Ramsar clama por los humedales

Una contribución al cuidado y preservación ambiental constituyó el hecho de que el dos de febrero de 1971 representantes de varios Estados firmaron en la ciudad de Ramsar, en Irán, la Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como Hábitat de Aves Acuáticas.

En esencia, es un tratado intergubernamental que suministra la base para la acción nacional y la cooperación internacional, con vistas a la conservación y el amplio uso de los humedales y sus recursos.
Pero también es el único Acuerdo Ambiental Global relacionado con un ecosistema en particular y no se encuentra afiliado al Sistema de Acuerdos Ambientales Multilaterales de la Organización de las Naciones Unidas.

Sin embargo, colabora en los grupos de trabajo acerca de la biodiversidad en cada Acuerdo o Tratado Ambiental, porque en la práctica tiene un menor acceso a fuentes de financiamiento internacional que son canalizadas hacia esos organismos.

Uno de sus principales aportes es la creación de la lista de humedales de importancia internacional, conocidos como Sitios Ramsar, de los cuales existen mil 912, en 160 países y con un área superior a los 186 millones 963 mil hectáreas de extensión.

Cuba forma parte de ese Pacto desde el 12 de agosto de 2001 y hasta la fecha ha incorporado seis zonas al listado, con una superficie total de un millón 188 mil 411 hectáreas:

Ciénaga de Zapata (Matanzas); Buenavista (Villa Clara y Sancti Spiritus); y Ciénaga de Lanier y Sur de la Isla de la Juventud; municipio especial del mismo nombre.

Además, Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila; Humedal Delta del Cauto (Granma y Las Tunas); y Humedal Río Máximo (Camagüey).

Aunque el documento entró en vigor el 21 de diciembre de 1975, solo desde 1997 comenzó a celebrarse el Día Mundial de los Humedales.

La ocasión serviría para que gobiernos, organizaciones no gubernamentales, instituciones y ciudadanos en general incrementen sus acciones para elevar la conciencia pública sobre los valores y beneficios de estos significativos ecosistemas.

La importancia de su conservación radica en que son la cuna y el almacén genético de la diversidad biológica, proveedores de agua y alimentos, y representan la base de la supervivencia de numerosas especies de plantas y animales.

No obstante, muchos han desaparecido o se han degradado por el mal manejo de sus aguas, la desecación, la contaminación y la sobrexplotación de sus recursos, en gran medida por el desenfrenado consumismo de las sociedades del llamado Primer Mundo.

Por: Lino Luben Pérez

Fuente: AIN