¿Por qué no hay arroz en Sancti Spíritus? (+fotos)

La producción nacional experimenta este año un marcado descenso productivo en momentos de brusca reducción de la importación. Aun así, los espirituanos tienen asegurado el grano de la canasta familiar

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El arroz se inscribe entre los alimentos más demandados en la mesa del cubano. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)
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El arroz se inscribe entre los alimentos más demandados en la mesa del cubano. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

Si en Cuba hubiera que identificar una dieta nacional, apuesto que sería el arroz; por costumbre o hábito, resulta una rareza concebir el menú sin siquiera la guarnición del gustado y nutritivo cereal. De ahí que su escasez se vuelva preocupación, máxime cuando otros ingredientes regulares de la mesa —viandas, vegetales y cárnicos— también agachan su presencia.

Como cualquier territorio de la isla, Sancti Spíritus es copia fiel de lo que ocurre alrededor del grano, cuyo impacto más visible aparece a partir de la eliminación de la venta liberada al compás de la llegada de la pandemia, amén de la entrega en julio y agosto de arroz adicional por cada consumidor; pero, ni qué decir de los precios oportunistas que afloran en el mercado informal en medio de la limitada presencia del demandado alimento.

Vale apuntar, además, que pese al notable descenso productivo en el presente año y el acortamiento de la importación por el impacto mundial de la COVID-19, entre otras causas, los espirituanos tienen asegurado el grano de la canasta familiar.

Bien se sabe que no en todas las casas esas cantidades cubren la demanda del mes, de ahí la práctica habitual de acudir a la compra liberada, un comercio que el país lleva décadas asegurando mediante la importación en cantidades que siempre han estado por encima de la producción interna, en un cultivo atado a insumos, tecnología y rigores de la agrotecnia si de obtener rendimientos razonables se trata.

No es la primera vez que en Sancti Spíritus el arroz está envuelto en una encrucijada; la provincia explota uno de los enclaves arroceros más integrales del país, dotado de una infraestructura que los especialistas aseguran puede producir anualmente unas 70 000 toneladas de arroz consumo si se dispusieran a tiempo de todos los recursos demandados por el cultivo —incluida el agua—; mas, el año que corre es fiel reflejo de esa dicotomía.

Con frecuencia las páginas de Escambray se vuelven terrazas a la hora de seguir el rastro a la arrocera de La Sierpe; esta vez, intenta responder a esa interrogante de todos los días: ¿por qué no hay arroz en los mercados? Respuestas que de un modo u otro se han reflejado por la prensa provincial y nacional, también dadas por la alta dirección del Gobierno cubano y del Ministerio de la Agricultura.

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La siembra de arroz popular en dique cuenta entre las alternativas que pueden ayudar a incrementar la producción interna. (Foto: Vicente Brito/ Escambray)

SUR DEL JÍBARO SE QUEDA CORTO

El 2020 estuvo a punto de inscribirse como uno de los menos productivos en la Empresa Agroindustrial de Granos (EAIG) Sur del Jíbaro pues, ante el escaso acumulado de agua en la presa Zaza —principal surtidor del programa arrocero en La Sierpe—, ya la campaña de frío había reducido la siembra a menos de 8 000 hectáreas, en tanto solo estaba previsto plantar en la campaña de primavera 700 para obtener semillas en la zona de Las Nuevas.

Pero unas intensas lluvias llegadas providencialmente casi a mediados de año transformaron el almacenamiento del embalse y el programa de plantación, y la siembra de unas 6 500 hectáreas se concretó entre junio y la primera quincena de agosto.

La noticia no pudo ser mejor; sin embargo, su alcance está lejos de satisfacer la sed de arroz. Orlando Linares Morel, director general de la EAIG, se alegra todavía de aquellos oportunos aguaceros de mayo, pero ni por un instante da rienda suelta a la satisfacción.

“Es verdad que se movió el programa de siembra porque hasta ese momento solo plantaríamos para semilla, pero debemos ser objetivos y decir que con la restricción que tiene el paquete tecnológico debido a la situación del país y el bloqueo, programamos rendimientos en el orden de las 2.5 toneladas por hectárea, muy por debajo de lo alcanzado en las últimas campañas. Nos proponemos entregar este año unas 18 000 toneladas de arroz consumo, alrededor del 42 por ciento de lo aportado en los años 2018 y 2019”.

Cabe decir que si tal cantidad se distribuyera solo en Sancti Spíritus cubriría el reparto anual de la canasta familiar y el consumo social, pero apenas quedaría margen para la venta liberada. Mas, no es el caso: el arroz es un renglón balanceado a nivel de país, cuya producción nacional se asienta en arroceras de 12 provincias y de las 700 000 toneladas que la isla necesita para asegurar la distribución normada, solo se producirán este año cerca de 163 000, según las proyecciones oficiales del sector agrícola.

Ante tal realidad, la importación se mantiene como la principal alternativa para disponer del alimento, y bien se sabe el impacto provocado por la pandemia en el comercio mundial, que para el caso de Cuba tiene otra agravante conocida y objetiva: el bloqueo y el acoso a que está sometida la isla, ambas prácticas recrudecidas en los tiempos de la COVID-19.

