Hace 50 años en las profundidades del Escambray la resistencia empecinada de tres hombres, una mujer y un niño pudo más que el asedio de medio centenar de bandidos

La comunidad pervive en uno de los parajes más intrincados del Escambray.
La comunidad pervive en uno de los parajes más intrincados del Escambray.

De tanto contarla a lo largo de medio siglo, Julio del Sol ha aprendido a sintetizar la historia del sitio a Polo Viejo a través de una frase que retrata con realismo proverbial los hechos del 25 de enero de 1963: “Aquí Carretero quería coger mangos bajitos, pero tuvo que irse con el rabo entre las patas”.

Julio del Sol, uno de los defensores del cuartel de Polo Viejo
Julio del Sol, uno de los defensores del cuartel de Polo Viejo

Exguardia batistiano, comandante de bandidos y asesino de Manuel Ascunce, Pedro Lantigua y la familia Romero, Julio Emilio Carretero Escajadillo había planeado el asalto al cuartel de milicias cercano a Polo Viejo con el doble propósito de adueñarse de las armas que existían en el lugar y al mismo tiempo propinar un golpe de efecto a las fuerzas revolucionarias que enfrentaban las bandas de alzados en el lomerío villareño.

La flor y nata del bandidismo -alrededor de medio centenar de hombres bien armados, con una vasta experiencia guerrillera y varios jefes de bandas a la cabeza- concurrió en el cerco al cuartel y la toma del batey, acción en la que fueron incendiadas ocho casas de la comunidad, la escuela  y la planta eléctrica y ultimados el miliciano Eustaquio Calzada Ponce y el revolucionario Fermín Rubén Trujillo “Vizcaya”, el herrero de la comarca.

“Carretero creyó que esto era un paseo, incluso se dice que no muy lejos de aquí estaban asando un puerco para festejar la victoria”, recuerda Julio del Sol, uno de los tres hombres que pelearon dentro del cuartel el día en que Polo Viejo entró por la puerta ancha a la historia nacional.

Julio del Sol, Maximiliano García y Félix Pasos con la ayuda de Petrona del Sol y su hijo Marciano, de nueve años, no solo mantuvieron a raya a los terroristas durante unas dos horas, sino que les provocaron una baja, la del teniente de bandidos Felucho Lemus, y heridas a otro de los asaltantes, lo cual, unido a la oportuna llegada de un refuerzo de tres milicianos, aconsejó la retirada de los contrarrevolucionarios.

El desenlace se tornó predecible desde el mismo momento en que el jefe de los bandidos apresó a un campesino de la zona y lo envió hasta el cuartel con un mensaje que solo sirvió para enaltecer más a los defensores:

Vengo de parte de Carretero -les dijo- para ver si ustedes quieren rendirse y entregar las armas.

Aquí hay como 28 fusiles y miles de balas, pero dile que para llevárselos tiene que seguir peleando, que nosotros no nos rendimos -le respondió Maximiliano.

DE POLO VIEJO A POLO NUEVO

Inspiradora de decenas de reportajes, literatura y hasta buen cine, la comunidad de Polo Viejo se asienta en las proximidades del Río Ay, en un atajo obligado para las arrias de mulos o cualquier otro medio de transporte que se aventure a trepar desde Limones Cantero hasta Topes de Collantes, en las montañas del municipio espirituano de Trinidad.

De la ranchería de guano y tabla de palmas que sobrevivió la quema de enero de 1963 tampoco queda nada, luego de que el batey se desplazara con sus costumbres y sus lugareños justamente hasta las inmediaciones del antiguo cuartel, que desde 1984 acoge a la CPA 21 Aniversario de la Defensa de Polo Viejo.

Imágenes de Polo Viejo tras el ataque contrarrevolucionario
Imágenes de Polo Viejo tras el ataque contrarrevolucionario

Hasta allí llegó hace ya más de 30 años Arnaldo Rodríguez Matías, quien además de presidente de la cooperativa y durante dos mandatos consecutivos delegado a la Asamblea Provincial del Poder Popular, es apreciado por muchos como el líder natural de la zona, que lo mismo se ocupa de hospedar al médico en su casa, que de movilizar para la recogida de café o servir como ambulanciero más de una vez a la semana.

¿Por qué la gente persiste en vivir en un lugar tan intrincado?, pregunta Escambray.

“Es como una tradición que se va transmitiendo de generación en generación, esto es tranquilo, aquí tenemos resuelto el problema de la vivienda, el poblado está electrificado, tiene acueducto, escuela, panadería, tienda, consultorio, farmacia; ahora el camino que quedó como un plato y estamos acondicionando un Círculo Social que es casi como una pista de baile”, dice Arnaldo.

La cooperativa se dedica fundamentalmente al cultivo del café.
La cooperativa se dedica fundamentalmente al cultivo del café.

Con más de 50 caballerías en su patrimonio y similar cantidad de socios en la nómina, la 21 Aniversario dedica sus áreas fundamentalmente al cultivo del café, aunque, como dice su presidente, “también se defiende con la vianda, el maíz, el tomate y ya el pasado año logró algunos frijolitos”.

La meta de 100 quintales de café por caballería que estimaban alcanzar en 2016 ya está en el saco desde esta cosecha, en la que además se aseguró todo el producto con una afectación del grano por debajo del 3 por ciento, lo que reporta notables dividendos a la agrupación campesina.

CUALQUIERA SE PONÍA CERRERO

Cuatro meses después de haberlo vivido, el doctor Ludis MarínToledo,  confiesa que la primera vez que vino a Polo Viejo estuvo un día sin hablar.

“Cualquiera se ponía cerrero con aquel camino como estaba”, bromea ahora el joven profesional asignado al consultorio médico de la localidad.

El terraplén mejoró, el susto por suerte quedó atrás y el médico asegura que ya se siente a sus anchas con la gente de allí, que lo miman y lo atienden tanto como su propia familia de Condado, a donde regresa solo cuando le corresponde su pase cada 24 días.

“Aquí la gente es muy saludable -reconoce- , solo aparece algún que otro catarrito con los cambios de tiempo, pero por lo general no hay mayores problemas, tengo buenas condiciones en el consultorio, por la noche lo que más hago es estudiar y mi familia también me visita de vez en cuando”.

Otras que vienen echando raíces en la comunidad son las maestras Idalidia Pérez y Yakelín Placeres, quienes al menos por ahora no tienen intenciones de regresar para Manaca Iznaga o La Purísima. La primera porque, según dice, está a la espera de un novio que no acaba de aparecer; la segunda, fascinada con haber descubierto una naturaleza “con la que ni soñaba en Trinidad”.

La reparación del camino de acceso a la comunidad es altamente apreciada por sus habitantes.
La reparación del camino de acceso a la comunidad es altamente apreciada por sus habitantes.

Polo Viejo tampoco es un paraíso, advierte Juan Armando Ortiz, recién electo delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular, quien cuenta los bajones de voltaje, las carencias con el transporte oficial -solo llega tres veces por semana- y la falta de señal de algunos canales de televisión entre las insatisfacciones más recurrentes de sus electores.

LAS MARCAS DE LA GUERRA

Además de defender el cuartel durante dos horas “con las balas cruzándose como las moscas”, Julio del Sol ha querido entregar las mejores energías de sus 78 años al noble propósito de levantar un obelisco que recuerde la proeza de los defensores de Polo Viejo.
La obra ha sido construida de manera conjunta por la Oficina del Conservador de la Ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios y la Academia de Artes Plásticas justo donde antes estuvo la instalación militar, cuya estructura, todavía con las marcas de la guerra, se vino abajo empujada por la vejez y también por la desidia.

Julio dice que no quiere más glorias para sí que las conquistadas con sus manos de miliciano, responsable de ganadería, guardabosque y caminero en Polo Viejo, pero tampoco que la epopeya perdure como un rescoldo impreciso en la memoria del pueblo.