Artífice de fe

El Premio Provincial de Periodismo por la obra de la vida, Manuel Echevarría Gómez, falleció este viernes en Sancti Spíritus.

Periodismo, Escambray, Manuel Echevarría
Caricatura de Manuel Echavarría junto a la portada de uno de sus libros.
Periodismo, Escambray, Manuel Echevarría
Caricatura de Manuel Echavarría junto a la portada de uno de sus libros.

Aún estaba en los pasillos universitarios, a penas habían transcurrido unos días de mis inicios en la carrera, cuando conocí a Manuel Echevarría Gómez.

Sabía entonces de oídas que era el periodista experto en cuanto tema cultural ocurriera en la ciudad de Sancti Spíritus y que me tropezaba en cualquiera de los espacios, visitados en esa época por mí como expertadora adicta a todo lo que sucediera los fines de semana cuando estaba en casa. Luego, lo buscaba en la página seis del semanario Escambray para encontrar valoraciones oportunas, análisis especializados… Cada una de sus letras era una brújula segura para comprender los complejos matices de las propuestas artísticas.

Pasado un tiempo, llegó el acercamiento profesional. La admiración hacia un hombre de pocas palabras, sólo las suficientes para dejarte claro que escribir sobre la cultura exige de estudio, consagración y de muchos años para rozar la narración, descripción y explicación de fenómenos que traspasan los cuadros, los escenarios, las páginas impresas, las notas musicales…

Manuel Echevarría Gómez lo supo hacer como nadie en estos predios. Tanto así, que de ese ejercicio cotidiano nacieron libros sobre las artes plásticas, música, la historia de la guayabera, uno de sus últimos anhelos, antes de que abrazara lentamente el olvido.

También llegó a la radio. Un medio que bebió de él notas para programas especializados sobre el panorama cultural espirituano y comparencias que disertaron del arte todo, gracias a un bagaje integral y las competencias comunicativas, quizá aprehendidas al calor de aquellos días en San Lorenzo, en plena Sierra Maestra, donde con sólo 15 años alfabetizó a unos cuantos montunos.

Allí, donde aprendió a comer boniato asado en brasas porque no había otra cosa que espantara el hambre y descubrió de cerca la ética campesina.

Lamentablemente, después de graduada, pocos fueron las experiencias que compartimos. Aunque nunca dejé escapar sus escritos cada sábado como guía certera para saber por donde trazar mi trabajo en este complejo oficio.

Desde que se despidió de Escambray, a Manuel Echevarría Gómez lo extrañamos en cada edición, al igual que cuando sale, cada tres meses, Vitrales, un suplemento que defendió con dientes y garras para que no pereciera antes los escollos económicos y le permitía lucirse en cada uno de los géneros periodísticos.

Es por ello, que a esta hora de recuento, lamento profundamente la falta de oportunidad para decirle que resulta un reto cuando intento completar las líneas que por muchos años le sirvieron de basamento para construir micro mundos artísticos con sellos que trascendieron el criollismo. No imagina que puso la varilla alta porque como pocos en la prensa impresa cubana demostró que el periodismo, como él mismo me susurró en cierta ocasión, es un acto de fe.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

Comentario

  1. Yo lo conoci hace muchos anos. Cual fue la causa de su fallecimiento. Tendria unos 70 anos, mi edad mas o menos.

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