Frijoles duros y amargos

¿Quién responde por la calidad de un producto que se comercializa en la red de mercados y placitas de la provincia?

Acopio, Fomento, frijoles
Acopio carece de mecanismos para verificar la calidadd del grano. (Foto: Rosanyela Cabrera)

Dice una amiga que muy amargos y muy duros tienen que estar los frijoles para que un escritor dedique algunas cuartillas a escribir sobre el tema. Pero no es que se trate de lo duro y de lo amargo se trata del engaño, del gasto innecesario; se trata de la economía familiar. Se trata, incluso, de los enfermos y de la economía del país.

Haré la historia. Segunda quincena de agosto, municipio de Fomento, plaza No. 5, calle Estrada Palma. Gran venta de frijoles y enseguida —como un relámpago—  la cola. Nada más y nada menos que ¡10 000 libras de frijol negro a 6 pesos! Tiempo antes habían vendido y eran buenos. Como dice mi vecina: “se ablandaban enseguida”. Ahora, con la noticia del buen frijol anterior, corrió el mensaje: Acopio —en Fomento— había comprado más de 10 000 libras de frijol a Yaguajay. O sea, poco más de 100 quintales. Hubo personas que adquirieron 10, 20, 25, 50 y más libras… Pensaban en el viaje a la playa, quizás en terminar el mes o el año; eran los enfermos en casa, las visitas a veces inesperadas de estos meses de verano. Y si puedo contar bien esta historia es porque la viví, o sea, yo compré frijoles.

Y lo que es obvio: al día siguiente —como yo— muchos los cocinaron. El resultado fue idéntico: duros como ellos solos y tan amargos que era imposible mantenerlos en la boca. Así mismo amargos, desabridos, ácidos, verdaderamente incomibles. “Para nada sirven ni siquiera para hacer un congrí”, me comentó alguien en la calle.

Llamé al director de Acopio en Fomento. Me dijo que tenía innumerables quejas sobre el tema. Le pregunté si ellos tenían alguna posibilidad de saber, de antemano, la calidad del frijol que iban a comprar. Me dijo que ellos no tenían un equipo para saber si el frijol era bueno o malo. Quedé en duda. ¿No existe en Acopio ni la más mínima manera de conocer si un frijol es bueno o no? ¿Qué sucede cuando ocurre un caso como este? ¿Nada? El tema es que no hablamos de 10 o 20  libras, sino de 10 000 libras de frijoles negros. Me interesé por conocer si existía alguna vía de reclamar o de resarcir el daño. Me dijo que no, que el frijol ya estaba vendido, que la culpa estaba en los vendedores de Yaguajay. No sé qué dice Yaguajay. No llamé. Por un momento pensé que la culpa iba a pasar de un lado a otro. Creí que lo mejor era ir a mi oficio, y escribir.

Algo si está claro: aún cuando a esta altura no sé ubicar bien los responsables —que espero aparezcan—, alguien nos puso la cocina dura y amarga por estos días; ese alguien fracturó nuestra economía, trastocó nuestros planes y nos hizo sentir engañados.

Yo creo, sin duda, que cuando se trata de la economía familiar o de la comida del pueblo debe haber más rigor o seriedad en el oficio. Mucho más ahora, que el país se esfuerza por crear estrategias en aras de surtir mejor nuestras plazas y mercados. Vender al pueblo 10 000 libras de frijoles duros y amargos es desestimar, incluso, que cuando los cubanos nos referimos al trabajo decimos que “en nuestro trabajo están los frijoles de nuestros hijos”. Nadie tiene derecho a venderlos duros y, además, amargos. Y repito, no me canso de repetirlo: los afectados están en quienes compraron esos ¡100 quintales! ¿Dónde están los culpables? La mesa está servida y, ojo, dura y amarga.

*  Escritor, miembro de la Uneac

Ángel Martínez Niubó

Texto de Ángel Martínez Niubó
Poeta y narrador espirituano. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac). Autor de la novela Luzángela.

4 comentarios

  1. Nada cumplir los planes de ingresos de las empresas sin importarle el daño al consumidor, donde esta la proteccion al consumidor, quien indemniza a los estafados, pues esto es una estafa con o sin intencion pero lo es.

  2. Se sigue maltratando al consumidor a pesar de la legislación aprobada pero a nadie le importa. Desidia total del caso. Al igual está la venta de la canasta básica que ese mismo grano vino con la obligatoriedad de comprarlo sino no te venden el que sirve.!Hasta cuando!

  3. La misma historia DE SIEMPRE. Ahora son los frijoles, pero y al resto de los productos que se venden en cualquier centro estatal; ¿Que tipo de Control de Calidad les hacen antes de «liberarlos» al mercado o a la población?. ¿Existe alguna entidad dedicada a tales fines?. Este tipo de venta (sin control previo o como se dice en el buen cubano; como que a nadie le importa) no lo hacen los particulares, pues perderían la clientela.
    A buen entendedor…

  4. Aaaah pero vuelve este año acopio y el engaño de los frijoles duros y amargos,este tema fue publicado ya una vez por Escambry y acopio sigue en sus treces,ahora aparecieron en Trinidad y no pasa nada,seis pesos por una libra de frijoles es medio día de trabajo para muchos y mas para muchos jubilados y no pasa nada,mejor seria no publicar nada

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