Fumar, ¿embarazada?

Peor que casi asfixiarme con el humo de un desconocido que comparte solidariamente su cigarro con cuantos lo rodean en la parada de ómnibus, me resulta observar una mujer embarazada con un cigarro entre sus dedos. ¿Exageración? No lo creo. El cigarro es un vicio que de alguna manera las

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A pesar de conocer los riesgos, muchas féminas continúan fumando durante el embarazo.

Peor que casi asfixiarme con el humo de un desconocido que comparte solidariamente su cigarro con cuantos lo rodean en la parada de ómnibus, me resulta observar una mujer embarazada con un cigarro entre sus dedos.

¿Exageración? No lo creo. El cigarro es un vicio que de alguna manera las personas eligen en detrimento de su salud, economía y calidad de vida, pero cuando una fémina decide dar continuidad a su gestación, porque considera que ha llegado la hora de recibir a un hijo, se convierte en responsable de una vida que apenas comienza.

La expresión de amor más elevada de la raza humana, que es a mi juicio la maternidad, puesta en extremo peligro por un objeto que mide apenas centímetros, algo que al menos esta reportera lo interpreta como un acto irracional.

“Zapatero a su zapato”, dice el refrán, en directa alusión a que son los expertos quienes mejor pueden aclarar los asuntos de su propio campo. Precisamente este comportamiento adictivo de las gestantes se encuentra en la mirilla investigativa de los psicólogos.

Varias publicaciones médicas consultadas en internet apuntan que, a pesar de conocer los riesgos, muchas féminas continúan fumando durante el embarazo, y sugieren los estudios sobre estos grupos que la existencia de trastornos como la depresión podrían estar detrás de este hábito y del fracaso de los intentos para abandonarlo.

Los datos señalan que niveles elevados de estrés, poca capacidad de adaptación, así como la falta de recursos y de apoyo pueden provocar depresión, continuidad del consumo de tabaco o recaídas durante la gestación.

Precisamente, como parte de los procedimientos que ha establecido el Ministerio de Salud en Cuba dentro del Programa Materno infantil (PAMI) figura un cuestionario que incluye la pregunta específica sobre el hábito de fumar; sin embargo, afirma Mario Berea Turiño, jefe de la Sección Provincial del PAMI, que esta constituye una estadística negra porque no es confiable.

Según el funcionario, más del 98 por ciento de las embarazadas espirituanas responden negativamente sobre dicha adicción. El especialista reconoce que, en muchos casos, al menos mediante la percepción, la verdad apunta hacia el otro extremo, y eso por no profundizar en las bebidas alcohólicas y las drogas blandas que incluyen estos líquidos más pastillas.

No puedo sentir indiferencia cuando las veo sentadas en el paseo de la Avenida de los Mártires, envueltas en humo nicotínico con el vientre redondo que acuna la criatura adorable que vive adentro.

Basta leer o escuchar el criterio de los galenos especializados en estas temáticas para alarmarse con razón: el consumo de tabaco durante el embarazo y posparto está relacionado con numerosas patologías en el feto y en el recién nacido como complicaciones placentarias, embarazo ectópico, parto prematuro, abortos espontáneos en más de un 50 por ciento, retraso del crecimiento intrauterino y otras alteraciones en el recién nacido como bajo peso al nacer e infecciones respiratorias u otorrinolaríngeas, entre muchas otras complicaciones.

No se trata solo del consumo de tabaco activo, sino también de las fumadoras pasivas y quizás el lector se sorprenda al saber que el 54 por ciento de las familias cubanas están expuestas a este agente contaminante y dentro de ellas, el 51 por ciento de las embarazadas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, recaen en Cuba las estadísticas que nos ubican como el primer país de América Latina con exposición de humo de tabaco en el hogar.

¿Cómo alumbrar entonces el punto oscuro de formularios y porcentajes en las embarazadas espirituanas? ¿Por qué en este asunto se hace vulnerable el sistema de salud cubano, donde en cada área de salud y consultorio supuestamente se identifican las problemáticas y se labora por mejorar el servicio y los indicadores negativos?

No se trasforma la conducta humana como el tallo de una planta. Con la misma vigilia que el médico de la familia se preocupa por el peso corporal y la tensión arterial en cada consulta de la gestante deben reiterarse las charlas educativas en contra del tabaquismo tanto individualmente como en grupo, al interior de los hogares maternos, y como además los galenos deben visitarlas en su propios domicilios, probablemente hasta encuentren el cigarro encendido.

Para reconocer quién fuma no hay que ser adivino, las evidencias están en dientes, manos, piel, olor, incluso, en el timbre de la voz; identificar a una embarazada fumadora y sensibilizarla sobre los riesgos que implica su conducta no es para nada una misión imposible, probablemente nos falte perseverancia, pero no profesionalismo.

Yanela Pérez Rodríguez

Texto de Yanela Pérez Rodríguez
Máster en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Audiovisuales Escambray y su noticiero VisionEs.

Comentario

  1. Yo tengo 2 meses de embarazo y cuando alguien se me acerca fumando me aparto o les pido que se aleje pues mi dwber cuidar la salud de mi futuro bb , así que no entiendo las embarazadas que fuman …

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