Piedras en el camino de la banda

Desde hace dos años, la Banda Provincial de Música no realiza su retreta, lo que atenta contra una de las tradiciones más antiguas de la cultura espirituana

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Las presentaciones han quedado reducidas a las actividades patrióticas y conmemorativas. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

La belleza inigualable del parque Serafín Sánchez, de Sancti Spíritus, ha estado incompleta. Desde hace dos años, vive acompañada solo del bullicio propio de estos espacios públicos. Ha olvidado ya el disfrute de una de sus reliquias: las retretas de domingo, una de las tradiciones más antiguas de la ciudad.

Y es que la Banda Provincial de Música, protagonista por excelencia de las retretas desde 1904, ha sido callada a la fuerza. Múltiples factores han generado que apenas intercambie con el auditorio en actividades políticas, ceremonias militares y patrióticas, donde por lo general interpreta el Himno Nacional. Los integrantes esperan volver a protagonizar su objeto social, mientras afinan sus instrumentos y los máximos decisores toman cartas en el asunto.

¿ENSAYOS SIN TECHO?

El vía crucis de la banda espirituana comenzó desde el mismo momento en que el antiguo parque central de la ciudad del Yayabo se vino abajo para tomar una imagen similar a la de sus orígenes.

Entonces, perdieron la sombra y el director de la agrupación, Juan Ángel Hernández, decidió que la presentación de la agrupación se ejecutaría en los portales de la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí.

“No fue un capricho. El alumbrado del parque no es suficiente y sin techo, el cual, además, protege a los músicos e instrumentos del sol y sereno, resulta imposible una adecuada sonoridad”, refiere.

Mas, las afinaciones de la llamada madre de la música local en ese espacio duraron muy poco ya que, por otras decisiones, esa unidad artística subvencionada por el Estado y perteneciente a la Empresa Provincial de la Música y los Espectáculos (EPME) Rafael Gómez Mayea debió recoger de allí sus atriles, instrumentos, sillas y partituras porque los altos de la Casa de Cultura, su guarida de ensayo por cerca de 40 años, fue objeto de una reparación.

“Nos enviaron, entonces, para la Casa de la Música, alejada de esa zona. Esa condición nos ha obligado a suspender las retretas porque nunca ha aparecido el transporte adecuado para trasladar los instrumentos hasta allá. Solo ha llegado cuando es una actividad convocada por el Partido y el Gobierno”, explica.

Pero la institución, que cada martes en la tarde durante los ensayos se hace pequeña para el sonido de las trompetas, flautas, saxofones…, no ha podido satisfacer las necesidades de la agrupación.

“Las bandas necesitan ensayar y presentarse con una formación específica. Tiene que ver con el orden y tipo de instrumentos. En la sala de la casona, un sitio, además, que está arrendado, por lo que no se nos permite adaptarlo a nuestras necesidades y gustos, resulta imposible hacerlo. Eso atenta contra la calidad”, explica Alfredo Castro Díaz, quien desde hace unos meses volvió a formar parte del proyecto.

De acuerdo con una publicación del 2017 de este propio medio de prensa, donde se citan fuentes oficiales de la EPME, la banda permanecería en ese local hasta que se culminara la restauración de la Casa de Cultura. Mas, la realidad es otra y hoy se buscan nuevas opciones, ya que la actual cobija deberá cerrar también por peligro de derrumbe.

En una reciente reunión en el Sectorial de Cultura y Arte se habló de analizar las condiciones de los bajos de la Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena u otro espacio aledaño para realizar la permuta de local. Igualmente, se propuso mandar a hacer atriles y sillas, así como uniformes. Mas, todo quedó en palabras, sin fechas para materializarlo.

“Ensayar es vital, pero si no te presentas el músico se desencanta y pierde facultades desde el punto de vista técnico-metodológico. Cuando eso no ocurre también afectas al público. Nuestra unidad docente no solo forma a quienes se dedican a leer el pentagrama, sino a quienes se deleitan con las melodías”, acota Castro Díaz.

A pesar de todas esas desafinaciones, la Banda Provincial de Música está de cara a una evaluación, según sus propios integrantes más longevos, en un ideal momento desde el punto de vista técnico por la inyección de jóvenes egresados.

“Contamos con 28 músicos. Y a lo largo de nuestra historia, siempre hemos formado a quienes salen de las escuelas de arte. Por ejemplo, en las retretas se hacen 10 o 12 temas, por lo que les permiten desdoblarse en el escenario. Es una lástima que hoy estemos en estas condiciones”, refiere Juan Ángel.

ECOS SIN ARMONÍA

Además de la ausencia de un local para ensayar como está estipulado y de protagonizar las retretas, quienes integran la Banda Provincial de Música sufren otras faltas.

Carlos Manuel Borroto, uno de sus más experimentados músicos, asegura que mientras no tengan un espacio para ellos será imposible revertir los otros males.

“En ese lugar, por ejemplo, pudiéramos tener una computadora para hacer las partituras, ante la falta de papel. Hay que ver a la banda como la institución que resguarda un patrimonio de todos los tiempos y para todos los tiempos”, opina.

Atriles en mal estado e insuficientes, uniformes hechos cuando Sancti Spíritus fue la sede nacional por la efeméride del 26 de Julio en el 2016 e instrumentos que se rompen y no encuentran sus arreglos con agilidad son algunas de las piedras en el camino.

“La mayoría de nuestros músicos son los dueños de sus instrumentos, por tanto, sus arreglos van por ellos. Para nadie es un secreto que los accesorios son muy caros y siempre salen de nuestros bolsillos”, sentencia el director de la banda.

Disfrutar de esa agrupación es deleitarse con lo más autóctono de nuestro pentagrama, así como de clásicos del jazz; una opción que siempre encontró la ovación del público que le sigue o, sencillamente, detenía su paso apurado para escuchar.

“Resolver el problema de la banda significa pensar que es el complemento de una ciudad que cambia día a día para bien”, sintetiza Carlos Manuel.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

2 comentarios

  1. Cualquier parecido con su homóloga de Holguín es pura coincidencia. Lo cierto es que nuestra Banda de Conciertos padece similares avatares: sin local de ensayos, con pocas presentaciones, sufriendo el éxodo de sus músicos a otros proyectos. Tal parece un fenómeno de escala nacional esto de desatender a las bandas provinciales. Varios trabajos en medios nacionales y locales han tratado el asunto, dibujando una alarma para las autoridades, pero en espera de la solución se desmigaja ese otro gran organismo musical.
    http://www.trabajadores.cu/20160605/no-hay-mal-que-dure-100-anos-ni-banda-que-lo-resista/

  2. Aplausos para la periodista y trompetilla para los culpables de que la banda no pueda dar sus retretas..Supongo que no son espirituanos o que les importe un comino las tradiciones,que son el alma de los pueblos

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