Sancti Spíritus: Inventarios parados…

Los inventarios de lento movimiento y ociosos constituyen un lastre para la economía espirituana, tal como lo demostró la XII Comprobación Nacional al Control Interno

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Ilustración: Osval

Si el barco parado no gana flete, tampoco los inventarios de lento movimiento y ociosos de las entidades; quise decir, esas mercancías, insumos y bienes, en general, que duermen las mil y una noches en anaqueles, almacenes… y no ven el día de ser empleados en la función que les predestinaron.

Que la XII Comprobación Nacional al Control Interno en Sancti Spíritus, como en el resto del país, mirara con anteojos la gestión de los inventarios no obedeció a un interés baladí. Hace más de un año, el Parlamento cubano le puso asterisco a la problemática y mucho antes el Consejo de Ministros había aprobado el Decreto 315/2013, que regula todo lo concerniente al asunto.

La economía nacional pedía a gritos la actualización de las legislaciones para meter en cintura la excesiva acumulación de inventarios que sobrepasaban las necesidades reales de las empresas o que no tenían una adecuada utilización.

Al parecer, muchos empresarios desestimaron, en alguna medida, las regulaciones. Nada de conjetura. Al cabo de casi tres años y medio de acuñado el referido decreto, el valor de los inventarios en Cuba superaba los 23 000 millones de pesos, con una tendencia creciente, según análisis de la Asamblea Nacional del Poder Popular en diciembre del 2016.

No quedaba otra alternativa que actuar, y, por ello, en la línea estratégica del país, la Contraloría General de la República le otorgó preeminencia a la gestión de los inventarios en la más reciente Comprobación Nacional al Control Interno, una especie de “examen a libro abierto”, como la calificara Gladys Bejerano Portela en su resumen en Sancti Spíritus.

Y, a pesar de ser una “guerra” avisada, hubo varias bajas entre las 14 entidades revisadas de la provincia, donde la muestra tomada confirmó que no resultan totalmente efectivos la gestión y el control interno sobre los inventarios, cuyos montos, en lugar de ir en caída, tendían al ascenso.

No obstante, justo es reconocer que no todos los centros laborales verificados están cortados con la misma tijera, al constatarse avances en la Empresa Provincial de Abastecimiento Técnico Material, así como en las Unidades Empresariales de Base (UEB) Conservas de Vegetales y DIVEP Sancti Spíritus.

A los resultados de estas entidades les son ajenas las casualidades. Ilustremos. En DIVEP, la contratación económica —sin subvalorar otros elementos— parece ser el abracadabra para garantizar la acertada rotación de los bienes, a juicio de la dirección de la UEB, que compartió sus experiencias con los asistentes a las conclusiones de la XII Comprobación Nacional en el territorio.

Al igual que en la mencionada unidad, en Conservas de Vegetales el equipo económico y contable no resulta segundo de nadie, como tampoco en la Empresa Provincial de Abastecimiento Técnico Material, cuyo Comité de Control, más que hablar, acciona.

Casi todo lo contrario —para no pecar de absoluto— ha sucedido en la Empresa de Aseguramiento y Servicios a la Salud, donde no se pudo realizar el conteo físico en un almacén durante la inspección, “por el desorden, descontrol y hacinamiento de los recursos”, de acuerdo con el informe al cual tuvo acceso este reportero. De esa anarquía a la ocurrencia de un hecho delictivo existe escaso margen.

Tal es la punta del iceberg de lo acontecido en la entidad, perseguida por la fluctuación laboral en diversas áreas, entre estas la Comercial, por donde transitaron tres subdirectores en un lapso breve. Lamentable panorama, que desvela más si pongo una pregunta sobre la mesa: ¿no será más complejo por parte del Estado cubano producir o adquirir en el extranjero esos recursos para asegurar un servicio tan vital como el de la salud?

Las ramificaciones del desorden llegaron, igualmente, a un almacén de la UEB Azumat Sancti Spíritus, perteneciente a la Empresa Azucarera; allí los controladores no efectuaron el conteo físico debido a la falta de organización y control. También cuestionable, y como el espacio me lo permite, coloco otra interrogante sobre la propia mesa: ¿por qué se logró ordenar el almacén luego de la comprobación y no antes?

Otras entidades tampoco estuvieron limpias de polvo y paja; díganse, la Empresa Provincial de Producciones Varias y la Comercializadora de Servicios y Productos Universales, por cuanto los saldos que mostraron las cuentas de inventarios, en lo fundamental los de lento movimiento y ociosos, no fueron razonables.

La comprobación ofreció pistas, además, sobre inventarios de este tipo dejados de declarar, la no definición de un procedimiento para la gestión y la falta de análisis sistemáticos acerca del tema, clara señal de la ausencia de prioridad en la agenda administrativa en ciertas empresas.

Posterior al diagnóstico de la comprobación, cada entidad impuso sanciones en correspondencia con la magnitud de las irregularidades detectadas, y diseñó un programa de acciones para revertirlas, que no debe asumirse como uno más.

Por cierto, la rotación de los inventarios constituye uno de los indicadores directivos medibles en el sector empresarial incluidos en la metodología del plan del 2018. Por tanto, donde no se atienda con jerarquía, persistirá el riesgo de afectar los ingresos salariales de los trabajadores, similar, por ejemplo, como cuando son incumplidas las ventas netas.

Al final, el sindicato deberá sacudirse de la postración, donde en el centro se padezca; o lo mismo, deberá actuar, porque, como ya dije, a los inventarios les pasa como al barco que, parado, no gana flete.

Enrique Ojito

Texto de Enrique Ojito
Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida (2020). Máster en Ciencias de la Comunicación. Ganador de los más importantes concursos periodísticos del país.

2 comentarios

  1. Por supuesto que tiene que haber lento movimiento, si no rebajan nada.

    • el cuartito esta igualito. en esto del control de inventarios llevamos 60 años en lo mismo y sigue sin resolverse.

      un problema q cualquier vendedor de timbiriche sabe como resolverlo.

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