En el transcurso de sus 20 años de labor ininterrumpida en el sector de la Salud, Aislén Izada Pérez no se ha conformado con los saberes clásicos de la enfermería, profesión que escogió siendo apenas una adolescente. Durante todo este tiempo de faena explorar nuevos ámbitos ha sido la vía expedita para superarse y curtirse como una mejor profesional.
Y es que luego de graduarse como enfermera en la Facultad de Ciencias Médicas Doctor Faustino Pérez Hernández, de Sancti Spíritus, puso a prueba las capacidades y habilidades adquiridas en la carrera. Con esos conocimientos prestigió, años más tarde, diversos servicios del gremio de la Salud en el norte espirituano.

“La formación vale mucho porque es lo que nos ayuda a enfrentar el trabajo futuro. Las personas que estén al frente de un servicio, ya sea hospital, consultorio o policlínico, tienen que estar bien preparadas y, sobre todo, ser muy humanas. Eso fue lo más importante que nos enseñaron durante la especialidad.
“Una vez graduada comencé a trabajar en el Hospital Pediátrico Provincial. Allí cumplí mi servicio social y permanecí durante cuatro años. Laboré en la sala de Gastroenterología, y después pasé a supervisora, hasta que me trasladé hacia el municipio de Yaguajay, precisamente al Hospital General Docente Joaquín Paneca Consuegra.
“En este centro transité por la sala de mujeres y luego por el servicio de maternidad, al cual le dediqué unos 11 o 12 años de mi vida laboral”, cuenta Izada Pérez y no puede ocultar la predilección que todavía siente por la obstetricia.

“Siempre digo que los enfermeros generales debemos estar preparados para cualquier tipo de especialidad. Cuando me trasladé del Hospital Pediátrico al Hospital General Docente Joaquín Paneca Consuegra, de Yaguajay, no niego que me resultó un tanto difícil, porque no es lo mismo trabajar con niños que con adultos. Pero, al iniciar el posgrado de maternidad me di cuenta que lo que me gustaba era la obstetricia, porque ese proceso de la gestación, de cuidados perinatales…, me llamó mucho la atención y lo vi como un mundo más amplio. Por tanto, me acerqué a él”, alega la fémina de 43 años de edad.
A pesar de saberse de memoria los protocolos del trabajo con las embarazadas, puérperas y neonatos, Aislén tuvo la oportunidad de cumplir misión internacionalista en la hermana República de Venezuela, justo, en el estado de Caracas. Fue, quizás, el diplomado en terapia intensiva que cursó a intervalos del quehacer en el área de obstetricia, lo que la llevó fuera de las fronteras del municipio y del país.
“A Venezuela partí en el 2019. En este país estuve tres años y me enfrenté a la covid, una enfermedad nueva en aquel entonces, que no sabíamos cómo enfrentarla, y tuvimos que lidiar con ella. En medio de esa responsabilidad también estábamos lejos de la familia. No obstante, luchamos contra ese virus, hice varias zonas rojas y, gracias a Dios, todo salió bien”, evoca la licenciada en Enfermería.

Con las experiencias vividas en esta nación, Aislén regresa a Yaguajay y a la rutina de la sala de maternidad, del Hospital General Docente Joaquín Paneca Consuegra. Un poco más tarde recibe la propuesta de desempeñarse como asesora municipal de Inmunización en el territorio. Y cuando muchos en su lugar, tal vez hubieran titubeado en la respuesta, esta profesional no lo dudó y dio el paso al frente.
Quizás por ello, hoy está ahí, con responsabilidades, logros y sobresaltos ante cada esquema de vacunación, con la mira puesta en cada niño o grupo vulnerable que espera una vacuna, pero con un sentido de pertenencia que deviene ejemplo entre sus compañeros.
“Me gusta descubrir campos nuevos, ser útil en ellos y ganar en conocimientos. Acogí esta función y estoy aquí desde hace tres años. Esto implica una alta responsabilidad, no solo por ser la asesora, sino por lo extenso que es el municipio. Hay que llegar a todos los rincones donde haya un niño, un adulto o grupos riesgo y vulnerables.
“La misión fundamental de esta tarea es garantizar que toda la población, incluyendo niños, grupos riesgo y vulnerables, escolares, embarazadas…, estén inmunizadas contra las enfermedades. Tenemos que tener amplio conocimiento sobre los esquemas de vacunación, que varían cada año. Además, se incorporan vacunas nuevas y debemos explicarles a las personas para qué son, cuáles son los eventos que pueden presentar y la importancia de estos fármacos.
“Me apoyo en las vacunadoras de cada área de Salud. Ellas se sensibilizan con el trabajo y cumplen con todo el programa. Este trabajo me gusta, y lo desempeño bien. Además, agradezco las enseñanzas de la persona que estuvo antes en la labor y a la rutina del Centro de Higiene, Epidemiología y Microbiología, con la cual he aprendido mucho”, refiere.

Si hoy Aislén no descuida ni un solo paso de las campañas de vacunación en el municipio y toca a las puertas de cada área de salud es porque ama lo que hace. “Soy un poco exigente, y me gustan las cosas organizadas”, destaca. Esta pasión por su trabajo provoca que sea estricta con la planificación del tiempo en pos de no dejar nada a medias.
“Lo primero que tiene que gustarte es la profesión. Tienes que tener sensibilidad porque esas personas que estás tratando son personas enfermas y necesitan tu apoyo como profesional. Hay que darlo todo, entregarse por completo a la profesión. Si usted ejerce algo que no le gusta no lo va a tomar con la seriedad y la responsabilidad que lleva”, asevera la enfermera yaguajayense.
No por gusto esta fémina insiste tanto en la vocación hacia la enfermería. Lo reafirma en cada clase que les imparte a los estudiantes de primer año de esta especialidad. “Como parte de la docencia les transmito saberes en torno a la Atención Primaria de Salud (APS), las funciones de la enfermera del consultorio, la dispensarización de la población, el trabajo con el adulto mayor, el programa de inmunización… En medio de esos conocimientos siempre les recalco el amor que hay que sentir por la profesión”, asegura.
Bajo esta máxima ha emprendido la ruta en estas dos décadas de labor en el gremio de la Salud. En todo este tiempo también ha contado con el apoyo incondicional de su familia. “Mi familia es lo primero. Sin ella no hubiera podido lograr el menor de los resultados. Y unido a ella está la enfermería”, confiesa.
Con esta voluntad admirable Aislén Izada Pérez enfrenta la rutina cotidiana. Llegar todos los días al Centro de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Yaguajay deviene oportunidad para crecer como ser humano y profesional. Aquí fragua proyectos en pos del bienestar de la población. Puertas adentro de esta instalación sigue sintiendo el orgullo de saberse enfermera.
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