Vivimos cada vez más el acto de comunicar y le pedimos a los otros comunicarse interactuando; ambas acciones nutren el activo reinado tecnológico al instaurar dinámicos sistemas lúdico, mediático e informativo.
Estos propician maneras de entretenerse, pero no siempre los sujetos sociales devenidos audiencias desarrollan competencias y posicionamientos mediante el ejercicio crítico que implica la educación del ver, conocer e interpretar.
Por doquier, sin límites de idiomas, países y fronteras, las personas necesitan escucharse, aportar lo suyo durante intercambios colectivos, incluso sin conocer al interlocutor. Las apropiaciones de códigos y mensajes se sustentan en la cultura y las tecnologías durante complejos procesos comunicativos.
El escenario mediático constituye un epicentro de interacciones y el punto de referencia es la televisión tradicional. A esta le pedimos que entretenga, instruya, informe, esclarezca malos entendidos; exprese mundos afectivos, combata lo banal, la violencia hogareña y social. Poco suele pensarse en el impacto del cine y de las series que transmite la tv.
Origina mediaciones entre cultura, tecnología y comunicación en un contexto denominado “el devenir mercado de la sociedad”. Así lo llama el profesor Jesús Martín-Barbero y es preciso atenderlo.
Tampoco olvidemos la trascendencia de los dispositivos activados por internet, Facebook y twitter, ambos son medios cognitivos, desafían significados, sentidos identitarios y culturales. ¿Las programaciones concebidas para las salas cinematográficas y la televisión cubanas, durante Julio y Agosto, se sustentaron en procesos investigativos y estratégicos?
Recién comienzan a socializarse en las pantallas grandes y chicas. Lo analizaremos durante el transcurso del verano. Seguramente se pensó en la humana necesidad de distraerse que sienten las audiencias durante la satisfacción del gusto provechoso, al ver puestas novedosas en beneficio de diálogos fecundos entre obras, creadores y públicos. ¿Lo lograran los telefilmes concebidos en el proyecto televisual Una calle mil caminos?
Es preciso verlos e interpretarlos en la televisión y el cine. Esa oportuna doble posibilidad beneficia la recepción de los sujetos sociales. Pensemos, la tendencia mayoritaria de implicarse en lo relacionado con la tv prevalece hacia producciones nacionales, pues sus construcciones narrativas y estéticas se inspiran en realidades y lenguajes diversos.
¿Hubo promociones de lo que se verá en el medio televisual? El silencio total o parcial es nocivo. Lo que no se visibiliza no existe. Además, recordemos una máxima de Mirta Muñiz, respetable profesional de la publicidad: “La TV debe ser creativa y popularmente culta». Estemos alertas, el acelerado desarrollo de los artefactos instaura discursos dominantes donde imperan hibridaciones, formas diversas de ver, apreciar y sentir.
Los flujos de circulación sustentan intercambios de informaciones; en la narrativa audiovisual se originan producciones intermediales y colaborativas. Urge contrarrestar la creciente influencia de la industria hegemónica del entretenimiento fatuo.
Privilegiar jerarquías artísticas es una manera de interesar de manera entretenida. Filósofos, artistas, directores de audiovisuales alertan sobre la creciente banalización; amenaza con tragarse el mundo, ganarle la batalla a la lucidez y al análisis.
En la TV Cubana de carácter público debe liderar la alimentación del gusto estético.
Reforcemos la tribu de Scherezada en honor de aquella joven, maestra en el arte de crear expectativas, que durante una y mil noches hilvanó cuento tras cuento, logró mantener la atención de su posible verdugo, salvar la vida y la integridad moral.
No todo está perdido. De acuerdo con don Lezama Lima: “Solo en el arte nada es imposible”. Pensémoslo, el deber ser se concreta en la práctica.
Tomado de Revista Bohemia
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.