La esquina de Escambray: COVID-19, ¿vacunarme yo?

En Cuba toda la población podrá ser vacunada sin depender de las grandes compañías farmacéuticas. El prestigio que tiene la nación en el campo científico es obra de la Revolución

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Fase III de ensayo clínico del CIGB-66 (Abdala), en Santiago de Cuba. (Foto: Miguel Rubiera/ ACN)

Por raro y difícil que resulte entenderlo a cualquiera de nosotros, hay personas que se resisten a vacunarse contra la COVID-19. El llamado por algunos como movimiento antivacunas alega que, al hacerlo, se podría llegar a infectar a la persona con el virus contra el que se lucha y que se debilita el sistema inmunológico de los seres humanos.

Aquellos que se resisten desconfían de la medicina y del sistema de salud, dicen que hay falta de transparencia de los científicos sobre los componentes de los fármacos y que en realidad detrás de la vacuna lo que se esconde es un gran negocio. Incluso, dan más seguridad a las sustancias naturales frente a las sustancias químicas. Otro de los argumentos de los contrarios a las vacunas tiene que ver con preceptos religiosos. No es de cristianos, dicen, inocularse con sustancias que provienen de los animales y, además, reclaman el derecho a la libertad de controlar su cuerpo y el de sus hijos.

Lamentablemente, mucho tiene que ver en estos tiempos la desinformación constante que pulula en la internet. A diario aparecen estudios, resultados, testimonios de personas afectadas, audios que circulan lo mismo en páginas y blogs de dudosa responsabilidad que por Messenger, WhatsApp o Telegram. Facebook, Twitter son las redes en las que más se promueve la negación de las vacunas contra el SARS-CoV-2.

En opinión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) las vacunas son posiblemente el mayor avance de la humanidad en la lucha contra las enfermedades. Pero que existan personas contrarias a ellas no es nuevo. Ya en 1796, cuando se descubrió la primera vacuna en contra de la viruela por Edward Jenner, fue atacado el fármaco, principalmente por cuestiones religiosas y en ese momento quizás fuera entendible: todo lo nuevo genera desconfianza y para ciertas congregaciones de entonces se estaba interfiriendo en la voluntad de Dios.

En los tiempos que vivimos y aunque nos parezca disparatada la idea, todavía hay quienes piensan de esa manera o dicen que algunas vacunas llegan hasta provocar autismo, como sucedió en 1998 en un artículo de la muy prestigiosa revista The Lancet en contra de la vacuna triple viral contra la rubeola, el sarampión y las paperas. En 2019, justo antes de la aparición de la actual pandemia, la OMS aseguraba que el movimiento antivacunas es una de las mayores amenazas contra la salud mundial. De hecho, en naciones como Italia, España, Francia o Grecia, la vacunación no es obligatoria.

Ahora las dudas están en la rapidez con que se han desarrollado los candidatos vacunales, en un intento por destruir el trabajo de cientos de miles de científicos que buscan frenar el mayor desastre de salud que se conozca hasta la fecha y que tiene paralizada la vida de casi todo el planeta. Es sumamente conocido lo que hasta hace poco ocurrió con la famosa Sputnik V, creada en Rusia. Fue desacreditada, insultada, acusada de obra maligna durante meses hasta que la revista The Lancet (que antes la puso en duda) ponderó su alta seguridad y eficacia. Como por arte de magia desapareció la rusofobia clínica y ahora se la discuten en todo el mundo las grandes potencias.

En Cuba tampoco escapamos a los ataques. El hecho de que una isla del Caribe sea capaz de desarrollar en breve tiempo cinco candidatos vacunales es imperdonable para algunos, en particular, quienes se encargan de buscar cualquier argumento, por tonto e insulso que sea, para arremeter contra los logros científicos (en realidad, contra cualquier cosa que sea buena) del país. Tampoco somos ajenos a los mismos criterios religiosos que se promueven desde hace tres siglos. Es cierto que no se puede hablar de un movimiento antivacunas cubano, pero hay quienes no ven con buenos ojos la obra de nuestros científicos y, más allá de lo humanista del suceso, ponen por delante las aburridas opiniones políticas que alimentan sus tarjetas de crédito.

Vivimos más de un año tremendamente difícil, donde se intenta por todas las vías atacar el sistema social cubano sin importar que estemos en medio de una crisis sanitaria mundial sin precedentes. ¿Cómo no desacreditar un logro de la medicina y los científicos cubanos? Este es para cierto sector (principalmente fuera del país) el momento exacto para ganar espacio con sus ideas aberrantes y anexionistas, pero nada han podido hacer frente a una verdad: toda la población podrá ser vacunada y sin depender de las grandes compañías farmacéuticas. La independencia y el prestigio que tiene la nación en el campo científico es una obra revolucionaria y de la Revolución a la que Fidel le dedicó todo su empeño en desarrollar contra vientos y mareas.

Muchos exhiben con orgullo en las redes su participación en los ensayos clínicos. Los que agradecen son más y serán millones. La prioridad en Cuba sigue siendo el ser humano, las familias, la salud de los hijos de esta tierra y créame: cuando le toque vacunarse, nadie le va a preguntar si usted está de acuerdo o no con el sistema político, si es religioso o ateo, si piensa diferente o si tiene cuentas con la justicia. Nadie va a interferir en ello, porque los derechos que se conquistan para beneficio de una mayoría no se cuestionan.

Carlo Figueroa

Texto de Carlo Figueroa

4 comentarios

  1. Manuel Eduardo Polanco Pérez

    Escucho en noticias, por cierto muy alentadoras, que hasta el mes de Agosto de 2021 serán vacunados 6 millones de personas en nuestro país. Pregunto, ¿dentro de esta cifra están contempladas las personas mayores de 60 años de edad; que además son frágiles por padecer de morbilidades riesgosas ante este virus, tal como hipertensión arterial, cardiopatía, diabetes, etc?

  2. Y el prestigio de otros países en materia de salud, tecnologías y desarrollo sostenible.!!!!! Es el resultado de qué o de quién???? Porque en avances tecnológicos Cuba no cuenta con ese primado. Por favor dejen de politizarlo todo. Cuba tiene que vacunar porque si no será un desastre. Ya otros países lo están haciendo y «gratis» y ni son comunistas ni tan tenido una revolución gloriosa. He dicho.

    • El desconocimiento del desarrollo de la ciencia y en especial la biotecnomogia cubana lo lleva a usted a opinar asi, lo remitiria a la mesa redonda del dia 23 de Marzo para que se aclare. Y si, es el resultado de cientificos cubanos consagrados con su trabajo y reconocidos por cientificos de prestigio en el mundo, incluido de paises que quieren que Cuba no avance, pero que ven en nuestros resultados realidades que incluzo ellos no poseen.

  3. En mi opinión la gran mayoria de los cubanos esperamos anciosos que comience la vacunación masiva. Felicito y agradezco a los científicos cubanos por los logros obtenidos, la ciencia cubana siempre dando el paso al frente para salvar a su pueblo y a todo país que lo necesite. Gracias.

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