Caridad Alpízar, una mujer y muchos hijos

La vida de la neonatóloga Caridad Alpízar, Premio Anual de la Salud (2000), está hecha de muchas vidas, de las que hace más de tres décadas ve llegar al mundo en el Hospital General Docente Joaquín Paneca, de Yaguajay “Paro todos los días porque la creación y el nacimiento son

La vida de la neonatóloga Caridad Alpízar, Premio Anual de la Salud (2000), está hecha de muchas vidas, de las que hace más de tres décadas ve llegar al mundo en el Hospital General Docente Joaquín Paneca, de Yaguajay

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“Cuando alguien quiere lo mejor para un niño, es la mejor persona del mundo”, afirma la doctora Cary. (Foto: Arelys García/ Escambray)

“Paro todos los días porque la creación y el nacimiento son actos de magia”. Lo dice sin exagerar la doctora Caridad Alpízar Hernández,una de las primeras neonatólogas que tuvo Yaguajay, Premio Anual de la Salud (2000) y Símbolo humano de la Medicina cubana.

Todavía, a más de 30 años de ejercicio, pasa horas delante de una incubadora velando a un recién nacido que no llega a veces a los mil gramos. Todavía, en medio de un ciclón hace partos y se dice a sí misma: “Dios mío, que esta noche ningún niño me salga deprimido y haya que trasladarlo con urgencia”.

Habanera de nacimiento, la doctora Cary ancló en Yaguajay hace más de tres décadas. Desde entonces vive para los niñosen el Hospital General Docente Joaquín Paneca, donde se desempeñó como vicedirectora general durante 14 años.

“En 1985,cuando me gradué, hice el postgrado en el servicio médico rural Piti Fajardo, y me quedé en esta provincia por necesidad, había muy pocos médicos.

“Yaguajay me formó, me enseñó a ser humilde y amorosa. Aquí aprendí que la sanación es un proceso de humildad y amor, y que usted puede hacer bien en cualquier parte, no importa el sitio de la geografía del mundo donde te encuentres”.

Con apenas cuatro años de graduada, viajó a Etiopía como parte de una brigada médica internacional solicitada por elFondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef). A 400 kilómetros de la capital Adis Abeba, en un municipio selvático, más de 40 000 niños huérfanos de la guerra precisaban ayuda.

“Esas imágenes en televisión de niños con mosquitas, con las caritas escuálidas y vientres grandes; todo eso es verdad, no es montaje, aún existe en países de muy bajo desarrollo, en zonas de guerra, de desastres naturales. Esa realidad impactante hizo inclinarme por la Pediatría.

“Yo quería ser geriatra, y Etiopía me hizo cambiar de parecer. Allí me enseñaron a hacer partos bajo las condiciones más tristes e inseguras del mundo. Esos sí eran partos naturales; ahí sí hay selección natural de la especie. La mujer que llegara al término del embarazo era un verdadero milagro.

“Las enfermeras etíopes me enseñaron a hacer parto en pelviana, hacer seguimiento en puerperio, a lidiar con el paludismo, la tuberculosis, la desnutrición, el VIH-SIDA.Recuerdo a una muchacha joven que había parido; luego vino, como a los tres meses, con una pérdida de peso y adenopatía importante y tenía VIH; eso no lo sabíamos y se murió en un mes y medio. Fueron vivencias muy tristes.

“Nosotros atendíamos desde lactantes hasta niños de 18 años de edad y la Unicef se encargaba del cuidado, la atención y la educación de todos ellos. Fue un trabajo muy difícil y al mismo tiempo muy humano. Además de aquellos niños nosotros, atendíamos a la llamada población satélite de aquel territorio selvático.

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Junto a las madres y los niños trascurren los días de la neonatóloga Caridad Alpízar. (Foto: Arelys García/ Escambray)

¿Por qué no otras misiones después de esta?

“Porque aquí cumplo una misión tan difícil como otra en el exterior. Nuestra salud busca ser de excelencia universal y para ello cada profesional tiene que asumir su trabajo como si estuviera cumpliendo una misión fuera de Cuba”.

