Me sigo viendo en el periodismo (+fotos y video)

Lisandra Gómez Guerra ha conocido prácticamente todas las facetas de un oficio al que se entrega cada día como la primera vez

“Yo me despierto en la madrugada cuando estoy enamorada de un trabajo, soñándolo”, asegura. (Foto: Alien Fernández/Escambray)

De aquella alumna que fue en mi historial de tutora, apenas quedan el cuerpo menudo y la sonrisa abierta. Hace rato —y no me cuesta admitirlo— me superó en el camino de esta profesión que conquista de una vez y para siempre.

Su crédito va de un lugar a otro, lo mismo en un medio provincial que nacional; igual en prensa escrita que en los audiovisuales. El periodismo no tiene fronteras y ella, Lisandra Gómez Guerra, lo ha demostrado muy bien.

Comparte las pasiones, pero, como todos, tiene su preferencia y le ha sido fiel hasta el sol de hoy. Se desdobla y se reparte, pero no traiciona la radio, ese sitio al que llegó por elección, y no por casualidad, en septiembre del 2008, aunque desde mucho antes ya había plantado sus raíces allí.

“Yo pedí estar en la radio cuando me gradué, eso siempre lo he dicho y se lo dije a él en su momento: se lo debo a Abel Falcón, mi profesor. Cuando hice las prácticas en primer año, me enamoré de Escambray porque Escambray enamora solo, pero cuando conocí a Abel Falcón en sus clases radiales, que eran todo un espectáculo, me dije: Este es el camino.

“Después llegué a Radio Sancti Spíritus, que como sabemos es una escuela, y ahí tropecé con Elsa Ramos, otra maestra, que me permitió hacer lo que yo quisiera, por supuesto, bajo su guía, sus regaños, sus sugerencias, y entonces lo reafirmé: es la radio, definitivamente, la radio.

“Afortunadamente, en mi quinto año nos enviaban para los medios donde supuestamente nos iban a ubicar; pasabas 15 días trabajando y regresabas una semana a la universidad, y a mí me mandaron para la radio, es decir, que cuando llegué como egresada ya conocía muy bien la rutina, me había incorporado al colectivo. Recuerdo que en ese entonces Tony Camellón era el jefe de los periodistas y me dijo: ‘Mira, te vamos a ubicar en el sector de Cultura’, y a mí aquello me vino superbién, porque era una muchacha que quería ir al teatro, a la que le gustaba leer, que iba al cine, a la galería. Entonces me sentí como pez en el agua escribiendo de Cultura, aunque igual la vida me ha obligado a escribir de todo”.

Durante su carrera profesional ha conquistado importantes premios en festivales de la radio y otros certámenes de la prensa en el país. (Foto: Facebook)

Además de reportar sobre lo humano y lo divino, muy pronto incorporó otras inquietudes; superarse, ir más allá, enseñar…

“Siempre digo que respeto mucho esa profesión. No me considero una profesora, yo intento transmitir lo que aprendo a mis estudiantes, y eso me gusta mucho hacerlo, pero sobre todo me mantiene activa. A veces en la cotidianidad propia del oficio perdemos el hábito de ir a la academia, de investigar en las teorías más actualizadas. El mundo académico se está renovando diariamente, es como la vida misma, y entonces tener que dar clases, tener que prepararme me obliga a estudiar, a buscar los referentes. También me gusta la investigación, que llegó con la maestría, con el doctorado. Creo que debería dedicarle más tiempo, pero las rutinas del periodismo me absorben mucho y es lo que más disfruto”.

CON LOS OJOS BIEN ABIERTOS EN CHINA

Hace solo unas semanas, Lisandra se montó en un avión y fue a parar a la provincia de Chancheng, en China. Como parte de una delegación del Instituto de Información y Comunicación Social, llevó a la nación asiática sus saberes y se nutrió, asimismo, de las experiencias de los profesionales de la prensa en una cultura de la que, asegura, hay mucho que aprender.

“China es un país para admirar, en todos los sentidos. Por su idiosincrasia, muy distante de la nuestra, yo me sentí todo el tiempo alejada de lo que yo soy, de mi contexto, pero sí son muy agradables, muy educados. Creo que hay que aprender de ellos, de su laboriosidad, son personas muy entregadas. Allí, a diferencia de Cuba, existen los Centros Editoriales, donde se hacen las producciones, tanto en prensa escrita, como en radio, televisión o el trabajo en la web.

