El empuje de La Chivera (+fotos)

El Centro de Desarrollo Caprino, perteneciente a la UBPC Caguanes, de Yaguajay, potencia la cría de unas 320 cabras. Aquí seis féminas impulsan las labores

El Centro de Desarrollo Caprino les ha facilitado empleo a unas seis mujeres de las comunidades cercanas. (Fotos: Greidy Mejía Cárdenas/ Escambray)

A orillas de la carretera que conduce de Yaguajay a Mayajigua, unas cuantas mujeres oxigenan sus días a través de la crianza de cabras. En el Centro de Desarrollo Caprino, conocido como La Chivera, perteneciente a la UBPC Caguanes, de este municipio espirituano, suele verse a las féminas en medio de la limpieza de las naves, de la alimentación del ganado, y hasta en pleno pastoreo.

Y es que en este sitio las mujeres tienen la voz cantante. Son ellas quienes asumen la mayor parte de las labores y prestigian el quehacer de una unidad nacida, además, para ofrecerles empleo a las féminas de las comunidades cercanas.

En este lugar, fruto de la iniciativa de dicha base productiva y respaldada por el proyecto Autoabastecimiento Local para una Alimentación Sostenible y Sana (Alass), se apuesta por incrementar el rebaño y, por ende, las producciones.

DETRÁS DE LAS CABRAS

Leticia Caridad Piedra conoce palmo a palmo cada paso de La Chivera. Llegó aquí hace cuatro años atrás cuando este centro cortó las cintas y esbozaba, de a poco, el camino. Y aunque esta fémina nació y se crió en el campo nunca trabajó con el ganado menor. Lo que sabe de las cabras lo ha aprendido a golpe de trabajo y también de capacitaciones.

Para Leticia Caridad Piedra, jefa de finca, trabajar con cabras ha sido una labor hermosa.

“El primer objetivo de esta finca es darle trabajo a las mujeres de las zonas cercanas, y así se ha hecho. Empezamos con dos y hoy somos seis. No obstante, pensamos crecer, según aumente el rebaño. Otro de los propósitos es producir para beneficio del territorio.

“Comenzamos con una nave rústica y con el tiempo se han hecho otras porque hemos crecido en ganado y necesitamos más capacidad. Arrancamos los días con la limpieza y la alimentación del rebaño, sobre todo, con la de los más pequeños, pues los grandes se van para el pastoreo”, apunta Caridad Piedra, quien funge como jefa de finca en La Chivera.

Unas 320 cabras posee esta unidad en la actual etapa. Y si hoy dispone de una infraestructura adecuada para el cuidado de estos animales es gracias al apoyo que le ha facilitado Alass. “Este proyecto, además de suministrarnos diferentes materiales, como techos, puzzles, y una nave de ordeño mecanizado, ha promovido la capacitación para emprender la tarea.

“El ganado que hoy tenemos es mayormente criollo. Estamos trabajando para mejorar la raza. Tanto es así que ya comenzamos con la inseminación y tenemos 73 cabras inseminadas, en aras de buscar mejores rendimientos de carne y leche.

“Por otra parte, garantizamos la alimentación del ganado. Tenemos los pastos y forrajes, y los cuartones para asegurar la rotación de los animales. Producimos artesanalmente yogurt y queso. No son elaboraciones grandes, pero con el ganado que tenemos hemos logrado la satisfacción de la población. Vendemos cada quince días en las ferias populares y en las comunidades cercanas”, refiere la fémina.

En el Centro de Desarrollo Caprino, perteneciente a la UBPC Caguanes, de Yaguajay, se asegura el pastoreo de las cabras.

MUJERES EN PLENAS FAENAS

Cuando Kenia Portal Martínez llegó al Centro de Desarrollo Caprino, La Chivera, no pensó que terminaría amando a las cabras. A pesar de no haber trabajado nunca con ellas, hoy se desenvuelve de la mejor manera y lo mismo atiende el rebaño, lo chequea por si aparece alguna gestante que ordeña e insemina.

“El trabajo que hago me gusta mucho. Aquí empecé haciendo guardia hasta que comencé a trabajar de día con mis compañeras. Este lugar es como mi casa, mi familia. Nos ayudamos mucho. Además, trabajar con las cabras me encanta. Es algo bello. Ellas son caprichosas, cabezonas, pero lindísimas”, dice y al mismo tiempo sonríe, por la satisfacción de haber encontrado un empleo en este sitio.

Y mientras Kenia explica con lujo de detalle sus labores en la finca, del otro lado de la nave Yariza Hernández Cedeño, una de las obreras del lugar, se prepara para acuartonar a las cabras. Con pañuelo, gorra, y camisa le sigue el rastro a los animales y no está tranquila hasta tenerlos seguros.

“Hace dos años que trabajo en la finca. En estos momentos me encargo de la limpieza, pero si hay que curar una cabra, o darle de mamar a algún cabrito, también lo hago. Jamás lidié con las cabras, pero con los animales se aprende rápido.

“En este centro mi vida ha cambiado mucho. He mejorado en salario, he hecho amistades… En otro lugar no estuviera tan contenta. Aquí me siento realizada”, confiesa Hernández Cedeño.

Desde bien temprano en la mañana estas féminas tocan a la puerta del Centro de Desarrollo Caprino, La Chivera. Dejan atrás quehaceres domésticos, y una familia que se convierte en retaguardia para que puedan hacer bien su trabajo. Es, precisamente, esa entrega, un motivo de vida.

Bien lo sabe Leticia Caridad Piedra, quien lleva las riendas de la finca. “Aquí amanecemos y no tenemos horario para irnos. Casi todo lo hacemos las féminas. No hay nada imposible para nosotras. Las mujeres de La Chivera somos empoderadas y, por tanto, capaces de llegar a donde queramos”, alega la jefa de finca.

No hay dudas: unas seis mujeres escriben la historia del Centro de Desarrollo Caprino, perteneciente a la UBPC Caguanes, de Yaguajay. Nadie mejor que ellas para conocer muy bien a las cabras. A estos animales les entregan sus fuerzas.

La nave de ordeño mecanizado resulta uno de los beneficios del proyecto Alass.
Las mujeres asumen la mayor parte de las labores en el Centro de Desarrollo Caprino.

Greidy Mejía Cárdenas

Texto de Greidy Mejía Cárdenas

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