Díaz-Canel en su primer discurso: La Revolución cubana sigue de verde olivo

La comunicación con el pueblo, la dirección colectiva y el acompañamiento de la poesía y el canto, el arte y la crítica, figuran entre las premisas planteadas por el nuevo Presidente de Cuba

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Díaz-Canel dejó perfectamente claro una cosa: “La Revolución cubana sigue de verde olivo dispuesta a todos los combates”. (Foto: Vladimir Molina Espada)

No empiezo aludiendo a él como al Presidente de Cuba, o como al Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República. Digo Díaz-Canel, a la usanza popular, porque es, sin dudas, un hombre popular. Lo menciono del mismo modo que mencionamos siempre (en pasado y en presente) a Fidel, o a Raúl.

Ha hablado a la república al momento mismo de asumir esos cargos. Y ha dicho ¿qué? Pues mucho ha dicho en esos 30 minutos y medio de discurso de los que sí dicen, de los que sí explican, de los que sí aclaran, de los que sí alertan, de los que sí esperanzan. Ha hablado, como sus antecesores, de continuidad histórica, porque sería un hombre impopular al menos entre cubanos, entre cubanos patriotas, si repitiera como papagayo aquella arenga de Obama de olvidar la Historia, solo porque corren tiempos nuevos y porque hay que estar a tono con ellos.

Ha hablado de propiciar el debate sincero y dicho que todos los diputados tienen como “primera razón de ser la comunicación con el pueblo”. Muy acertado apunte para quien asumió la responsabilidad “con la convicción de que todos los cubanos seremos fieles al legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (…) y al ejemplo del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder actual del proceso revolucionario”. Uno de los legados más hermosos de Fidel es, y eso lo sabemos muy bien quienes crecimos viéndole en los lugares de mayor riesgo, estar junto a su pueblo en las verdes y en las maduras.

Ha dicho Díaz-Canel que el esfuerzo y el sacrificio de los revolucionarios cubanos siempre han estado abrazados por la poesía y el canto, el arte y la crítica. Poesía y canto que nos han llevado a no perder nunca el ánimo ni la noción de lo hermoso y verdaderamente útil. Arte que ha permitido dar alas al pueblo en su afán de conocer para poder liberarse, ante todo, espiritualmente. Crítica tan bien ponderada por nuestro líder histórico que en una de sus aseveraciones a Ignacio Ramonet para su libro Cien horas con Fidel subrayó: “Todo es mejor que la ausencia de crítica”. No porque le gustase ver reflejados en los medios de prensa o en los debates callejeros los desaciertos de la Revolución que encabezó, sino por su convencimiento de que sin reconocer los errores resulta imposible rectificarlos o eliminarlos.

En concordancia con esa idea cardinal, Díaz-Canel dijo: “Nos toca corregir errores, sacar experiencias, evitar improvisaciones, superficialidades y demoras e incumplimientos que irritan, siembran pesimismo y desaliento, alejándonos de nuestras metas en el tiempo”. Y, en una especie de mea culpa a nombre de todos los que sentimos por Cuba, ha definido como el primer combate a que está llamado el país el dirigido a “vencer nuestras propias indisciplinas, errores e imperfecciones”, no sin antes dejar perfectamente claro una cosa: “La Revolución cubana sigue de verde olivo dispuesta a todos los combates”.

Habló de avanzar, al mismo tiempo, “en medio de las turbulencias de un mundo dominado por la incertidumbre, la injusticia, la violencia de los poderosos y el deprecio a las naciones pequeñas y a las empobrecidas mayorías”. Ya se sabe que el sayo no fue lanzado para todos. Fue lanzado directamente y en primer lugar para el Gobierno de los Estados Unidos de América, y en segundo para los gobiernos lacayos que se pliegan a los mandatos del presidente de turno en esa norteña nación, por descabellados que resulten.

Instó también a no acomodarnos en la gloria que nos precede para vivir a su sombra, porque eso sería traicionarla. Y segundos antes de mencionar a intelectuales, artistas, periodistas, creadores que “nos acompañarán siempre” habló del empeño “de que este archipiélago que la Revolución puso en el mapa político del mundo siga siendo reconocido también por su singular modo de pelear cantando, bailando, riendo y venciendo”. Una alusión a la Cuba que se vende en las postales y los videoclips, donde no siempre se refleja el verdadero rostro del país que batalla sin tregua mientras saca humor de sus flaquezas.

Al hablar de la larga y sostenida resistencia de Cuba aclaró, aunque ya lo sabíamos nosotros, pero puede que algunos por ahí no lo sepan aún, que no hay milagro en la proeza. Hizo suya la idea martiana de que “crear es la palabra de pase de esta generación”. Dijo que por demasiado tiempo y de las peores maneras un mundo que nos mira desde afuera “con más interrogantes que certezas” ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerrilleros. En nuestros guerrilleros nos afincamos, dejó ver con reiteradas alusiones a los héroes de las distintas gestas libertarias cubanas.

Estamos en la era de un planeta llamado Internet. Por ello mencionó la habilidad de nuestros adversarios para mentir, tergiversar y silenciar la obra revolucionaria. Por ello habló de emplear más y mejor las posibilidades de la tecnología. Y a la prensa, aunque no solo a ella, apuntó una vez más cuando expresó que debemos ser “más creativos en la difusión de nuestras verdades”.

Raúl encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro del país desde su condición de máximo dirigente del Partido Comunista de Cuba. También lo dejó claro. Cuba no negociará principios ni aceptará condicionamientos, los cambios que sean necesarios los decidirá soberanamente el pueblo cubano; tampoco esa declaración resultó novedad para quienes conocen la coherencia en el pensamiento y la acción del gobierno caribeño desde 1959.

Díaz-Canel reclamó, igual que lo hicieron siempre Fidel y Raúl, el apoyo de todos los que ocupan responsabilidades en diversos niveles y del pueblo. Dirección y conducción cada vez más colectivas, especificó. No prometió nada, como tampoco lo hicieron quienes le precedieron en ese cargo. Solo el trabajo intenso, abnegado y eficiente llevará a resultados concretos; parecería que huelga, pero valió la pena que recordara.

Diálogo desde el respeto, diálogo entre iguales, dijo, para los restantes países del mundo. Esa es Cuba, la que hablaba desde sus palabras, pensamos muchos de los que lo veíamos y escuchábamos en nuestros hogares o centros laborales y de estudio. Y una vez más recordó a Fidel, el gigante de verde olivo que, quiero imaginar, habría permanecido sonriente todo el tiempo, mientras el nuevo mandatario cubano se dirigía a su pueblo y también al mundo.

(Publicado originalmente en Cubaicaní)

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

2 comentarios

  1. Bienvenido compañero Presidente continúe su mandato hablando siempre claro y transparente. Así podrá usted contar con todo el apoyo de nuestro pueblo incluyendo a nosotros los mas viejos o mejor dicho los de mas edad que estamos dispuestos a darlo todo por la Patria, la Revolución y nuestro Partido Comunista de Cuba, tenga la certeza que de esta forma lo respetaremos, lo apoyaremos y lo querremos profundamente.
    Un fuerte abrazo

  2. Bravo por ese Presidente que comienza su mandato hablando así de claro y transparetne. Hay que respetarlo y quererlo.

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