Sancti Spíritus vio entrar y salir los cohetes (+fotos)

Por Casilda entró el arsenal de guerra destinadoa la base de Sagua la Grande durante la Crisis de Octubre. El aspecto totalmente pacífico del puerto de Casilda hace difícil imaginar que hace 50 otoños por aquel lugar casi bucólico entró al país un torrente continuo de material bélico, que tuvo

Los cohetes R-12 podían batir blancos que se encontraran entre 700 y 2 100 kilómetros de distancia. Por Casilda entró el arsenal de guerra destinadoa la base de Sagua la Grande durante la Crisis de Octubre.

El aspecto totalmente pacífico del puerto de Casilda hace difícil imaginar que hace 50 otoños por aquel lugar casi bucólico entró al país un torrente continuo de material bélico, que tuvo su clímax con la descarga y traslado de proyectiles balísticos de alcance medio R-12, destinados a la base enclavada en la zona de Sitiecito, en la actual provincia de Villa Clara.

Todo comenzó cuando a mediados de mayo de 1962, el premier soviético Nikita Serguéievich Jruschov expuso a los altos mandos políticos y militares de su país la idea de emplazar en Cuba esos cohetes, previa consulta con las autoridades cubanas.

El  proyecto, bautizado más tarde con el nombre de Operación Anadyr, que consistía en el despliegue en la isla de una división de las tropas coheteriles nucleares dotada con misiles de alcance medio R-12 y de alcance intermedio R-14, obedeció a dos razones fundamentales.

La primera era el desbalance existente entonces entre EE.UU. y la URSS en el terreno de los armamentos estratégicos, con ventaja notable para los norteamericanos, y la segunda, la agresividad incrementada del Gobierno de Washington hacia la Revolución cubana, y la certeza casi absoluta de que el Presidente Kennedy, presionado por los sectores más retrógrados de su país y personalmente humillado por la derrota de Playa Girón, preparaba la agresión militar directa contra Cuba.

El análisis cuidadoso de esos factores decidió a los dirigentes cubanos a aceptar la propuesta del premier Jruschov, con el fin de crear capacidad disuasoria que impidiera el proyectado ataque de la superpotencia vecina y contribuir a la vez a reducir la citada desventaja de los amigos soviéticos en ojivas nucleares, misiles y bombarderos de largo alcance.

BARAHÚNDA EN CASILDA

Raúl Zerquera: “Escandón quería tirarle de todas maneras a los aviones que nos sobrevolaban rasantes”. Raúl Zerquera Ortiz, hoy jubilado como agente de buques en la terminal portuaria de Casilda, llevaba apenas dos años en esa rada cuando empezó todo aquel movimiento inusitado de buques y cargamentos bélicos.

“Por aquellos días -recuerda- el puerto fue tomado militarmente por las FAR. Yo trabajaba en una oficina de nóminas y pagaduría y cuando llegué no me dejaron entrar. Poco después nos citaron para la sede de las Milicias, nos explicaron la situación y yo me fui a poner el uniforme y me incorporé a mi grupo como responsable que era de un pelotón en la zona del puerto”.

Según Raúl, durante muchas jornadas su destacamento ocupó la defensa exterior de las instalaciones, convencidos todos de que algo importante estaba por pasar. Finalmente empezaron a llegar los buques y se hizo la descarga. “A los  pocos días recogieron los ‘bultos’ y se los llevaron. Por la noche se oscurecía la ciudad, por lo que el pueblo deducía que era porque algo muy importante estaba ocurriendo.

“Por espacio de casi dos meses vivimos en una gran tensión. Aviones yanquis sobrevolaron en varias ocasiones el puerto y las trincheras nuestras”.

YO RECIBÍ Y DESPEDÍ LOS COHETES

Gilberto Guerra: “El Camino Soviético se hizo en tiempo récord”.  Más de 80 años de edad y su afectación cerebral no pudieron borrar de la memoria de José Alejandro Miranda Orozco, “Piro” (fallecido poco después de esta entrevista), aquellos días muy tensos de septiembre y octubre de 1962, cuando la suerte del mundo se jugaba en Cuba y llegó a pender de un hilo.

Piro, quien al fallecer su padre quedó como práctico del puerto, fue el único de los trabajadores de esa rada que permaneció allí haciendo su labor de siempre. “En cuestión de pocas semanas llegaron varios buques soviéticos con sus tripulantes, tropas y también con mucho armamento. Después de la Crisis, en los primeros días de noviembre de 1962, se cargaron dos cohetes en el Leninski Komsomol, uno a cada lado. Yo llevaba como práctico el barco hasta mar abierto y allí, cerca de Cayo Blanco de Casilda, vimos que se acercaba un crucero yanqui que se había metido en aguas territoriales cubanas y trataba de inspeccionar al mercante de la URSS.

“El crucero hizo señales de luces y el capitán del Leninski me tiró el brazo por arriba y me dijo que no me preocupara, que no iba a pasar nada. Parece que del navío yanqui les habían hablado de forma conciliadora.

FIELES A LA VERDAD HISTÓRICA

El 9 de septiembre de 1962 en el buque mercante Omsk llegaron a Casilda los primeros elementos y seis cohetes de combate R-12 del regimiento que se emplazaría en la zona de Sitiecito-Calabazar de Sagua. A partir de ese momento se inició la concentración de los cinco regimientos de la División coheteril soviética en Cuba, cuyos medios seguirían arribando también por otros puertos en un proceso que se prolongaría hasta el 22 de octubre.

