Eliene Fonseca ha crecido rodeada de libros. Primero, como lectora insaciable. Luego, como estudiante de Licenciatura en Letras y, tras su egreso de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, como protagonista de más de una investigación con su firma, fruto de horas y horas sumergida en documentos amarrillentos.
Esa verdadera relación de amor y respeto por cada lección hoy está mucho más sólida por conocer al libro más allá de las fronteras de ser un soporte de sabiduría.
“Actualmente, puedo hablar del valor en sí del papel”, sintetiza tras haber concluido el segundo módulo del Curso Propedéutico sobre Conservación y Restauración del Material Archivístico y Bibliotecario.

Formó parte del pequeño grupo que desde noviembre de 2023 se enroló en una aventura impulsada aquí por el Programa de Apoyo a la Red de Oficinas Patrimoniales de Cuba para la conservación y puesta en valor del patrimonio cultural y desarrollo de las industrias creativas; proyecto de cooperación internacional que la Oficina del Historiador de La Habana realiza con el gobierno de Italia, a través de IILA- Organizzazione internazionale italo-latino americana.
“El papel restaura el papel, también está entre los nuevos conocimientos —alega—. Por tanto, para mí el libro tiene una doble importancia. Ya sé que es una obra de arte, resultado de un proceso hermosísimo desde el punto de vista estético”.
Semejante a esa admiración con la que habla Eliene, coautora de La clave y el compás, lo hace el resto del colectivo integrado por profesionales de diferentes sectores de la sociedad. Lograron estrechar vínculos como una gran familia.
“No es por endulzar el oído, pero realmente la acogida en Sancti Spíritus ha sido especial —destacó Anyxa Quesada, coordinadora por la parte cubana de la colaboración con IILA y responsable durante años del Taller de Encuadernación de la Oficina del Historiador de La Habana—. Las expectativas se sobrecumplieron. Han sido personas muy interesadas en aprender las complejidades del proceso de encuadernación. Y llama la atención porque es un colectivo heterogéneo, peculiar, porque no se puede hablar de que laboramos con conservadores y restauradores porque sencillamente no existe la formación así multitudinaria en el país. Realmente podemos resumir que es una experiencia estimulante.
“Se cierra este ciclo y, desde ya, valoramos la idea de que en un futuro no muy lejano podamos continuar con otras especialidades. Si no podemos llegarnos acá, quizá lograr que representantes de Sancti Spíritus puedan ir a La Habana o a otras provincias, cuando las condiciones sean idóneas”.
Junto a la profesora la italiana Cecilia Santinelli, consultora experta del sector Patrimonio Cultural por IILA, fue la responsable de concluir este segundo módulo que tuvo su arrancada oficial en febrero de este mismo año. El fastuoso salón La Merced en los altos de la Plaza del Mercado de la ciudad del Yayabo, se convirtió en la cobija segura para clases prácticas y teóricas.
“Los dos módulos resultaron trascendentales porque tanto en nuestra Oficina como en el resto de las instituciones espirituanas donde se resguarda documentación se carece de técnicas para su adecuada conservación o restauración —insiste Tamara Valdés, especialidad principal en área de archivos históricos de la Oficina del Conservador de la ciudad de Sancti Spíritus—. Igualmente, hay ausencia de conocimientos teóricos”.
En el primer módulo —noviembre de 2023—, los estudiantes conocieron desde la teoría, fundamentalmente, en el arte de conservar el papel, así como se le dio vida al laboratorio del papel, donado porIILA. Con anterioridad, habían habilitado esos espacios en La Habana, Cienfuegos, Camagüey, Matanzas, Santiago de Cuba, Remedios y Bayamo.
Es por ello que en la urbe yayabera se cuenta con equipamiento, materiales e insumos para restaurar y conservar el papel. Resulta el único de ese tipo en la provincia. Gracias a ese donativo se podrá preservar el patrimonio documental yayabero.
Ya en febrero se impartieron clases teóricas sobre la historia del libro y la evolución de su estructura, organización y encuadernación, así como las primeras clases prácticas sobre encuadernación.
Mientras, en de abril —tal como había anunciado a Escambray—, Anyxa Quesada regresó para concluir los encuentros prácticos y, así, el Curso Propedéutico sobre Conservación y Restauración del Material Archivístico y Bibliotecario.
“Sabemos que es una minoría la que podrá dedicarse de manera puntual al trabajo en un laboratorio, pero sí es necesario que quienes se relacionan con el mundo del patrimonio tengan como mínimo conocimientos sobre cómo gestionar los fondos documentales para evitar que el deterioro los destruya totalmente. Nos interesa que surjan de aquí ideas, proyectos, propuestas que ayuden a cuidar y proteger nuestro patrimonio”.
Como parte de las clases, los participantes visitaron las diferentes instituciones donde se resguarda documentación de valor patrimonial y constataron in situ cuánto arte se necesita que nazca de manos conocedoras sobre la encuadernación para mantenerlos vitales.
“Sin duda, ahora cuando tenga un documento en mis manos será muy diferente. Primero, por el respeto a quienes nos lo legaron y, segundo, porque más allá de la información que resguarda, carga con una historia milenaria”, concluyó la investigadora Eliene Fonseca.
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