Troya, Cuba y los herederos de Epeo

Hasta hoy llegan los ecos del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, que, por una parte, revalidó los propósitos del gobierno de Estados Unidos de crear una variante de quinta columna dentro de la isla a través del empleo de sitios online y redes sociales y, por otra, la necesidad de que el sistema de medios públicos del país enfrente esa embestida con más profesionalidad

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Ilustración: Osval
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Ilustración: Osval

Asegura la narración homérica que Epeo, el mejor carpintero entre los guerreros aqueos, construyó el mítico caballo que engatusó a los troyanos, contra quienes sostenían una interminable contienda. Aquella ofrenda a Atenea, con cara de manso corcel, cargaba en su barrigota la traición que devastó luego la ciudad enemiga.

En pleno siglo XXI, el gobierno de Estados Unidos y su modernísima carpintería, atestada de devotos a sus billetes verdes, intentan fabricar un artilugio a lo griego, tanto en el espacio físico como virtual, para que Cuba arda como Troya. Diez años tardó el ejército comandado por Agamenón para tomar la también llamada Ilión; más de 62 lleva el imperio de la Casa Blanca, y la isla caribeña sigue navegando con su Revolución a cuestas.

Ese asedio desde todos los flancos —económico, financiero, simbólico— transversalizó, de una u otra forma, los análisis del VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), donde la doctora en Ciencias de la Comunicación, Rosa Miriam Elizalde, defendió la tesis de que la guerra tecnológico-comunicacional constituye el eje de la ofensiva imperialista contra nuestro país en la actualidad.

“Nos estamos enfrentando a laboratorios muy sofisticados, con tecnologías que ya se han calibrado en otros contextos políticos”, alertaba la vicepresidenta primera de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Bajo ese vendaval neocolonizador enfilado hacia audiencias bien predeterminadas, el sistema de medios públicos cubanos ha aportado con humildad, desde sus valores éticos sedimentados, a garantizar el consenso y la unidad nacional en torno al proyecto cubano, imperfecto e inacabado; manquedades propias de toda creación revolucionaria, que reacomoda sus fuerzas a partir de sus errores, contradicciones y de los contextos sociohistóricos.

Para plantarle bandera eficiente y eficazmente a la guerra mediática, variable jerarquizada por la embestida de Washington contra Cuba, se torna imprescindible, en lo táctico, consolidar las competencias profesionales en nuestras instituciones periodísticas, y así allanar el camino hacia el dominio pleno de las herramientas y de los códigos hipermediales, carencia diagnosticada por disímiles tesis de pregrado y posgrado.

Ello derivaría no solo en el incremento de la producción comunicativa ajustada al lenguaje de la bendita y también maldecida Internet —de todo hay en la viña del Señor—; sino, además, en la captación de mayores audiencias, dotadas de un fino sensor, capaz de diferenciar, a la velocidad de un relámpago, el discurso triunfalista del auténtico.

Para seducir a los públicos —inquietud reciclada de un congreso a otro de la UPEC—, más que exponer, hay que argumentar, opinar, narrar desde las entrañas del país, desde lo emotivo —no sensiblería—; hay que hacer más periodismo desde la ciudadanía, sin irse por los atajos, sin perder los caminos de la intencionalidad editorial.

En consecuencia, ya no hablaríamos de un discurso con carga simbólica, sino con poder simbólico, que debe hacerse más efectivo prioritariamente en las redes sociales —sin desestimar los medios tradicionales—, saturadas de información tóxica, dirigida a desmontar el proyecto sociopolítico cubano.

Es uno de los tantos mandatos que nos dejó el VIII Congreso del PCC, a sabiendas del capital humano y la capacidad de generación de contenidos de nuestro sistema de medios públicos, señalado críticamente más de una vez en el Informe Central presentado a la cita, que refiere la persistencia de “manifestaciones de triunfalismo, estridencia y superficialidad en la manera en que abordan la realidad del país”.

Admitámoslo: cuando la obra periodística suda apología a borbotones, la profesionalidad del reportero se tambalea; la de quienes rigen los procesos editoriales, también. Digámoslo: pese a la posición vertical que tradicionalmente ha mostrado al respecto la máxima dirección del Partido, abundan los decisores que prefieren la miel, que el agridulce de un producto comunicativo que hurgue, con el escalpelo en mano, en un asunto de la vida, de la cotidianidad de la nación.                                                                                                                                                                                                               

Como tendencia, en esos decisores pervive la idea del empleo instrumental de los medios, magistralmente desmontada por el periodista y teórico de la Comunicación, ya fallecido, Julio García Luis, en su tesis doctoral defendida en el 2004 y cuyo espíritu propositivo encontró eco en la Política de Comunicación Social del Estado y el Gobierno cubanos, aprobada más de una década después.

A contrapelo de la existencia de esta Política y de la preeminencia concedida, en particular, por el hoy Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a la comunicación social como recurso estratégico de dirección, resulta paradójico que, por ejemplo, la Tarea Ordenamiento, que llevó más de 10 años de ideación y diseño, no haya sido comunicada óptimamente.

Explicables, entonces, las incomprensiones surgidas en los primeros meses de implementada la unificación monetaria y cambiaria, cuestión abordada por Díaz-Canel en la clausura del evento de la vanguardia política. Por un lado, nuestra insuficiente preparación individual y, por otro, la deficiente capacitación recibida desde la institucionalidad —al menos, eso lo dicta la experiencia en Sancti Spíritus— han minado, en cierto grado, el abordaje periodístico integral y eficaz de la Tarea Ordenamiento, proceso que ha estremecido los cimientos de la economía y sociedad cubanas.

De esa forma, cuando la información no resultó oportuna, cuando el argumento dio un traspiés, les pusimos los granos de maíz en el pico a los carpinteros que viven de manipular nuestra realidad; que intentan crear matrices de opinión para sembrar el desaliento, la inconformidad en la ciudadanía. Es la versión moderna del caballo de Epeo que pretenden construir, clic a clic, bajo las instrucciones no precisamente de Odiseo o Atenea, para que arda Cuba. Y ello, el VIII Congreso lo dejó clarísimo.          

Enrique Ojito

Texto de Enrique Ojito
Premio Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida (2020). Máster en Ciencias de la Comunicación. Ganador de los más importantes concursos periodísticos del país.

3 comentarios

  1. Mario de J. Felipe Pino

    Como refiere en el final de su articulo muchas veces las malas prácticas, la desinformacion, la inercia o simplemente la desidia de algunos personajillos dan pie al trabajo de los mercenarios de la información. Se utiliza la tecnologíaexquisitamente usando una media verdad ( y en ocasiones hasta un cuarto de verdad) para dar detalles, hacer comentarios o informar de cosas que ni remotamente existen. Nos toca a todos los que dirigimos ser lo suficientemente claros en todas las cosas pues de ahi parte la primicia en la informacion.

  2. Las etapas y acciones de la subversión, por lo regular de EU que es uno de los pocos países que aun en pleno siglo XXI conquista a base de presiones de todo tipo, tergiversaciones de la información, engaños y neoliberalismo van de la mano y se complementan en el caso de Cuba. De la historia antigua nos llegan los ejemplos en los que años se tuvo esperar para una conquista. En nuestro caso por los hechos también se parece. En los primeros años hechos directos contra la economía, vinculadas a continuación en el tiempo con asedios comerciales, diplomáticos, psicológicos y de obstaculiacion económica en la medida en que fuimos sorteando esos escollos, luego agresiones directas usando al enemigo en el exterior con ataques a embajadas, bombas y hasta la voladura de nuestro avión. Luego profundización de las acciones todas en un inmenso bloqueo al mesclar al resto del planeta en legislaciones de presión aprovechando esa postura de gendarme internacional. Está claro por tanto que hoy se utilizan todas las formas de agresión a la vez, por lo que es iluso pensar que estaríamos mejor luego de 60 años de ese bloqueo, y en una coyuntura en la que se agrega la pandemia. El esfuerzo está en poner en la mente de las personas antes que en la realidad como ocurre en el Marquettin, opiniones contrarias que determinen formas de actuar diferentes en el pueblo.
    La estrategia del enemigo por tanto, determina la nuestra y nuestra táctica, siempre sin olvidar que lo único que nos hace fuerte es que esa estrategia y táctica este encaminada a la unidad, protección, seguridad, y conquistas alcanzadas, nadie nos va a defender si eso falla. Por eso con razon tenemos que revisarnos continuamente, y solucionar de inmediato cada problema en la economía, la defensa, la política y el trabajo, que surjan para que los llorones no digan que el bloqueo es nuestro y no el que pone el enemigo. El hombre piensa como vive. Esa es la mejor manera de comunicar. La que unió y mantiene juntos a los cubanos desde el triunfo.
    El socialismo, en varios países y procesos políticos revertidos por revoluciones de colores se han desmoronado en lugares con recursos materiales y financieros y también se han mantenido en otros sin esas posibilidades, porque también son vías de comunicación la historia, la idiosincrasia, el gobierno, el partido, la unidad y la rectificación de errores. Y cuando todo eso falla, aunque no dejo de reconocer el papel de los medios, entonces estos se atribuyen la victoria.
    La situación de los medios muchas veces con trucajes y montajes, propios de la tecnología actual ya usados en esas revoluciones de colores( Por cierto nadie dice después que se logró y si quedo satisfecha la demanda salvo el cambio de poder político), han llevado a engaños a segmentos de población alentadas y estimuladas por ilusiones y doblegado gobiernos y procesos políticos.
    Más que nunca hay que regresar y revisar lo que clásicos como Fidel, Martí dijeron de la patria y la política.
    Y ante la incertidumbre hoy plantada por los medios enemigos, es importante recordar, que los mejores mensajes comunicativos a enseñar desde pequeños son:
    «..Esta es la revolución de los humildes y para los humildes…»
    «..Hasta la victoria siempre»…»
    «…!Patria o Muerte. Venceremos…!»
    «…La rendición y la derrota están abolidas de la filosofía militar cubana…»
    Hay que saber comprender, cómo le pasa hoy a los norteamericanos que tienen serios problemas internos y no los quieren reconocer.
    Los que hoy no quieren escuchar esto, quieren escuchar cantos de sirenas y de revoluciones de colores de las transnacionales.

  3. Barbaro Trigoura

    Mi abuelo sigue esperando leer sobre caballerias plantadas de papa, crecimiento de la produccion de leche y carne, incremento en la captura de peces, reparacion/nueva construccion de viviendas, Autopista Nacional o mejorias del transporte. Escasamente abordan estas tematicas. Mi abuelo ha decidido desempolvar su muy cuidada coleccion de Bohemia, ahora si entiendo me dice.

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