Pequeñas Ligas del Béisbol en Cuba: Juego de niños, espectáculo de grandes (+fotos y videos)

Aunque cedieron en dos partidos ante los santaclareños, nuestros gallitos se llevan el mejor de todos los trofeos: el respeto y la admiración de quienes les aplaudieron y les siguieron por reconocer que cayeron con el corazón de los grandes

Juan Reynaldo Pérez Pardo, presidente de la Federación Cubana de Béisbol y comisionado nacional, reconoció el espectáculo ofrecido por los dos equipos y la calidad de los juegos. (Fotos: Curiel/Escambray).

Jugaron como hombres y se divirtieron como niños. Ese fue el mejor regalo que dejó la final de las Pequeñas Ligas que, en un espectáculo de lujo, vio coronar este sábado al equipo de Santa Clara, ganador dos veces ante el anfitrión Sancti Spíritus en un abarrotado estadio “René Díaz Rodríguez”.

En el deporte se gana y se pierde y el título no se puede partir en dos, pero de ese escenario salieron ganadores los dos equipos, protagonistas de una final de lujo con bateo de fuerza, lances espectaculares, pitcheo eficaz, sentido de la ubicación, jugadas de doble robo y diversión sobre el terreno.

Los santaclareños, hay que reconocerlo, ganaron en buena lid al ser superiores en toda la línea en ambos juegos, sobre todo en eso de robarse la iniciativa y atacar por todos los flancos y no dejar que el rival se recupere. 

A primera hora fueron convincentes al ganar 7-2 con pitcheo de Jean Michel Espinosa. Los niños de casa no se amilanaron y amenazaron varias veces, pero no llegó el batazo necesario y el pitcheo no pudo contener un bateo oportuno que no paró hasta conectar 13 hits por todas las bandas. La derrota fue para Samuel Ruiz.

A segunda hora, los santaclareños, de home club, marcaron temprano el terreno y desde el mismo primer inning, cuando anotaron tres en la primera entrada que hubiesen sido suficientes para ganar y agregaron la puntilla en la quinta para llevarse el pleito 4-0.  El triunfo fue para Deivis Hernández y la derrota para Eyner Ibarra.

Los nuevos campeones de Santa Clara festejan el triunfo.

Como buenos hijos de la garra naranja que suelen tener los equipos de esa provincia corrieron como linces e hicieron de la combatividad un arma de combate.

Lo dijo en otras palabras Juan Reynaldo Pérez Pardo, presidente de la Federación Cubana de Béisbol y comisionado nacional: “La felicitación es para los dos equipos por el espectáculo que ofrecieron y el juego de calidad que protagonizaron, siempre en el deporte hay un triunfador, pero los dos equipos son ganadores por la gran final que ofrecieron, digna manera de terminar un torneo en el que hay que reconocer el trabajo de los 16 equipos. Este es un torneo donde los niños se divierten jugando y esa es una de las esencias de nuestro deporte”.

Otro título se repartió en la tarde del sábado. Fue para el público, que con su alegría y disciplina repletó la instalación y no se debió lamentar ningún incidente. “El reconocimiento para el público que abarrotó esta instalación y en especial para los padres que son verdaderos héroes por como siguen el campeonato desde el inicio y por lo que les garantizan a sus hijos”, expuso Juan Reynaldo.

Hay todavía uno más: para los organizadores que es como decir casi la provincia toda: “Hay que ver cómo en casi tres días se remozó el estadio y se acondicionó y engalanó para la competencia con el concurso del INDER, el apoyo del Partido, del gobierno. Eso muestra que cuando hay unidad y voluntad todo se puede y ahora fue la sede la pelota, pero queda una instalación con todas las condiciones para la práctica del softbol”, dijo el federativo.

Y le asiste la razón. Mas de uno dudó que la instalación, conocida aquí como el terreno de El Pollo, en alusión a Luis García, padre del softbol en Sancti Spíritus, estuviera a punto para un evento de esta envergadura.

Pero en horas comenzaron a aparecer los recursos de donde no había y, sobre todo, los hombres que trabajaron a ritmo de contingente, lo mismo los liderados por Jorge Morell, el incansable director de deportes en el municipio cabecera, que los trabajadores del INDER, de la EIDE Lino Salabarría o los eléctricos, o los comunicadores; a los constructores que desbrozaron un monte en minutos, todo liderado por los directivos partidistas y gubernamentales del territorio.

Decenas de manos rearmaron la cerca perimetral que pusieron nueva, desobstruyeron un baño roto hacía años, acondicionaron la arcilla con las marcas de la sequía, lo pintaron todo y habilitaron tecnológicamente el terreno para una amplia cobertura de prensa que incluyó trasmisiones de radio, televisión y señal streaming del periódico Escambray y otros canales individuales e institucionales.  En torno a la final, se hizo una fiesta cultural y gastronómica.

Estoy muy orgulloso de ellos, segundo lugar nacional, llegar hasta aquí nadie lo pensó, señaló Erick Marín, el profesor. (Foto: JIT).

Y un reclamo de años, se concretó en minutos: la instalación fue bautizada con el nombre de René Díaz Rodríguez, un destacado softbolista espirituano que murió en pleno juego cuando un infarto lo sorprendió.

El titulo levantado por los Bombarderos de Santa Clara cerró la finalísima y con él Cuba tiene a su representante en la Serie Mundial de las Pequeñas Ligas con sede en Williamsport, Pensilvania, Estados Unidos en agosto próximo.

Entregadas las medallas y bajadas las banderas, las Pequeñas Ligas levantan las suyas como campeonas colectivas.

Yo, que me dejé arrastrar por las pasiones y me involucré emocionalmente con los protagonistas, me quedo con el mejor trofeo de todos: las lágrimas de los pequeñines.  

Sí, porque cuando mañana paren el llanto que les brotó desde el último out, los gallitos sabrán que, junto a un trofeo de subcampeones nacionales sin precedentes para un equipo espirituano en este tipo de evento, se llevan el mejor de todos: el respeto y la admiración de quienes les aplaudieron y les siguieron por reconocer que cayeron con el corazón de los grandes.

Me quedo con las lágrimas de los padres, por las horas de sol, de sacrificio, de fidelidad, de entrega y de apoyo incondicional, no de una tarde, sino de años desde que entraron por primera vez a un beisbolito.

Y me quedo con el corazón partido de Erick Marín, el profesor que guardó fuerzas para trasmitir la alegría a sus niños: “Como todo el mundo vio, luchamos, luchamos, luchamos, siempre lo hicieron mejor que nosotros, hay que ser realista, no bateamos cuando teníamos que batear, que es uno de los talones de Aquiles que arrastramos y no pudo ser, el equipo no decayó en el ánimo, pero el rival fue superior”.  “Estoy muy orgulloso de ellos, segundo lugar nacional, llegar hasta aquí nadie lo pensó, estoy orgulloso de los niños, de los padres, agradecer a la afición que nos apoyo, al INDER, al gobierno porque arreglaron el estadio”.

Y aguantó como pudo, hasta que una pregunta periodística, inoportuna, le ayudó a liberarse: “¿Qué son para Erick las lágrimas de los niños?: “Uff… Eso me duele y lo sufro…así es la vida”. Y el torrente no le dejó decir más, acaso porque, sobre el terreno, ya se había dicho todo.

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

Comentario

  1. Bien por ese equipo de ss, jugaron con amor a la camiseta.

Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *