Las energías del Escambray

Dossier dedicado a la presencia del Che Guevara en Sancti Spíritus

 

 

El Comandante del Ejército Rebelde, Fidel Castro Ruz, convencido de la necesidad de extender la guerra a todo el país , como en la invasión a occidente de 1895, consideró que el momento había llegado y encarga esta misión, en agosto de 1958, al Che y a Camilo.

Ruta de la columna invasora No.8 “Ciro Redondo desde la Sierra Maestra hasta el Escambray
Ruta de la columna invasora No.8 “Ciro Redondo desde la Sierra Maestra hasta el Escambray

(Fragmento del libro Víctor Bordón: En nombre de mis ideas)

Al encuentro del Che

En momentos en que las diferencias entre las fuerzas del Movimiento 26 de Julio y las del Segundo Frente se pusieron más tensas en el Escambray, el Comandante Víctor Bordón ordena a sus capitanes Otten Mesana y Miguel Martínez partir al encuentro del Che, que avanzaba por suelo camagüeyano hacia Las Villas. Hornedo Rodríguez, por iniciativa propia, también parte, pero con el fin de llegar a la Sierra Maestra e informarle a Fidel todo lo acontecido y logra a través del compañero Osvaldo Dórticos, en Cienfuegos, un auto que lo trasladó a Camagüey.

Hornedo:
“Estando en esa provincia, conocí de la presencia en la zona de Ciego de Avila del Comandante Camilo Cienfuegos y me acerqué al lugar. A 18 kilómetros de la ciudad y a pocos metros de la Carretera Central, me encontré con Camilo y le informé de todo lo ocurrido. Éste me dijo que iba a seguir hasta occidente, pero que el Che venía detrás de él con diez días de retraso, pues se le habían dispersado unos hombres en una emboscada en La Federal y finalmente se habían unido a su tropa. Me indicó el lugar donde podía encontrar al jefe de la Columna 8 Ciro Redondo: “El argentino resuelve eso”, me dijo Camilo muy dispuesto, quien por cierto me causo muy buena impresión.
Al regresar a Camagüey me encontré con Otten y Miguel, y les dije el sitio donde podíamos hallarlo. Beto Pérez Avila, en una avioneta, nos dejo en la costa sur y después de dos días caminando, a 30 kilómetros de la Trocha de Júcaro a Morón, contactamos con el Che”.

El invasor Joel Iglesias en su libro De la Sierra Maestra al Escambray narra este histórico encuentro:
Fueron llevados a la comandancia y los presentaron al Che; le explicaron la misión que llevan y de inmediato pasaron a rendirle el informe detallado de todo lo que sucedía en el Escambray, principalmente el capitán Otten Mesana, como oficial de mayor grado. Otten fue el que relató los hechos. El Che hizo preguntas alternas a los tres. Los mantuvo a su lado interesados por estas cuestiones de divergencias, que era la parte de la misión que le había sido encomendada por el Comandante en Jefe, en su orden para la invasión.

Indudablemente en aquellos momentos la presencia de los compañeros constituyó una gran alegría para nosotros y una valiosa fuente de información de todo tipo. De esta forma también recibió el Che la primera información directa de los participantes en los problemas del Escambray, sobre las diferencias entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo con el Segundo Frente Nacional del Escambray.

Otten Mesana era de vasta inteligencia y de mucha astucia para dirigir la guerrilla, pero, al decir de su segundo, Israel Chávez, tenía ínfulas de grandeza y aspiraba a suplantar a Bordón en el mando de las tropas. Es por ello que al informarle al Che, le contó las cosas de una manera dubitativa, sin darle un justo reconocimiento a la actitud diáfana de Bordón en aquel trágico acontecimiento.
Por eso Hornedo aprovechó la mañana en que Otten no estaba en el campamento para hacerle al Che una caracterización sociopolítica, militar y económica de la provincia y la zona, y le planteó la desatención y el abandono de la dirección provincial del 26 en que tenían a Bordón, a quien no le suministraban ni una pastilla de medicina, ni iban a orientarlo, a pesar de la alta preparación científico-cultural y nivel de información que poseían estos en relación con su jefe de guerrilla. Le explicó, además, detalladamente de todas las acciones forajidas que había cometido la jefatura del Segundo Frente con su tropa. El Che lo escuchaba atentamente y éste aprovechó para resaltar la figura de Bordón y el arraigo que tenía entre los campesinos.

Hornedo:

Hornedo fue el hombre designado por el Che a que se adelantara y cumpliera la misión de propiciar el encuentro entre las dos tropas, en tanto que Miguel Martínez fungió como guía de aquel grupo de hombres, extenuados e indomables.

Yo sabía que Otten Mesana, a raíz de nuestro encuentro había predispuesto al Che con la figura de Bordón. De eso es testigo Miguel Martínez, a quien se lo manifesté en aquella ocasión. El Che no era un hombre fácil de predisponer contra alguien, pero él venía comprobar por sus ojos cuánto de realidad o de mentira había en las confesiones de Otten”.

La Columna 8 Ciro Redondo continuó rumbo hacia el Escambray y antes de partir el 7 de octubre, Che le hace un informe a Fidel, donde le dice al principio:
Hacemos contacto con tres prácticos del Escambray, que traen un rosario de quejas por la actuación de Menoyo informándome que Bordón había sido tomado preso y había existido una situación que llegó a estar cerca de una batalla campal entre los grupos. Me pareció que había muchos trapos sucios que sacar al sol en toda esta cuestión y mandé a uno de ellos ordenándole a Bordón que avanzara a mi encuentro (…)

Miguel recuerda:
A mí me impresionó la imagen del Che desde el primer momento, pero cuando lo aquilaté de verdad fue en el paso del río Jatibonico, donde me quedé asombrado al observar cómo aquel hombre asmático se metió dentro del agua y no salió hasta que no pasó el último combatiente de su tropa.
En la finca El Toro, donde estuvimos dos días para despistar la aviación, comimos, luego de más de un día sin probar alimentos. Los pobladores habían abandonado sus casas tras una propaganda lanzada desde una avioneta a los campesinos de esa zona de que tenían que abandonar sus casas, pues iban a ametrallar el lugar. Al retirarnos el Che dejó un papel a un campesino y un dinero depositado para pagarle los gastos del alimento que habíamos consumido.
“Como llovía mucho por dondequiera que pasábamos dejábamos un trillo, y la aviación seguía esas huellas y nos tiroteaba. Recuerdo que antes de llegar a las montañas del Escambray el Che a cada rato me preguntaba: ¿Y cuándo llegamos? Yo le decía para animarlo: Ya casi estamos ahí.

El Che había arribado al Escambray. Era una estrella que venía del oriente a alumbrar un paraje de oscuras y tenebrosas contradicciones.

“Cruzamos el zaza en unos botes y pasamos por los kilómetros 9 y 10 de la carretera de Trinidad hacia Sancti Spíritus, cogimos las estribaciones de la loma del Obispo y allí acampamos. Pompilio Viciedo, que estaba allí alzado, le contó al Che que la gente del Segundo Frente fueron a desarmarlo y él había matado a dos. Entonces el Che le dijo: Cuando triunfe la Revolución todo eso lo vamos a aclarar”.

(Tomado de Víctor Bordón: En nombre de mis ideas, de José Antonio Fulgueiras)

ESCAMBRAY, LA MISIÓN

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