Falleció el mejor maestro del Uruguay

Con la partida física de Manuel (Manolo) González Rodríguez el central de Jatibonico pierde un puntal, pero queda su magisterio, aporte, consagración y ejemplo

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Por su dedicación al trabajo en el sector azucarero, Manolo recibió la condición de Símbolo Humano y el Premio por la Obra de la Vida.

Todavía los hierros del Coloso de Jatibonico no se adaptan a la noticia: la partida física de Manuel (Manolo) González Rodríguez, uno de los artífices para transformar al central más malo de Cuba a inicios de la década del 70 del siglo pasado, en el mejor; el hombre que defendió la idea de no construir otra industria en la zona sur de Jatibonico como se llegó a pensar, sino acometer la remodelación y ampliación del Uruguay; así se hizo y sobrevino la historia de las grandes producciones de azúcar, confirmando la certeza de que un ingenio grande también podía ser eficiente.

Una partida cuando se aproximaba a los 82 años; algo así como si se hubiese parado la molida; como si el Uruguay perdiera su principal tándem humano; al valeroso trabajador de la vieja guardia, a uno de los puntales de la generación de acero que dedicó casi medio siglo a la industria, convertida en su segunda casa; o tal vez en la primera, afirman sus compañeros más allegados.

Después de haber incursionado en varios centrales de la antigua provincia de Las Villas; quizá con el aval más encumbrado de la época —por haberse graduado en 1962 en la especialidad de Perito Químico en la Universidad Marta Abreu—, llegó al Uruguay en 1971 y ahí empezó la pasión laboral de su vida: jefe del área de fabricación, luego administrador del central, mucho más tarde la jubilación para al otro día convertirse en especialista y asesor, porque el legado y los conocimientos de Manolo nunca se podrán olvidar.

“Aún me parece verlo recreándose con el buen funcionamiento de la estación de evaporación”; relató un compañero de trabajo. “Se ha ido el mejor maestro azucarero”, dijo uno de sus discípulos. “Manolo fue devoto de la exactitud y la perseverancia”, “Profesor de profesores en la fabricación de azúcar”, comentaron otros.

Fue un ser humano cabal, querido, respetado; un padre y esposo de estatura social, una persona que caminaba pausado, con la horma de la decencia y la modestia; un jefe que le gustaba consultar criterios, un líder entre tantos hierros.

“Manolo era muy certero cuando daba una opinión, preveía mucho lo que podía suceder, tenía el don de irse delante del problema, el tecnólogo más brillante que he conocido en el mundo del azúcar porque dominaba al dedillo todas las aristas de la industria; era capaz de llevar al unísono un sinfín de estadísticas de todo el proceso. Su esposa Lulú, su hija Isabel y el Uruguay, esas eran sus vidas”; narró a Escambray Rosa Perurena, experimentada profesional del área de laboratorio.

Fue el precursor de las grandes inversiones realizadas en el Uruguay, expresó Vladimir Gómez Morales, director del ingenio, otro cuadro salido de la escuela de Manolo. “Fue un artífice de la eliminación del consumo de petróleo en la industria, porque hay que recordar que el Uruguay llegó a ser el mayor consumidor de fuel oil del país, se trabajó fuertemente en eso y se eliminó; no había proyecto o inversión que pudiera acometerse aquí sin el aporte de Manolo.

“No era solo su dominio del central —añadió Gómez Morales—, es que tenía tacto para tratar a la gente; el nada más de mirarte sabía si tú dabas o no dabas en determinada actividad. Si algo habrá que agradecer siempre a Manolo es la tradición que nos inculcó de conocer, hacer, arriesgarse, saber tomar decisiones, de triunfar”.

José Luis Camellón

Texto de José Luis Camellón
Reportero de Escambray por más de 15 años. Especializado en temas económicos.

10 comentarios

  1. Evelio felipe salvador alfonso

    Un paradigma de ser humano, cuanta sabidura habia en manolo, tube el honor de conocerlo y trabajar con el, siempre cauteloso, calculardor capaz de escuchar a todo el mundo ante de tomar desiciones a priori, respetuoso, una educación admirable, conocedor al detalle de su industria si de su industria porque la sentia de el, dejo un presiado legado su integridad primero como ser Humano y luego como profesional, Le dijo a Lulu y a Beatriz junto al dolor el orgullo y la satisfacion, recuperarse rapito el le merece que lo recuerden como era fuerte de caracter y dulce de corazon como la azucar que tanto hizo por ella. hoy tambien supe la triste noticia de la muerte de otro manolo yo diria que unos de los mas fieles discipulo otra excepcional persona y profesional para los dos mucho respto admiracion los dos estaran en el olimpo de los azucareros y el corazon de nostros EPD

  2. AZT-Cienfuegos-AZCUBA

    inesperada partida la de este célebre azucarero el cual plasmó muchos de sus conocimientos en distintas instituciones destinadas a la produccion de azucar del pais, q reciban sus familiares y amigos las mas dolidas condolencias de parte de la UEB Talleres y Desmonte Cienfuegos

  3. Una gran perdida para el sector. EPD

  4. Manolo, tenía tacto para tratar a la gente; el nada más de mirarte sabía si tú dabas o no dabas en determinada actividad. Dolorosa pérdida para el sector azucarero. EPD

  5. EPD dolorosamente se fue físicamente un gran azucarero, pero queda entre nosotros sus conocimientos.

  6. Lo conocí personalmente le decían Manolo el gimagua cuando fue administrador del central luego como asesor de barreto y después vladimir, DEP

  7. Los #Azucareros de #SanctiSpiritus y el Uruguay pierden a uno de sus mejores hijos. Ejemplo de consagración y abnegación. Siempre te recordaremos y tu obra estará Presente entre Nosotros. #TenemosMemoria #ACubaPonleCorazón #SomosCuba #SomosContinuidad

  8. “Manolo fue devoto de la exactitud y la perseverancia”, “Profesor de profesores en la fabricación de azúcar” tradición que nos inculcó de conocer, hacer, arriesgarse, saber tomar decisiones, de triunfar”.

  9. Maestro de maestros inigualble compañero consagrado en suquehacer una gran perdida en nuestro sector EPD

  10. Delia Rosa Proenza

    Es una gran pena saber eso, me ha estremecido la noticia. Sobre todo porque esa foto fue tomada por mí en su casa, mientras Liandy, nuestro otrora chofer, se colocó en mi lugar de entrevistadora para conseguir la imagen. Era domingo y andábamos en medio de las indagaciones para el reportaje Fidel se enamoró del Uruguay. Manolo era una academia andante en lo que al coloso se refiere. EPD.

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