“Tienen mucha tecnología, pero podemos aprovechar sus experiencias, principalmente esa misma idea de no fragmentar, pues creo que eso es una de las limitaciones que tenemos, mientras sigamos haciendo las parcelas de la prensa escrita, de la radio, de la televisión, habrá una especie de fractura. De hecho, allí la carrera no se llama Periodismo, sino Licenciatura en Medios, porque tú vas a aprender a trabajar en los medios de comunicación, a producir, a gestionar contenido. Tenemos que ganar en competencias profesionales para parecernos a ese mundo que hoy existe, que nos parece lejano, pero que está a la distancia de un clic. Hay mucha gente buena en Cuba, talentosa, que yo creo que puede”.

¿Y qué fue lo más impresionante, aparte de la tecnología?

“Su forma de hacer; son personas que no se detienen y no están achantadas esperando a que les caigan las cosas de arriba, sino que trabajan todo el tiempo. Es una experiencia capaz de demostrar que esa otra parte del mundo muy distante de Cuba en cultura es digna de respetar y que de ella debemos tomar los buenos ejemplos”.

Creo que cuando uno disfruta lo que hace y logra empatía con las fuentes, conquista después esos resultados, señala.

TODOTERRENO Y MULTIPREMIADA

Justo mientras toma forma esta entrevista, llegan noticias del Concurso de Periodismo 26 de Julio, donde el nombre de Lisandra Gómez Guerra figura entre los premios y menciones de varias categorías en distintos medios. Antes y muchas veces ha ocurrido lo mismo en el Festival Nacional de la Radio, el Primero de Mayo y otros tantos certámenes de la prensa en la provincia y el país.

Ello habla de su versatilidad y talento, en primer lugar, pero también de esa entrega incondicional que la acompaña. Trabaja a toda hora sin descanso; de día o de noche, y aún no ha perdido las ilusiones.

“Yo me despierto en la madrugada cuando estoy enamorada de un trabajo, soñándolo, pensando dónde voy a buscar el efecto, el sonido o la palabra…

“Creo que cuando uno disfruta lo que hace y logra empatía con las fuentes, conquista después esos resultados, que siempre digo que no son míos exclusivamente, sino también de un equipo de trabajo”.

¿Será que ya te sabes todos los secretos del oficio?

“No, para nada, cada día aprendo algo y, te repito, en los equipos escucho a todo el mundo, cuando alguien me da una sugerencia, digo: De aquí voy a tomar esto; de allá, aquello, y lo trato de aplicar siempre buscando que el trabajo tenga dignidad, porque no se trata del ego personal, sino de que la gente se sienta identificada, que quede bien al final.

“Para mí lo más importante —y pudiera parecer un cliché— es cuando una persona en la calle me descubre por la voz o un lector de Escambray me para y me dice: ‘Recuerdo lo que escribiste sobre tal tema, o en tal trabajo’. Ese para mí es el mejor de los premios, más allá de un jurado, porque en el jurado hay personas con aval, pero también muchas mediaciones; pero esa persona que te escucha o te lee es el mejor reconocimiento, incluso cuando te dice que no le gusta”.

¿En 16 años de relación con esta carrera no has sufrido desencuentros?

“Por supuesto. He sido incomprendida y también he sido malcriada en algunos momentos. He tropezado con directivos que no han entendido cuál es el papel del periodista. He tenido fuentes que han malinterpretado un trabajo como algo personal y, bueno, después nos hemos visto, nos hemos sentado, hemos conversado y hemos aclarado todo. Elsa Ramos me enseñó que el periodista tiene que aprender a crecerse ante todas esas vicisitudes. Lo más importante es encontrar la paz, no responder en el momento más complicado y tratar siempre de defender ese ejercicio periodístico, que es lo que nos toca”.

Para ti, ¿qué es en esencia el periodismo?

“Periodismo es justicia; si vas a hacer una historia de vida, ser justo con ella. Si vas a hacer periodismo de investigación, tratar de ser justo y lo más objetivo posible. Eso”.

¿No has pensado alguna vez en abandonar el barco de la profesión, como muchos?

“No, porque, aunque se trata de una profesión maltratada, no valorada lo suficiente, es una carrera hermosa, una profesión que me gusta y no sé hacer otra cosa; disfruto a plenitud investigar, hacer trabajos, me enamoro de los temas y lo hago con placer; entonces todavía estoy aquí y miro hacia adelante y me sigo viendo en el periodismo, fíjate, hasta este minuto”.

Yoleisy Pérez Molinet

Texto de Yoleisy Pérez Molinet
Editora general de Escambray

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