Las energías del Escambray

Dossier dedicado a la presencia del Che Guevara en Sancti Spíritus

 

 

Después de 43 días los «invasores» de la Columna 8 lograron vencer el trecho entre la Sierra Maestra y la frontera oriental espirituana.

Joel Iglesias, Roberto Rodríguez (El Vaquerito) y Ramón Pardo Guerra, tres de los combatientes que acompañaron al Che desde Las Mercedes, en la Sierra Maestra, hasta el Escambray.

667 kilómetros de marchas a pie, rompiendo cercos, soportando un ciclón, durmiendo en zonas inundadas, cargando armas y municiones, heridos a veces, comiendo un promedio de dos veces por semana, enfermos y agotados. Ya en predios de la actual provincia de Sancti Spíritus, fueron siete días de caminatas, fundamentalmente nocturnas, en los que la columna invasora recorrió casi 90 kilómetros burlando el asedió del ejército hasta llegar al Escambray.

Comenzó, entonces, lo que el Che definiría como «una tarea enorme», dirigida a consumar la unidad como primer paso para consolidar la lucha guerrillera en la zona.

Carta del Che a Fidel

A Fidel Castro sobre la invasión

7 de octubre.- Hacemos contacto con tres prácticos del Escambray, que traen un rosario de quejas por la actuación de Gutiérrez Menoyo, informándome que Bordón había sido tomado preso y había existido una situación que llegó a estar cerca de una batalla campal entre los grupos. Me pareció que había muchos trapos sucios que sacar al sol en toda esta cuestión y mandé a uno de ellos ordenándole a Bordón que avanzara a mi encuentro. Este día, para tratar de limpiar la escoria de la columna, ordené el licenciamiento de todo el que lo solicitara; siete aprovecharon la oportunidad y doy sus nombres para la historia negativa de esta Revolución: Víctor Sarduy, Juan Nogueras, Ernesto Magaña, Rigoberto Solís, Oscar Macías, Teodoro Reyes y Rigoberto Alarcón. Un día antes se había extraviado y sospecho que desertó Pardillo, del pelotón de Joel.

A partir de ese momento la aviación siguió matemáticamente nuestros pasos, bombardeando el monte que habíamos dejado el día anterior, mientras salían a cortarnos el paso por el río Jatibonico. En uno de esos bombardeos estalló en el aire un Jet de retropropulsión cuya noticia habrás oído por el radio. El día 10 de octubre nos alcanzó la aviación ametrallando el monte en que estábamos. Fueron las avionetas y no hubo víctimas. La vanguardia tomó al día siguiente un batey que comunicaba con una arrocera próxima y nos enteramos de que el Ejército conocía nuestra situación por conversaciones telefónicas que interceptamos “Las ratas” estaban perfectamente localizadas (aunque, previendo esto, hicimos abandono del monte y nos encerramos en una casa rodeada de potreros donde permanecimos todo el día sin movernos). Según los informes recogidos de las conversaciones del ejército, éstos no nos creían capaces de caminar las dos leguas que nos separaban del Jatibonico. Por supuesto, las hicimos esa noche, cruzamos el río a nado, aunque mojando casi todo el armamento e hicimos una legua más hasta llegar al refugio segurote un monte. El paso del Jatibonico fue como el símbolo de un pasaje de las tinieblas a la luz. Ramiro dice que fue como un conmutador eléctrico que encendiera la luz y es una imagen exacta. Pero desde el día anterior azulaban las sierras a lo lejos y hasta el más remiso lomero sentía unas ansias terribles de llegar.

Caminamos luego una jornada agotadora entre fangales, cruzamos arroceras y cañaverales, cruzamos el río Zaza, que debe ser uno de los más anchos de Cuba, cruzamos el último cordón de guardias en la carretera de Trinidad a Sancti Spíritus, el día 15 por la noche, y comenzó nuestra fatigosa tarea política.

He oído el desastre de Vega, evidentemente es producto de la impericia, a Ramiro no le hubiera pasado eso, pero déjenos un tiempo y demostraremos que su presencia aquí es positiva para la Revolución.

Sierra del Escambray, octubre 23 de 1958

(Fragmentos del libro Víctor Bordón: En nombre de mis ideas)

Una estrella alumbró el lomerío

Y la luna fue más clara
Y corrió más limpio el río
Cuando trepó al lomerío
La estrella del Che Guevara

El Che llegó a la loma del Obispo el 16 de octubre de 1958. Estaba nombrado por el Comandante en Jefe Fidel Castro como máximo responsable del Movimiento 26 de Julio en Las Villas. Venía convencido de que a la par de ir desmoronando paulatinamente las fuerzas del enemigo en el territorio, tenía que enfrentar las rivalidades intestinas de los grupos revolucionarios actuantes en el macizo montañoso y alcanzar una unidad entre las fuerzas, con lo cual cambiaría el conocido axioma de “divide y vencerás” por el de “en la unión está la fuerza”.

Prácticamente a su llegada al Escambray, recibió una carta del autotitulado Comandante del Segundo Frente Jesús Carreras que abría la discordia y expresaba abiertamente las intenciones de este grupo de considerarse dueño de la mayoría del territorio del Escambray. El Che fue hasta su campamento y le dejó una nota en la que no aceptaba su sentido injurioso y autoritario, y cuando se marchaba observó un papel colgado en la pared que decía:

Se prohíbe la entrada de toda persona ajena al Segundo Frente en el territorio ocupado por este. En la primera ocasión serán advertidos, o en caso de reincidencias expulsados o exterminados.