Tan es así, que los principales representantes del cultivo en Cuba han declarado a la prensa nacional por estos días que la producción arrocera no se ha visto tan afectada por la sequía en el 2020 como en otros años, y ubican el descenso en el recrudecimiento del bloqueo económico estadounidense que afecta particularmente la cosecha del grano por la baja disponibilidad de combustible para el laboreo y la atención, la inexistencia del fertilizante urea, y de otros insumos determinantes en el rendimiento del cultivo.

En el caso particular de Sur del Jíbaro, la sequía sí tiene un impacto directo en el alcance productivo actual; sin embargo, ahora que la Zaza permitió aumentar un poco la plantación, la no disponibilidad del paquete tecnológico merman el rendimiento y la cosecha, a la vez que se apelará a extender el uso de los bioproductos como alternativa que posibilite mejorar discretamente los resultados.

No se trata tampoco de que en Sur del Jíbaro y —me atrevería a decir— en las demás arroceras de Cuba se haga todo a la perfección, ni que estén agotadas todas las posibilidades de producir arroz a escala popular y en cada palmo de tierra donde germine el grano. Se impone explotar al máximo cada posibilidad de subir el rendimiento agrícola, buscar la mayor eficiencia y racionalidad en el aprovechamiento del agua y los recursos, como un camino imprescindible para elevar la producción nacional a fin de suplir, progresivamente, la importación del cereal en la mayor cuantía posible.

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La escasez del cereal se siente en la mesa de los espirituanos, aun cuando la provincia es un eminente polo arrocero.

LA EQUIDAD DE LA CANASTA

El dilema del arroz desborda esa garantía mensual de asegurar a cada consumidor 5 libras a precio subsidiado y otras 2 adicionales sin subsidio; mientras en julio y agosto se sumaron las libras adicionales anunciadas como parte de las medidas del país para aliviar el impacto que ha deparado la pandemia en materia alimentaria. Pero, se trata de que el cereal es una dieta que pocas veces el cubano la sustituye en la mesa.

Ricardo García Hernández, coordinador de Programas y Objetivos en el Consejo Provincial de Gobierno, explicó a Escambray que aun en la coyuntura que atraviesa el país se le ha garantizado a cada consumidor del territorio el arroz normado, que cada mes representa la distribución de 1 479 toneladas para cubrir también el consumo social.

Señaló García Hernández que en julio se distribuyeron, además, 422 toneladas de arroz a razón de 2 libras adicionales por consumidor, y en agosto, 532, a raíz de que se aprobó vender 2.5 libras por persona.

“Todo el arroz adicional para agosto está situado ya en cada municipio; para septiembre no sabemos si se mantendrá esa venta adicional porque son decisiones que se informan nacionalmente; pero sí podemos decir que el país tiene garantizado el arroz de la canasta familiar de todos los meses”, detalló.

Subrayó que la venta liberada se detuvo al iniciar la pandemia porque el país no ha tenido posibilidad de mantener la adquisición del arroz que se necesita para sostener esa oferta. “La venta liberada no se ha definido cuándo reanudarla, es algo muy ligado a la situación del comercio mundial y del país”, expresó García Hernández.

Lo cierto es que la suspensión de la oferta liberada en los mercados estatales deparó un vacío en muchas mesas familiares; en la provincia dicha comercialización oscilaba en alrededor de las 560 toneladas de arroz mensualmente, en un expendio donde algunos, al margen de las regulaciones que existían, lograban comprar 20, 40, 50 libras y hasta un quintal.

 Ahora, pese a la asignación adicional por venta normada, en muchas casas la sed del cereal no está calmada; si hasta marzo pasado muchos compraban lo necesario y más, otros no alcanzaban. Es cierto que la cifra adicional de estos dos últimos meses es pequeña y no suple toda la demanda, pero tiene un común denominador: es equitativa.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

4 comentarios

  1. y las entidades educacionales que brindan almuerzo y comida a los estudiantes lo tienen garantizado, recordar que ahora reiniciamos el curso escolar y estos centros demandan una gran cantidad de arroz, granos,vegetales, carnicos, lacteos y otros alimentos para que suus estudiantes y profesores mantengan una buena salud nutritiva y rendir academicamente ante la carga de estudios que se les avecina,ahora que no se permite la elaboracion de alimentos por agentes externos por efectos de la covid, que anteriormente los padres y estudiantes pagaban, por lo que debera reforzarse la alimentacion escolar.

  2. Cuando no es el bloqueo, es el clima, un huracan, o factores ajenos a la voluntad humana. Siempre existira un culpable y una extensa justificacion cargada de numeros, reflexiones y proyecciones. Se obtendran resultados cuando desarraiguemos esa mentalidad.

  3. Todo lo expuesto en el comentario es entendido, pero cómo virarse con esta ficha cuando desde enero se están dando noticias de que la EAIG Sur del Jíbaro es líder de empresas en el sector, que salió la mejor unidad en esto y lo otro, de que se cumple con esto y aquello, que recibió máquinas que aumentaran los rendimientos de aquí y de allá, o sea, que si todo ha sido bueno, ¿Cómo deglutir esta noticia después de haber dijestado las anteriores?
    Gracias.

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