El “estallido” virtual del que Cuba saca experiencias

El intento fallido del pasado 11 de julio contra Cuba, tramado desde los Estados Unidos con amplio respaldo financiero y a base de maniobras engañosas, deja para la nación múltiples lecciones

Díaz-Canel recorrió barrios de San Antonio de los Baños y departió con la población. (Foto: Estudios Revolución)

El mediodía anterior la abuela había escuchado, a través de su balcón, cómo la funcionaria de Asistencia Social preguntaba, en la acera de enfrente, por Ernestina Gerabelt y por su padre Iderico. Había venido a hacerles entrega de un donativo canalizado a través del Gobierno local para la mujer, con capacidades disminuidas y muy querida en el barrio. Según sabría después, la bolsa de nailon que alcanzó a ver contenía abundantes prendas de vestir y varias piezas de uso doméstico.

La rutina en esa zona de Sancti Spíritus, próxima a la calle Bayamo Sur y no muy lejana al parque más céntrico de la ciudad, era, tanto el sábado 10 de julio como el domingo 11, la misma de hace exactamente un año y cuatro meses: la charla en torno a lo que venden en la bodega; la actualización sobre los medicamentos que entraron el lunes pasado o faltan en las farmacias; el modo de entretener a los niños en el hogar… Con todas esas realidades, la gente ha aprendido a lidiar a golpe de resistencia y solidaridad.

A la orden del día estaba la preocupación por el hijo joven sin la percepción de riesgo adecuada, el desvelo por el vecino de la esquina, a quien el test rápido para el virus SARS-CoV-2 le dio positivo y, aunque el PCR negaba la enfermedad, se mantenía con síntomas; el fallecimiento de alguien conocido, luego de recibir atención en una institución de salud de esas a las que se han sumado personas de distintas edades para salvar; los avances de las vacunas cubanas que están a punto de llegar y que ya muchos espirituanos recibieron.

PRENDE EL TELEVISOR, VA A HABLAR EL PRESIDENTE

A Violeta Matienzo se le congelaron las palabras; eran las 3:58 p.m. del 11 de julio. Quiso decir Presidente y dijo Comandante, pero aun así quienes la escuchaban entendieron: comparecería ante el pueblo de Cuba la máxima autoridad del país y la cosa era seria. “Prende el televisor, que va a hablar; hay rollo armado”, comunicó la mujer, nerviosa, desde su vivienda.

Todo pareció cambiar de repente. En realidad, el panorama había comenzado a transformarse desde un rato antes, en San Antonio de los Baños, Mayabeque, y durante aquella tarde se iría complicando en algunos puntos de la geografía nacional, donde tuvieron lugar disturbios y desórdenes que los cubanos solíamos ver solo en reportes de otras naciones. Estaban protagonizados por personas que, en una actitud desafiante, se aglomeraron en áreas públicas o ante instituciones estatales para agredir a otras, volcar vehículos, apedrear a agentes del orden y saquear comercios, entre muchas otras acciones vandálicas que tuvieron lugar aproximadamente a la misma hora.

Casi desde el instante en que se produjo el primer suceso, los medios extranjeros y las redes sociales de Internet estallaron en noticias con la idea de que toda Cuba protagonizaba un estallido social contra el Gobierno de la nación.

Pero ni Violeta, ni una abuela a cargo del infante, ni el nonagenario padre de Ernestina o su nieta Anay imaginaban algo así, aunque un rato después, mientras escuchaban el llamado del Presidente, sacaron sus banderas cubanas para que ondearan en puertas y balcones.

Todavía con el sudor sobre su cuerpo, luego de recorrer barrios de San Antonio de los Baños y departir con la población allí sobre sus insatisfacciones, el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se dirigió a la nación para imponer a todos acerca de lo que acaecía.

En una alocución en la que también ofreció elementos sobre las afectaciones derivadas del férreo bloqueo a la isla, acrecentado en circunstancias de pandemia, y ahondó en la estrategia cubana para enfrentar la COVID-19, el Primer Secretario del Comité Central del Partido dejó claro que se trataba de una maniobra mezquina y perversa, tramada desde los Estados Unidos para crear una aparente situación de caos y forzar la intervención extranjera.

“Hay personas con insatisfacciones, pero también hay mercenarios pagados por el gobierno de los EE. UU., a través de agencias, para armar este tipo de manifestación”, aseguró el Presidente, que minutos después llamaba al pueblo a defender sus conquistas y a enfrentar, en las calles, a los elementos desestabilizadores que intentaban sabotear los esfuerzos del país por centrarse en lo que ahora importa más: la salud y la vida.

“Si quieren ayudar verdaderamente a Cuba, si quieren tener un gesto con su pueblo, que levanten el bloqueo”, declaró, en alusión al cinismo de la actual administración estadounidense, que no ha modificado ni una sola de las medidas de su predecesora hacia el archipiélago y a la vez asfixia a los cubanos de adentro y culpa al gobierno de la nación por provocar los incidentes de aquel día. 