En el Joaquín Paneca, pendiente a cada latido de los bebés recién nacidos, cambiando a veces hasta pañales, encuentras a la doctora Cary. Sin alardes de sapiencia y de haber vivido mucho, cuenta historias de vidas salvadas y de huracanes escampados en ese mismo hospital en más de cinco ocasiones.

“De todos, el Irma fue el más bravo. Eso fue una película aquí dentro. Cambia a las embarazadas de cubículo para que estén más seguras, cambia a los neonatos para el cubículo de alojamiento conjunto, vuelve a cambiar a las embarazadas para el pasillo. Traslada colchones, saca agua. Los trabajadores doblaron turnos, médicos, cocineros, enfermeras, almacenero; todos hicimos de todo.

“Desde el viernes 8 de septiembre hasta el lunes ocurrieron ocho nacimientos, cifra que duplicó los partos habituales. Las gestantes se vieron sometidas a mucho estrés. Es como si lo bebés hubieran dicho: ya es la hora.

“El equipo multidisciplinario que vino de Sancti Spíritus, nos transmitió una confianza enorme. Ese domingo y lunes, aquellos colegas nos dijeron: tranquilos, permaneceremos aquí hasta que todo el peligro pase.

“Las personas a veces piensan que los médicos no tenemos sobresaltos, y sí, en momentos de tensión como esos constantemente nos llenamos de preguntas.

“Hay que ponerse en la piel del otro para entender que el médico no puede cansarse. Sales de una guardia, llegas a la casa, te bañas y al minuto vuelves para el hospital. Hay que ser muy responsable y muy humano para ser médico”.

¿Para usted multiplicarse en tanto, cuanto precisa de la familia?

Soy afortunada. Hace más de 30 años tengo el apoyo incondicional de mi esposo Rubén Fernández,Licenciado en Imagenología, con él compartí misión en Etiopía. Tenemos la dicha de tener un hijo que estudia segundo año de Medicina.

Sin Rubén,hubiera sido imposible todo lo que logrado. ¿Imaginas lo que es estar de guardia localizable durante 22 años? Eso significa que como soy la única Neonatóloga en Yaguajay tengo que asumir en cualquier momento, sea la hora que sea, la atención de un bebé que lo requiera. Si la comida está a la mitad mi esposo sigue cocinando. Yo me he pasado dos meses trabajando en Sancti Spíritus y él ha asumido todo. Pelo los ajos por adelantado, a veces tiendo en perchero para luego no tener que planchar. Sí, porque eltrabajo me roba mucho tiempo.

Ella es capaz de mover el mundo para lograr utopías. Así de resuelta anduvo, y puntada a puntada, junto a otros colegas, tejió el sueño de declarar al Camilo CienfuegosHospital Amigo de la Madre, el Niño y la Niña, proyectodirigido a promover la lactancia materna.

Así, con la necedad de los buenos maestros improvisa un aula en cualquier sitio e insiste en la enseñanza para el bien universal.

“Hay que formar el relevo y entregar todo el conocimiento que se tiene. La educación tiene que ser integral en formación vocacional, valores éticos, profesionales. Las motivaciones están dentro de los individuos y hay que saber buscarlas.

Dicho por usted, la Neonatología es el principio de todo.

“Es una de las especialidades médicas más completas; integra mucho al individuo, lo hace mejor ser humano. Todo lo que hagan la Medicina y la Ciencia por una infancia plena es poco porque ella representa el crecimiento de la humanidad.Hasta hoy nada me ha hecho pensar diferente: cuando alguien quiere lo mejor para un niño, es la mejor persona del mundo”.

Arelys García Acosta

Texto de Arelys García Acosta
Máster en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus. Especializada en temas sociales.

2 comentarios

  1. Gracias Cary por existir
    Doy fe de la entrega, la dedicacion y el amor de esta gran mujer para sus pequeños pacientes

  2. CARY.
    MI Compañera de luchas en los salones de Parto y operaciones del Paneca..De la mision Ethiopia..Excelente profesional y ser humano…
    Muchas vivencias a lo largo de los años..
    Felicitaciones y salud para q los niños de nuestro Yaguajay sigan teniendo la salud que merecen.
    Bendiciones Cary y gracias por estar .

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