Los malos olores del precio del jurel (+audios)

Ilustración: Osval Cuando de jurel se habla, varias preguntas pican el anzuelo: ¿por qué si el frigorífico está roto le asignaron tanto pescado a Sancti Spíritus? ¿Por qué se importó tanto de espaldas a la demanda? ¿Por qué un precio tan alto cuando el costo es tan bajo? Cuando Pilar

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Ilustración: Osval
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Ilustración: Osval

Cuando de jurel se habla, varias preguntas pican el anzuelo: ¿por qué si el frigorífico está roto le asignaron tanto pescado a Sancti Spíritus? ¿Por qué se importó tanto de espaldas a la demanda? ¿Por qué un precio tan alto cuando el costo es tan bajo?

Cuando Pilar Consuegra se paró delante del mostrador dio un brinco mayor al que dio el jurel desde Chile hasta las unidades comerciales espirituanas: “¿¡Veinte pesos!?; pero, si está más caro que la carne de puerco, cuando le pique la cabeza y le saque las tripas, valdrá 30”, dijo y cerró su jaba sin comprar, aunque no tenía mucho que llevar al caldero esa tarde.

La expresión de la clienta se repite por estos días en tiendas, casillas y mercados del territorio donde el cartel que anuncia el precio del pescado languidece, mientras los malos olores comienzan a contaminar el ambiente y las arcas comerciales.

Del estancamiento de la venta dan fe unidades como La Victoria, en Sancti Spíritus. Su administrador, Oscar Domínguez Rodríguez, sostiene que al principio vendió 10 cajas, pero de las últimas cinco se ha vendido una, si acaso: “Tengo cuatro en casas de vecinos, pero uno de ellos me llamó porque necesitaba su congelador, lo tuvimos que bajar y ya tiene un olorcito extraño; mandé a buscar a la compañera de Salud del policlínico para que dictaminara que no está apto para el consumo”.

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Como no es el único ejemplo, anzuelo en mano, Escambray pesca en baja y alta mar. Supo que el jurel nadó primero en tiendas de la capital, donde provocó reacciones adversas. Entonces comenzó a aletear por todo el país.

Datos del Grupo de Comercio en Sancti Spíritus confirman que desde inicios de junio el jurel irrumpió en la red comercial a 20 pesos la libra, como una alternativa nacional por la falta e inestabilidad del pollo (en la provincia se dejaron de entregar unas 30 toneladas). Entonces el Ministerio del ramo asignó 74.5 toneladas de jurel, de las que se recibieron 49 y se han vendido unas 33 en cerca de un mes. Solo que ya se comienzan a contabilizar libras y libras perdidas. ¿Cuántas?

La tendencia es similar en provincias vecinas, al decir de Ariel Fernández, director del Grupo: “Villa Clara dice que aún tiene el primer pescado en la red y el otro que entró está en frigorífico. Estamos monitoreando porque la venta es lenta, la gente nos dice que está caro, hasta más que el cerdo que vendemos por el Estado”.

Para mitigar el problema, el pescado se ha movido de una tienda a otra, entre Consejos Populares y hasta municipios. “Lo ponemos donde estén las condiciones de frío, enviamos más a La Sierpe, porque ya vendió casi todo el asignado”.

Pero el jurel sigue ahí, con sus ojos abiertos como si se asombrara él mismo de su precio. “No todas las unidades tienen neveras u otro equipo de frío. En dos o tres casillas se ha echado a perder. También se estabilizó el pollo para Comercio y Gastronomía, se distribuyó por la canasta básica, además de la salchicha controlada de 24 pesos, mortadella, picadillo, se expende liberado el perro caliente, queso blanco y fundido, y todo más barato”, explica Ariel.

Todo ese escabeche se cocina junto al jurel, pero lo que parece pesar en los consumidores es el precio, no solo porque lo diga un sondeo “a boca” de casillas, tiendas y la calle misma. Y es que, aunque no es exactamente una variante de “pescado por pollo”, según aclaran directivos de Comercio, lo cierto es que además de tratar de suplir su ausencia, asimiló hasta su precio en libras.

Es más caro el jurel que el valor de su “familia acuática”. En las casillas especializadas donde se vende liberado, el pargo, que le dobla en alcurnia al jurel y tampoco es una regalía, se comercializa a unos 14 pesos la libra (28 el kilogramo) y en la venta “callejera”, cualquier especie se cotiza hasta 12 pesos, mucho más en Sancti Spíritus, una provincia escoltada por mares y numerosos embalses.

No es una cuestión de importaciones, esas que el país quiere reducir. Al parecer a los consumidores se les cobra hasta el pasaje del barco, el peaje por los kilómetros marítimos de Chile a acá, que es de donde viene, ¿o hasta las potenciales pérdidas del producto, mucho más vulnerable con los grados de calor de esta época del año?