Pormenores de los disturbios del domingo, y en algunos lugares incluso el lunes, han ido trascendiendo con el paso de las horas. Lo que comenzó con un aparente reclamo de ayuda, formulado en las redes de Internet con las etiquetas SOSCuba y SOSMatanzas, se transformó en un enfrentamiento en las calles de varias ciudades, como resultado de lo cual se reportaban un fallecido y decenas de lesionados; muchos de ellos parte del pueblo que se esforzó por preservar la tranquilidad ciudadana. ¿Cómo pudo suceder semejante metamorfosis?

REVUELTA TRAMADA CON TODA INTENCIÓN

El lunes 12 de julio, en la tarde, comenzaron a circular en Twitter, la plataforma con mayor protagonismo en el intento de “golpe suave”, las conclusiones del reconocido analista de estrategias digitales y redes sociales, el español Julián Macías Tovar: la revuelta en Cuba fue tramada y articulada con toda intención.

Según el experto, la operación desestabilizadora fue lanzada desde el exterior y tuvo como referente al argentino Agustín Antonelli, un operador político de la derecha que ha participado en varias campañas de bulos (noticias falsas) contra los procesos de izquierda en América Latina. Tras un análisis minucioso de cada paso en la red de redes quedó probado que la operación hizo uso intensivo de robots, algoritmos y cuentas recién creadas para la ocasión, con el objetivo de crear una imagen fabricada alrededor de la realidad en la isla. 

Una sola cuenta de Twitter, localizada en España, puso más de 1 000 tuits tanto el 10 como el 11 de julio, con una automatización de cinco retuits por segundo, especificó el analista.

Todas esas artimañas, e incluso otras, han sido objeto de denuncia por parte del ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, quien en conferencia de prensa explicó que la etiqueta SOSCuba, con profusa circulación en las redes sociales desde días antes, buscaba aparentar una crisis humanitaria que no existe en nuestro país.

Dijo más: dicha conjunción de palabras surgió en los Estados Unidos y su uso inicial está asociado a una empresa radicada en la Florida que tiene nexos con el medio digital ADN Cuba, al que le suministra fondos y uno de los primeros en armar el revuelo.

Con fines perversos, recalcó, decenas de usuarios (con predominio de artistas famosos y periodistas reconocidos) fueron convocados a modificar en su perfil la geolocalización de su actividad, de manera que se indicara, engañosamente, que actuaban desde la isla. “El estallido social ocurrió en las computadoras, modernas y costosas, no en Cuba”, sostuvo el canciller cubano.

NUESTROS PROBLEMAS SE DEFIENDEN ENTRE CUBANOS

El mandatario cubano ha agradecido toda la asistencia humanitaria que llega desde países amigos o solidarios con la nación en estas circunstancias difíciles. “La ayuda que no vamos a aceptar es la injerencista, que no es ayuda, es injerencia”, ha especificado, tras dejar claro que en Cuba no se necesita intervención humanitaria. “Cuba y el mundo lo que necesitan es mucha solidaridad en tiempos como este”, ha sido su formulación.

Sin embargo, el Gobierno del archipiélago no solo ha centrado sus esfuerzos en demostrar la participación de agentes externos en los sucesos que por estos días traen angustiados a muchos dentro y fuera de sus fronteras. También ha analizado cuáles motivaciones, desde lo interno, podrían estar incidiendo en que hechos como esos ocurran.

“Tenemos que seguir multiplicando los sentimientos de solidaridad, de sensibilidad, de respeto y responsabilidad social”, indicó Miguel Díaz-Canel Bermúdez ante las cámaras de la Televisión cubana el pasado miércoles, ocasión en la que abrió su alma para mirar, más que los logros alcanzados en seis décadas de proyecto humanista victorioso, las insuficiencias que persisten.

Y con verbo apacible, acudiendo incluso a las definiciones de Fidel sobre las cosas que pueden suceder en tiempos difíciles, convocó a no dejar que otros planten el odio en el alma cubana, que es por naturaleza noble y ha desarrollado una resistencia creativa ante las adversidades. 

Su llamado a la paz y a la concordia entre cubanos, a sacar lecciones, a unirse por la Patria y reafirmar convicciones, pasa por una exhortación urgente a “cultivar la vocación humanista del pueblo y reanimar nuestra forma de participación social”, de manera, apuntó, que se llegue a los más vulnerables e incluso a aquellos que por su forma de asumir la vida se crean sus propias encrucijadas.

“Nuestros problemas se defienden entre cubanos y con la Revolución. Se necesita paz, tranquilidad, respeto para seguir soñando y alcanzar la mayor prosperidad posible”, se escuchaba decir al Presidente a la hora en que, en la barriada próxima a Bayamo Sur, en la ciudad de Sancti Spíritus, Anay Gerabelt se asomó al balcón. Soplaban aires de paz y tanto su bandera como la de varias puertas vecinas seguían allí, donde fueron colocadas el domingo en la tarde.

Delia Proenza

Texto de Delia Proenza
Máster en Ciencias de la comunicación. Especializada en temas sociales. Responsable de la sección Cartas de los lectores.

Comentario

  1. El presidente de un país también es su comandante en jefe.

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