¿Qué leen los espirituanos? (+video)

Un estudio sobre el hábito de la lectura en la población espirituana arrojó importantes luces sobre ese necesario mediador en la formación de los seres humanos

El hogar se destaca como el lugar preferido por la comunidad estudiada para realizar sus lecturas. (Foto: Lisandra Gómez Guerra).

En tiempos en que las informaciones brotan como un manatial en el profundo océano de Internet, una pregunta ha motivado a más de un investigador: ¿se lee o no?

Una pesquisa superficial en la información publicada en la red digital —donde se dice todo o casi todo— apunta de forma general a que aún resulta frecuente el interés de los ciudadanos por la lectura, pero no de igual manera que antes. Las propias herramientas de la multimedialidad, donde se imbrican con naturalidad textos, imágenes fijas y en movimiento, así como sonidos, marcan los ritmos de los plurales lectores del siglo XXI.

Sancti Spíritus no ha sido excepción en esa búsqueda constante de conocer el estado del hábito de la lectura. Desde las ciencias pedagógicas se han propuesto diseños de actividades encaminadas a potenciar, motivar, promover el interés por leer. Igualmente, desde las bibliotecas se fomenta la búsqueda de nuevas formas para promocionar el amor y respeto hacia las letras.

Sin embargo, no existía una radiografía más detallada que permitiera diagnosticar en profundidad las características de las personas que prefieren leer en uno u otro formato. De ahí que el Centro Provincial del Libro y la Literatura estimulara una pesquisa en busca de develar una realidad cambiante, según contextos, grupos etarios, niveles de instrucción, hábitos de vida…

Los investigadores Liset López Francisco y Duniesky Contreras Madrigal asumieron el reto y recorrieron todos los municipios espirituanos. Tras aplicar varias técnicas metodológicas pueden hoy hablar de conclusiones sobre el tema luego de contactar a 396 personas, tan diversas como nuestra propia sociedad.

AÑOS DE LECTURA

“Se mantiene el gusto por la lectura, lo cual demuestra los resultados del trabajo que se viene realizando en el Programa Nacional de Promoción de la Lectura de conjunto con las escuelas y la familia, aunque son los adultos y adultos mayores quienes más leen”, resume la socióloga López Francisco.

Son precisamente esos grupos etarios, quienes prefieren el libro impreso, el más frecuente en bibliotecas estatales y privadas.

“Los adolescentes y jóvenes manifiestan mayor interés por los digitales. Por tanto, esa tendencia nos hace reflexionar en la búsqueda de estrategias para orientar la presencia editorial de ese tipo de texto en la provincia, como mecanismo que coadyuve a satisfacer esa demanda y a complementar la ausencia del formato impreso.

“Según el nivel de escolaridad, existen marcadas preferencias por los formatos en los que se nos presenta el libro. Sin embargo, los soportes —impreso o digital— no definen en la población espirituana el hábito de la lectura”, añadió la especialista.

Al indagar sobre la frecuencia de la lectura se encontraron particularidades que encienden las luces hacia qué y cuándo volcar en las redes sociales para ganar seguidores, según edades e intereses.

“Es tendencia a leer diariamente o dos o tres veces por semana las redes sociales y sitios web, especialmente en adolescentes y jóvenes. Esto demuestra como hoy día se continúa leyendo, aunque en diferentes formatos, pues realmente lo importante es el texto que es donde se encuentra el contenido. Por tanto, podemos decir que en Sancti Spíritus coexisten tres tipos de lectores: el tradicional, que solo lee en formato impreso; el polivalente, que es quien alterna los soportes, y el digital, que busca sus intereses solo en la plataforma virtual”, expresó Liset.

Esa realidad condujo a determinar que aún predomina como pretexto de sumergirnos en la lectura el placer y la superación personal.

“Durante el estudio pudimos identificar que entre los obstáculos reconocidos para no leer más son las obligaciones de trabajo, el estudio, el cansancio y las responsabilidades familiares. Aunque existen diferencias según los géneros, pues los hombres argumentan que no les gusta leer mucho y que tienen poco acceso a Internet, mientras las mujeres plantean que no encuentran un lugar apropiado, además de los compromisos familiares y domésticos”, explicó Liset López, jefa de la sección de Crítica e Investigación de la filial espirituana de la Asociación Hermanos Saíz.

DE GUSTOS Y OTROS PLACERES

La novela, el cuento, la literatura científica y la dedicada al público infantil y juvenil se coronan entre los géneros literarios más buscados.

“Mientras que las temáticas más leídas son la aventura, el policiaco, la histórica y la romántica. Por supuesto, que no de igual forma entre los grupos etarios y los municipios, lo que hace necesario trazar estrategias en la conformación de los planes de la casa editorial provincial Luminaria y ser más diversos en el diseño de las demandas comerciales para que se correspondan con las necesidades, sin condicionar la creación”, sugirió la especialista.

El hogar, ese espacio íntimo y cómodo, se destaca como el preferido por la comunidad estudiada para realizar sus lecturas. Aunque también se reconocen otros lugares como el trabajo, el centro de estudio, el transporte público, los espacios religiosos y las bibliotecas.

“Predominan el horario antes de dormir y durante los momentos de vacaciones y de descanso. Asimismo, donde se adquieren los materiales de lectura es en las librerías, mediante préstamos de familiares o amigos, Internet y la biblioteca. Por dichas tendencias se impone ser más creativos y dinámicos en la gestión de eventos y en la consolidación de espacios literarios conducidos por escritores del territorio para que en ellos se pueda realizar la comercialización de los inventarios existentes”, añade López Franscisco.

Y aunque no era de interés para el estudio, otra vez la promoción, como necesario mecanismo que interviene en el proceso de consumo de cualquier obra de arte, es insuficiente.

“La escasa inversión en materiales de lectura conlleva a la existencia de desafíos que deben asumirse como una oportunidad de cambio en la práctica institucional. Debe tenerse en cuenta la producción de novedades, la reimpresión o reedición como parte de las demandas editoriales y que motiven su compra teniendo en cuenta que existe un elevado interés en la adquisición de materiales de lectura”. Claro está que el logro de esos propósitos depende, en gran medida, de la situación económica del país.

Cada acción que forme como mínimo a un nuevo lector resultará una gran victoria frente a las carencias y necesidades culturales de los diferentes grupos etarios en un contexto donde el flujo de información no encuentra frenos. Lo que sí no debe prevalecer como preocupación es que si se lee de forma tradicional o en formato digital, sino cómo conducirlos a productos que incidan en la formación como seres sociales.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

Comentario

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