, unos 130, se aferran a producir sin descanso, a pesar de estar insatisfechos con los actuales sistemas de pago, pues nadie entiende por qué si la industria se levantó económicamente y mes tras mes sobre cumple sus planes en físico y en valores, ellos adquieren solo el salario básico, sin ningún tipo de estimulación.

A ese reclamo se suma otro no menos importante: terminar las reparaciones previstas, sobre todo en los sistemas de residuales, afectados y con poca capacidad de evacuación para responder al crecimiento en volúmenes de producción y, por tanto, al vertimiento de los desechos, lo que al decir del Leovigildo Jiménez Béquer, director general de la Empresa de Productos Lácteos Río Zaza, este año quedará totalmente solucionado.

Pero Mérida sigue en pie y con propósitos bien definidos: la culminación de una línea de yogur, prevista a iniciarse en el mes de abril y de otra área de proceso para incorporar nuevas variedades de queso, así como el dulce de leche envasado, para el cual solo se espera por la terminación de las etiquetas de presentación a fin de insertarlo en las ventas de los mercados Ideales de la provincia.

Algunos tipos de queso de la pequeña industria se envían para La Habana y Santiago de Cuba, además de cubrir las demandas de la Gastronomía, el Comercio y el programa de la Merienda Escolar y otros sistemas de la provincia, lo que demuestra que la idea del comerciante Ricardo Leiva de fundar la fábrica en esta comunidad en la década del 40 tiene hoy más valía que nunca.