Junto al sillón permanece inmóvil el radio. Tan desgastado como las manos de su dueña, Marta Torres. Y, justo desde el pequeño rincón del cuarto, donde cuelgan los segundos de vida más preciados, ha sido testigo de risas, suspiros y hasta de más de un desvelo. No por única opción, sino por elección. Para esta espirituana octogenaria en cada sonido salido del pequeño artefacto ha encontrado su más fiel compañía.
“Radio Sancti Spíritus tiene la información actual. Vuelvo cada mañana a la música de la década del ayer y cierro los ojos al ritmo de Serenata”, deja escapar como un susurro mientras escucha cada detalle de Como lo oyes.
Basta con mirarla acomodada en el sillón para entender que existe una complicidad sincera con el radio llegado a sus manos como legado materno. ¡Y no sorprende! Descubre en cada encuentro los sonidos más autóctonos de este territorio; particularidad que desde hace ocho décadas devela el palpitar constante de un latir de vida, de memoria histórica… Cada emisión dibuja con sonidos y palabras pasado y presente, siempre con la máxima del encuentro íntimo con sus audiencias.
Las mismas personas que son sus mejores testigos. Han conocido más allá de las experiencias presenciales, las huellas de fenómenos meteorológicos, de presentaciones musicales, de la feria ganadera y su rodeo, de cómo se arrollaba en tiempos de Santiago, del júbilo y compromisos en las tres ocasiones en que la provincia se ha vestido de rojo y negro, de cuando se alzó el trofeo en 1979 en la cima del béisbol cubano, el susto colectivo provocado por la amenaza de la presa Lebrije y de tantos otros hechos.
Demasiada historia permeada de la fidelidad para con sus padres fundadores: los hermanos Santana, quienes después de soñar lograron expandir por el éter a la otrora Radio Nacional, el 11 de julio de 1945.
Palabra a palabra, técnica a técnica, creación a creación se hizo esta emisora. Se cuenta rápido, pero inspira y se agradece, porque detrás de cada producto están colectivos que creen en la inmediatez, veracidad y responsabilidad para con quienes, del otro lado, prefieren reencontrarse con sus realidades gracias a la magia sonora.
Esa es la radio que fuimos y que somos, con rostros propios en seis de los ocho municipios de la provincia y con carácter ilimitado, porque basta la velocidad de un clic para que al otro lado de los mares se sienta cercano la contemporaneidad radial en su propia tradición.
“Es un símbolo. Desde sus orígenes ha sido portavoz de todo cuanto se ha hecho en el territorio”, enfatiza Marta Torres como si fuera su centinela siempre alerta. Y lo dice sin imaginar siquiera que es ese un sentimiento anhelado desde el propio 11 de julio de 1945, cuando la propia radio hizo la noticia.
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