Tras 187 días complicados y tensos, el central Melanio Hernández paró sus máquinas.
Dejó atrás el sabor de ser el único del país en cumplir su plan de producción en la zafra 2024-2025 y aportar, además, 1 776 toneladas del crudo por encima de su programa para oxigenar en algo las exigencias del país.
Justo por esto último, el central extendió sus jornadas, tras cumplir su plan a finales de abril. Hacerlo lo condujo a un cierre agónico en medio de no pocas complejidades.
Así lo describe Antonio Viamonte, director de la empresa. “Cerramos a un 109 por ciento de cumplimiento y un 31 por ciento respecto a la zafra anterior. Fueron jornadas llenas de retos y obstáculos que tuvimos que enfrentar; los indicadores se deterioraron en algo, sobre todo en los meses de mayo y junio, cuando se alargó la contienda y bajaron las molidas y los rendimientos industriales”.
Explica que, no obstante, el favorable comportamiento anterior del central llevó a que, de manera general, esos y otros indicadores superaron lo inicialmente previsto. “El ingenio cumplió el rendimiento industrial planificado al 104 por ciento; el autoabastecimiento eléctrico terminó a un 136 por ciento, con cerca de 4 900 megawatts entregados al Sistema Eléctrico Nacional y vapor a la destilería por 425 horas, o sea unos 17 días que no tuvo que consumir fuel con el consiguiente ahorro de combustible. También se produjeron más de 4 000 toneladas de meladura y con ello se pueden fabricar unos 11 000 litros de alcohol, y si nos ayuda la disponibilidad de combustible, esta fábrica pudiera cumplir su plan antes de julio.
“Sin ser de excelencia, esos indicadores de eficiencia marcaron una pauta a nivel de país y, si se compara con la campaña precedente, existen elementos que resultaron claves, entre ellos la disminución del tiempo perdido en la industria, que bordeó el 14 por ciento durante toda la campaña y concluyó en 11 por el alargamiento de la molida, y la estabilidad en las horas que molía, lo cual permitió que al momento de cumplir el plan estuviera sobre un 50 por ciento de aprovechamiento de su norma potencial; ello ofrece garantía en el proceso, que haya bagazo, que el ingenio se balancee, que el proceso de fabricación sea mucho más estable, y todo ello favorece el rendimiento”.
Agrega que la actividad ferroviaria fue superior a zafras anteriores ya que entre las empresas Melanio Hernández, Uruguay y la ferroviaria se logró un mejor funcionamiento y que, por regla general, trabajaran cuatro trenes diarios. A ello se une la vinculación con el central villaclareño Heriberto Duquesne, que superó las expectativas con una muy buena disciplina en el corte y el tiro de la caña durante la contienda.
Paradas las máquinas por la agónica zafra 2024-2025, el Melanio se mantiene activo para concentrarse en el proceso de reparaciones, que será igual, contrarreloj: “Ya comenzamos con la limpieza, el diagnóstico de los equipos, ya hemos acopiado algunos recursos y será otra vez una carrera contra el tiempo para estar de nuevo en zafra a finales de año”.
Para que los jabucos espirituanos y cubanos —a los que entra parte del azúcar por ser balance nacional— saboricen realmente el cumplimiento y acojan más de la única libra de azúcar repartida el pasado mes o las dos entregadas en etapas anteriores, el Melanio y sus homólogos del país deben batallar bien duro para reencontrarse con la senda de la recuperación cañero-azucarera, un camino tan largo como escabroso.
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