Serafín: hombre imprescindible

En su afamado poema Yugo y estrella, mezcla de exaltación lírica y meditación filosófica, José Martí expresó que todo hombre nace con su sino reflejado en la frente, el que viene con vocación de esclavo, y el que está predestinado a dedicar su vida a las más nobles causas, aunque

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Serafín Sánchez nació el 2 de julio de 1846 en la ciudad de Sancti Spíritus. (Foto: Aracelia del Valle/ Escambray)

En su afamado poema Yugo y estrella, mezcla de exaltación lírica y meditación filosófica, José Martí expresó que todo hombre nace con su sino reflejado en la frente, el que viene con vocación de esclavo, y el que está predestinado a dedicar su vida a las más nobles causas, aunque en ello le vaya la existencia. Serafín Sánchez Valdivia, nacido en Sancti Spíritus el 2 de julio de 1846, clasifica en ese último y dilecto grupo de personas.

 

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Vida extraordinaria pulida también con delectación de artista, como la del Che, manifestada de manera sucesiva en un niño promedio, un joven ejemplar, un combatiente portentoso y un político imprescindible, sin Serafín Sánchez sería muy difícil escribir la historia de Cuba, porque ahí están sus páginas gloriosas.

Si importante fue su desempeño en la Guerra de los Diez Años y luego en la Guerra Chiquita, puede decirse sin temor a errar que la labor unitaria del Mayor General espirituano con vista a la Guerra Necesaria tuvo en Serafín la enzima catalizadora que logró unir en sólido haz a los veteranos luchadores de las contiendas anteriores con los que Martí llamó los Pinos Nuevos, empezando por reconciliar a los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo con el propagador de aquel supremo esfuerzo libertario.

Y he aquí que, ya en campaña, fue Serafín el artífice, junto a los generales Roloff y Mayía Rodríguez, de una de las más grandes expediciones llegadas a Cuba en plena beligerancia, la que insufló poderoso impulso a la Revolución en la región central de Cuba.

Esa potenciación guerrera llevada de la mano de Serafín al mando del IV Cuerpo del Ejército Libertador fue decisiva para el éxito de la invasión al occidente de la isla, hazaña ciclópea en el ámbito de los esfuerzos bélicos y materia de estudio en academias militares.

En aquella refriega, plagada de roces y contradicciones dentro del bando cubano, la labor de Serafín como Inspector General sentó pauta como moderador de caracteres y limador de acritudes. Sus esfuerzos enfocados a la liberación de Puerto Rico, luego truncados por su muerte en combate elevaron aún más la estrella de nuestro paladín, el cual fulgura con luz propia entre los grandes de la Patria.

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

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