Lo dicen las facturas de la Empresa Mayorista de Alimentos, que es el proveedor. Pese a venir de Sudamérica, el costo del jurel es de 4.5409 pesos el kilogramo (casi 4.55) y  2.0928 (casi 2.10) la libra. Una simple operación matemática cubana despeja la ecuación. De rebajarse el precio hasta 10 o 12 pesos, que es lo que aconseja la ley de la oferta, la demanda y la lógica económica, aún el Grupo de Comercio tendría utilidades y las personas una opción alimentaria más.

Le dejo el saque de cuentas sobre las ganancias comerciales, deducidos los gastos como los de transportación, energía y hasta el 42 por ciento que aporta el Grupo al presupuesto pues, aun con todo, el margen es de casi 10 pesos a su favor por la venta del jurel.

Aunque la unidad Nena Grocey, de Sancti Spíritus, tiene frío, Francisco Madrigal, su administrador, advierte: “Las primeras 12 cajas se vendieron, pero de las otras cinco solo he vendido 21 libras, todo el mundo dice que es muy caro y están esperando a ver si determinan alguna rebaja, la nevera la tenemos llena hasta arriba, si nos entra algún producto de la canasta básica, nos va a crear un problema porque no se puede mezclar”.  

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Varias preguntas pican el anzuelo: ¿por qué si el frigorífico está roto le asignaron tanto pescado a Sancti Spíritus? ¿Por qué se importó tanto de espaldas a la demanda? ¿Por qué un precio tan alto cuando el costo es tan bajo?

Además de las variantes buscadas, Comercio destinó un poco para el Sistema de Atención a la Familia y la Empresa de Alojamiento, donde se porciona en platos sin dejar de rendir ganancias. “Hemos pensado venderlo por Gastronomía, pero la decisión no es nuestra”, alega Ariel y aporta que a esta rama entra el contratado con la pesca espirituana.

¿Y el jurel?, indago.

“Le propusimos al ministerio valorar el precio, estamos a la espera de decisiones”. Mientras llegan estas, ¿terminará por podrirse? Hoy Cuba no debe darse ese lujo. Tampoco los ministerios de Comercio Interior y de Finanzas y Precios, al parecer, se han inmutado ante el llamado de no elevar los precios, aunque ciertamente cuando el incremento de salarios del sector presupuestado llegó, ya el jurel estaba a 20 pesos la libra.

La pérdida, más que económica porque ya se sabe que en el rejuego de costos y precios hasta esta se paga, es esencialmente para la alimentación del pueblo cuando la comida no sobra. Y si era una prueba de mercado, ya el jurel y esos ministerios la suspendieron.  

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

8 comentarios

  1. Afortunada usted que conoce hasta los precios de importación del pescado, para demostrar que en este caso el mismo estado está respondiendo como un garrotero a la hora de hacer un precio justo planificado por el MFP, los refrescos enlatados tambien tiendn un costo para reirse y ni siquiera lo venden mas baratos para que los cuentapropistas no tengan uustificacion en aplicar el mismo precio de la tienda y asi no afectsr los bolsillos del pueblo. Nada, que no es planificar, es hacer las cosas con justicia social

  2. Viendo esto y los precios de las tiendas caribe, caracol, panamericanas etc todas estatales , no me queda más que pensar que el MFP se cree cuentapropista y si no es el MFP algún capitalista está dirigiendo esto. Busquemoslo pues y denunciemoslo, el hecho es que estamos muy mal a 60 años de un proyecto que nació para que todo fuera mejor y hoy estamos jodidos.

  3. Elsa, ese si es un comentario en materia de precios que todos van a estar de acuerdo contigo porque comer si es imprescindible y más pescado, con las enfermedades de HTA y DM que acechan cada día más a la población cubana, no me gusta el regueton del Chacal, pero a los que fueron a verle nadie los obligó, ni fue una indicación, el problema del jurel si hay que resolverlo, Cuba está rodeada de mar y hay que importar el jurel a miles de kms y sacárselo del lomo entonces del pueblo, no entiendo.

  4. Han ignorado la mano invisible. No hemos aprendido nada después de 400 años de capitalismo.

    • Roberto González

      Está claro lo de los precios minoristas del pescado, ahora bien, es imposible el precio de importación señalado en el artículo pues no deben olvidar que el errado sistema contable cubano, suma pesos con dólares.
      Es cierto el disparate del exceso de pescado en las provincias, pero puede que sea más mala planificación que otra cosa.
      El precio? Es cierto, está caro, pero si el vendedor fuera el traficante de la esquina seguramente estuvieran los frigoríficos vacíos.

  5. Esto de precios tan altos cuando los costos son mucho más bajos sucede en nuestro país con todos los productos que se comercializan en las tiendas estatales. Televisores, refrigeradores, ropa… todo se vende a mucho más de lo que costó. Ojalá solo sucediera con el jurel.

  6. Esto sucede cuando los precios se ponen a capricho y no en respuesta al mercado competitivo

    • Es necesario bajar los precios de los alimentos y más cuando el jurel se pudre por falta de frío ,creo que nuestro país no se puede dar ese lujo y más cuando nuestro presidente Días Canel lo ha dicho reiteradas veces

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