VIH no pega con roedores

Inquieto, asustado y hasta decepcionado por el poco caso que le han hecho a sus advertencias —a juzgar, según dice, por la falta de acciones concretas— escribió a esta columna el lector Yureidy Nelson Torrecilla Toledo, quien afirma ser paciente diagnosticado con VIH sida desde hace un par de años.

“Mi casa colinda por la parte de atrás con un solar que pertenecía a la Empresa de Pan y Dulce y que, según tengo entendido, le fue asignado a alguien. Pero ese alguien no acaba de construir en el lugar. Desde hace más de tres años hay una invasión de ratas en mi casa que ya se ha vuelto insoportable y he ahí el peligro, porque al ser portador del Virus de la Inmunodeficiencia Humana no puedo tener contacto con esos vectores”, cuenta el remitente, cuya vivienda está enclavada en la calle Independencia No. 203, entre San Carlos y San Luis, en la cabecera provincial.

De acuerdo con sus argumentos, de esta situación él ha dado cuenta a las autoridades de la Asamblea Municipal del Poder Popular, adonde ha llamado en disímiles ocasiones; la Dirección Municipal de Higiene y Epidemiología, la secretaria de la presidenta del Gobierno en la provincia y el Consejo de Estado.

“Mientras tanto, yo continúo expuesto a una enfermedad oportunista como la leptospirosis y otras viviendas aledañas están igualmente afectadas”, escribe Yureidy, quien siente que el asunto no ha sido atendido como debería y lo único que quiere, afirma, es que el problema se resuelva.

“Les pido que hagan todo el esfuerzo posible para que esta situación coja el camino correcto. Existen muchas personas en espera de que se les dé un espacio donde construir y sin embargo ese está ocioso y criando cada día más roedores”, solicita el lector.

Escambray pudo constatar el pasado miércoles que el solar, enclavado en la calle Rafael Río Entero, entre Independencia y Máximo Gómez, se mantenía limpio, aunque la fosa allí existente continuaba siendo cantera para la proliferación de los roedores que amenazan no solo la salud del lector, sino también la de otros moradores de residen cerca del lugar.

También aguarda una explicación al respecto, ya que, según se pudo conocer, el caso está en manos de autoridades del municipio vinculadas con la situación. A propósito del tema y de paso hacia el lugar, esta reportera confirmó la razón de otra inquietud llegada a nuestro buzón: el abandono del amplio local que antes ocupara la escuela de oficios Carlos Manuel de Céspedes, en la calle del mismo nombre, cerrado en el año 2002 debido a derrumbes parciales. Allí crece la hierba, pululan los vectores y la imagen resulta deplorable, a pesar de las reiteradas denuncias al respecto. ¿Qué va a pasar?