Etecsa: de la erupción volcánica al consenso

Las aguas vuelven a su cauce en las telecomunicaciones luego de amplios debates públicos donde una vez más se demostró que los argumentos siempre resultan imprescindibles y la comunicación bien pensada, también

Ilustración: Osval

En su momento, las recientes medidas comerciales adoptadas por la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa) provocaron, más que ronchas, una erupción volcánica casi generalizada en Cuba, como una especie de gota que colmó una ya atribulada copa en la isla.

Una explosión evidente en la avalancha de opiniones negativas que puso a este tema en el colimador, con supremacía absoluta, incluso, por encima de los apagones y la escasez de alimentos o medicamentos que durante los últimos tiempos padecemos agónicamente en el país.

Pero, si algo positivo tuvo este anuncio fue que obligó a reconocer a los decisores una verdad como un templo: los argumentos siempre resultan imprescindibles y la comunicación bien pensada, también.

De inmediato, acto seguido a la noticia —que por cierto nació torcida con aquel texto enrevesado que para nada explicaba con transparencia las decisiones por venir—, la reacción de los clientes obligó a mover el pensamiento, así como a flexibilizar y repensar algunas decisiones.

Ya superado el mal rato inicial a base de diálogos y concensos entre las partes, las aguas han comenzado a tomar su cauce con la concreción de algunos cambios sustanciales a las disposiciones originalmente anunciadas.

Por ejemplo, como alternativa para proteger el notable consumo de todos los estudiantes universitarios —con independencia del tipo de modalidad que cursen—, se creó un llamado plan sectorial que los beneficia con la posibilidad de comprar adicionalmente cada mes otros seis gigabytes de datos por 360 pesos.

También se trabaja para potenciar la disponibilidad del acceso a Internet en los centros educacionales con áreas Wi-Fi, laboratorios conectados o la creación de repositorios bibliográficos, con el fin de que este sector minimice el uso de sus datos personales en función de las investigaciones u otros encargos estudiantiles.

A nivel nacional se ha anunciado incluso un proyecto, que incluye a todas las universidades, y pretende garantizar el respaldo energético de los nodos principales de las redes para una mejor disponibilidad del servicio.

A pesar de las dificultades actuales por las que atraviesa, la compañía de las telecomunicaciones en Cuba mantiene la conectividad a importantes instituciones científicas, educativas, de Salud, comercio interior, entre otras, como soporte del proceso de transformación digital emprendido por el país.

Además, para todos los clientes en general, se anunció la opción intermedia de adquirir dos gigabytes adicionales por el precio de 1 200 pesos, un monto menos inaccesible que los costos establecidos para los planes extras de datos, cuyas elevadas tarifas oscilan entre 3 360 y 11 760 pesos.

Otra flexibilidad anunciada aparece en la extensión de la vigencia de los planes de datos hasta 35 días, lo cual permitirá a los clientes disponer de un margen adicional para consumirlos. Además, también ayuda a algunos usuarios la posibilidad de utilizar este servicio en cualquier red: 2G, 3G o 4G.

Porque, en realidad, según ha explicado Etecsa, sus recientes decisiones no impactan de igual forma en todos los segmentos de clientes: los bajos consumidores de datos se benefician con las nuevas tarifas; el paquete de 6 GB, que se ofrece ahora a un costo de 360 pesos, cubre las necesidades de más del 50 por ciento de la población; y quienes se conectan buena parte del tiempo —alrededor del 40 por ciento de los usuarios—, deberán erogar las sumas más significativas para acceder a Internet.

Pero, sucede que mucha desinformación y desconocimiento aún dibujan este asunto, cuyas complejidades y vericuetos técnicos no todos comprenden al momento y obligará a cada cliente a valorar cuáles servicios le resultan más convenientes para manejar su saldo en función de cubrir sus necesidades particulares de comunicación.

En este escenario, vale la pena reiterar que las restricciones establecidas por Etecsa solo involucran el consumo de datos porque los recursos para llamadas de voz o envío de mensajería se pueden adquirir libremente y a las tarifas habituales.

Durante estos últimos cinco años, solo en Sancti Spíritus se han activado más de 100 000 líneas móviles, razón que multiplica la congestión prácticamente crónica de la red, cuya solución no solo depende de ampliar capacidades aquí, sino en todos los accesos y nodos del país.

A ello se suman los costos millonarios de mantenimiento de las operaciones de esta empresa, sus pagos a los proveedores, la remuneración de las licencias, de los canales de Internet; así como los pagos por los equipos terminales y los centros de datos donde se alojan los contenidos.

Según estadísticas de Etecsa, hoy la penetración de la telefonía móvil en la isla suma más de ocho millones de líneas y siete millones de ellas se encuentran habilitadas para acceder a Internet. Esta opción se sostiene con equipamientos e infraestructura, que incluyen desde el celular y las tarjetas SIM, hasta las radiobases y los nodos de salida internacional.

Y los precios de renovar o ampliar la infraestructura sobre la cual se sostienen los servicios móviles resulta bien cara, superior a la media internacional en gran parte debido al bloqueo de los Estados Unidos: por ejemplo, instalar una radiobase vale unos 100 000 dólares, en tanto adquirir un banco de baterías cuesta 1 500 dólares y se necesitan alrededor de 2 800 de ellos.

Además, esta industria crece y cambia muy aceleradamente a nivel global, peculiaridad que obliga a la isla a depender casi totalmente de tecnologías importadas para su renovación. Y, como han alertado los especialistas, si no se atienden estas urgencias, podría ocurrir aquí una especie de colapso tecnológico en las telecomunicaciones.

Por otra parte, la compleja situación electroenergética que atraviesa el país hoy lo transversaliza todo y a la telefonía móvil la impacta muy negativamente porque la mitad de las radiobases no cuenta hoy con respaldo energético y cuando esas zonas geográficas entran en apagón se pierde no solo la conexión, sino en general se afectan casi todos los servicios.

Simplemente, la calidad renquea y así lo reconoció esta propia industria cuando admitió que la mitad de sus usuarios no tiene acceso a servicios adecuados y hasta ahora tampoco puede aspirar a la moderna tecnología 5G.

Entonces, más que un tarifazo a ciegas o un libretazo de ocasión, los últimos cambios comerciales de Etecsa responden —en el fondo y en la superficie—, a una realidad inobjetable: la empresa necesita dinero, moneda dura, para invertir con vistas a ampliar y modernizar su infraestructura y su tecnología.

En un planeta donde unos 2 500 millones de personas se mantienen ciegas en esta área de las comunicaciones, sin ningún acceso a Internet y a la telefonía móvil, los cubanos alcanzan un consumo promedio mensual de diez gigabits, cifra por encima de la media de siete en esta región geográfica, y que ubica a la isla solo por detrás de Estados Unidos y Chile.

Sin ánimos conformistas, esperemos entonces que este frenazo obligatorio al consumo quizás pueda, a largo plazo, revertirse en servicios con la imprescindible y reclamada calidad, esa asignatura pendiente que aún hoy pesa sobre las telecomunicaciones en el país.

Mary Luz Borrego

Texto de Mary Luz Borrego
Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas económicos. Ganadora de importantes premios en concursos nacionales de periodismo.

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