El Che impartió órdenes precisas a sus mandos de estar prevenidos contra cualquier actitud traicionera por sorpresa de estos grupos e inició un periplo por la zona con rumbo a Los Algarrobos. Cruzó antes por un destacamento al mando de Tony Santiago, Dos Arroyos, donde fue recibido por la dirección del Directorio Revolucionario 13 de Marzo. Allí se analizaron cuestiones relacionadas con la unidad, zonas de operaciones militares conjuntas, común utilización de los recursos e instalaciones, código penal e impuesto de guerra, y la situación político militar de las distintas tropas que operaban en la región.

De este encuentro escribió:

«Al llegar a la Sierra del Escambray, escenario de heroicas luchas por la libertad de Cuba, desde este campamento general del Directorio Revolucionario, los hombres del 26 de Julio damos testimonio de nuestro agradecimiento por el recibimiento fraterno que nos hiciera esta organización combatiente y expresamos nuestra esperanza de que las largas jornadas de sacrificio por los llanos se vean coronadas por el éxito supremo de una unión integral entre todos los grupos combatientes de esta región cubana para el logro común de la extinción de la dictadura.

(Tomado de Víctor Bordón: En nombre de mis ideas, de José Antonio Fulgueiras)

Ruta de la columna invasora No.8 «Ciro Redondo» desde su entrada al territorio de la actual provincia de Sancti Spíritus hasta la llegada al Escambray
9 de octubre de 1958:
En la noche la columna dejaba atrás el municipio de Ciego de Avila y se aprestaba a cruzar el río Jatibonico que dividía entonces ese municipio del de Jatibonico, en aquella época el último de la provincia de Camagüey, y que desde 1970 se ubica en la región espirituana.
En la madrugada del 9 de octubre, el Che decide establecer su primer campamento en suelo espirituano en el lugar conocido como El Tamarindo, en la finca El Escribano.
10 de octubre
Al amanecer la columna rebelde llega a la Finca el Macío, Monte de Domingo Díaz.
11 de octubre
Ocupan el batey de Atollaosa, esa noche cruzan el Río Jatibonico del sur, es esa época límite natural entre Las Villas y Camagüey, por el Paso del Díez, que lo guerrilleros bautizaron con el nombre del Paso de la Ceiba.
12 de octubre
Se estableció campamento en el monte Blanquizar, en la finca El Toro, esa noche reanudaron la marcha tomando rumbo noroeste a campo traviesa y a 2.5 km cruzaron el camino del Cedro
13 de octubre
Continúa la marcha por la finca Cañaones hasta el batey La Barquilla, para seguir rumbo norte por el camino que conduce al batey de Peralejo hasta llegar a Monte Quemado, donde establecieron campamento ya amaneciendo. Esa noche recorrieron 25 km. Se dedicó el día a crear condiciones para cruzar el esa noche en botes el río Zaza.
14 de octubre
Esa madrugada se cruza el río Zaza por el paso de Las Guásimas.
Continuaron camino con dirección oeste hasta situar campamento ya amaneciendo en un monte llamado Jagual. Esa noche cruzaron el camino de guasimal a Tunas de Zaza y luego el río Mayabuna y llegaron a Juan Rodríguez en la línea férrea de Sancti Spíritus a Tunas de Zaza.
15 de octubre
La columna se mantuvo caminando toda la madrugada, A las 5 de la mañana acamparon en la finca Marianao, a 7 km de Sancti Spíritus. Esa noche continúan rumbo norte para cruzar la carretera.
16 de octubre
Se concluye el cruce de la carretera, utilizando una alcantarilla cerca del río Cayajaná y del lugar conocido como Capitolio. Con tan solo tres muertos y heridos, la pérdida de 10 hombres que terminaron uniéndose a la columna de Camilo y 8 hombres dados de baja, los invasores de la “Ciro Redondo” arribaron al Escambray.
La guerrilla continúo hasta las falda de la loma del Obispo, tomando el camino que conduce a Gavilanes en dirección sur. A las 10 de la mañana estaban en la finca Cantú.
La invasión había llegado al Escambray. En 7 días de marchas fundamentalmente nocturnas por el territorio espirituano la columna invasora recorrió casi 90 km burlando el asedió del ejército.
17 de octubre
Mientras las fuerzas se reponían, el Che tuvo conocimiento de una circular del comandante Jesús Carrera, dirigente del Segundo Frente del Escambray, en la que prohibía el paso a tropas rebeldes por las zonas que su organización controlaba. Era una evidencia de la gravedad de los problemas de unidad que debía resolver.
20 de octubre
La columna de Víctor Bordón, respondiendo a una nota del Che en la que ordenaba reunirse con él “tratando de esquivar todo tipo de encuentro con la tropa del Segundo Frente”, llegó a Las Piñas. El Che señaló la férrea disciplina a la que habrían de integrarse dentro del marco de la columna 8 y ofreció el licenciamiento a los que quisieran retirarse.
26 de octubre
En la noche un par de pelotones de la Columna 8 atacaron el puesto de la Guardia Rural de Güinía. Tras varias horas de combate, un bazucazo lanzado por el propio Che definió el encuentro. La operación iba más allá de los resultados obtenidos, había establecido la nueva dinámica de la lucha en el Escambray, llegar y combatir, no dar respiro al enemigo.
El 27 de octubre
Mientras lanzaba a sus pelotones a hostigar las comunicaciones, ya con las elecciones fantasmas de Batista encima, el Che se dirigió a Caballete de Casa, en plena sierra, donde estableció un campamento permanente.