Para el 12 concluyó la descarga del Omsk y comenzó la maniobra nocturna de traslado hacia el lugar de emplazamiento, que se encontraba a unos 200 kilómetros hacia el norte, en la actual provincia de Villa Clara.

El 22 de septiembre arribó a Casilda la motonave Kimovsk, la que entre otras cosas transportaba ocho misiles R-12, incluidos dos de instrucción, todos destinados al regimiento basificado en Sitiecito. Las vicisitudes que se debieron vencer para trasladar aquellas inmensas rastras a través de tan largo recorrido constituyeron toda una epopeya, pues los misiles R-12 tenían una longitud de 22,1 metros -y un diámetro de 1,65- sin contar la barra de tiro y el vehículo remolcador.

Ese radio de giro próximo a los 30 metros y el peso total de aquellos auto-trenes obligaron a hacer desvíos en la ruta, reforzar puentes, compactar caminos, derribar árboles, correr cercas…

NACE EL “CAMINO SOVIÉTICO”

El teniente coronel (r) Gilberto Guerra Valdivia, entonces sargento de la División 19-74 radicada en Sancti Spíritus, trabajaba en estrecha coordinación con el capitán Roberto Gómez Molina, jefe de esa unidad.

“El llamado Camino Soviético se hizo en tiempo récord -refiere-. No recuerdo si la estructura de la construcción dependía de Obras Públicas o del INRA, lo cierto es que en pocos días se construyó un terraplén para que pudieran pasar aquellas rastras enormes con los cohetes.

“Como no había otro lugar posible, hubo que transportarlos desde la carretera de Trinidad por el nuevo camino hasta la de El Jíbaro y por aquí hasta La Ferrolana, donde se amplió el viradero y se mejoró el terraplén que había hasta la Carretera Central por El Majá para retornar por esta vía a Sancti Spíritus y de ahí seguir rumbo a Sitiecito, creo que por la carretera de Placetas a Caibarién.
“Los misiles pasaron por Sancti Spíritus a eso de las diez y treinta o las once de la noche. Nuestra labor fue la de establecer contactos con distintas entidades y aplicar medidas de enmascaramiento, proveer de protección a las caravanas con aquellos proyectiles y de otras con los cohetes antiaéreos que se emplazaron en un lugar próximo a Guasimal, con guarnición soviética”.

LA CRISIS SE DESENCADENA

Ruta de los misiles. (Infografia: Eykel Águila)El lunes 22 de octubre, pocas horas después de la confirmación de la existencia de los misiles estratégicos soviéticos emplazados en Cuba, mediante las fotografías de un avión espía U-2, el Presidente Kennedy ordenó implantar el bloqueo aeronaval -que él llamó  Cuarentena- en torno a la isla y activar los preparativos para una de tres variantes, o todas combinadas: destruir las rampas de los cohetes antiaéreos, atacar los emplazamientos de los misiles estratégicos y lanzar la invasión directa por parte de sus Fuerzas Armadas.

Luego de una semana de preparativos bélicos por ambos bandos y tensiones casi sobrehumanas, con peligro inminente de una catástrofe nuclear, el líder soviético Nikita Jruschov aceptó la propuesta estadounidense de que Moscú retirase los misiles de Cuba a cambio de que el Gobierno de los Estados Unidos diera seguridades de no invadir a la mayor de las Antillas y que, pasados unos meses, Washington retirara a su vez los misiles Júpiter C que tenía emplazados en Turquía.

Tal arreglo de la Crisis entre Jruschov y Kennedy, sin la presencia de los líderes de la Isla fue rechazado por la parte cubana, y el Comandante en Jefe Fidel Castro replicó con los famosos Cinco Puntos que exigían el cese del bloqueo económico, el fin de las agresiones armadas, la retirada de los yanquis de la base naval de Guantánamo, las garantías de que no atacarían territorio cubano y el reconocimiento de nuestra soberanía.

EE.UU. exigió adicionalmente que la URSS permitiera la inspección in situ de la retirada de los cohetes, pero Cuba se opuso tajantemente y tuvieron que hacerla en alta mar. Ya en noviembre, Washington incorporó una nueva exigencia, al condicionar el levantamiento de la Cuarentena a la retirada de los bombarderos IL-28, y Cuba expresó su desacuerdo, pero la URSS aceptó, advirtiendo que sería su última concesión, y así resultó.

CIFRAS Y HECHOS DE LA CRISIS 

Finalmente los misiles fueron retirados entre el 5 y el 9 de noviembre de 1962 por donde mismo habían entrado al país. Las municiones nucleares, que arribaron el 4 de octubre por el puerto del Mariel a bordo del mercante Indiguirka, nunca pasaron por el territorio de la actual provincia de Sancti Spíritus y permanecieron en territorio nacional hasta el primero de diciembre de aquel año.

Las ojivas para los R-14, que se encontraban en tránsito hacia Cuba a bordo del buque Alexandrov, fueron sorprendidas en alta mar por la Cuarentena y regresadas a la URSS, pero en la isla había además misiles tácticos Luna y cohetes alados FKR-1, dotados con decenas de cargas atómicas y otras convencionales de combate, bombarderos medianos IL-28 con al menos seis bombas nucleares y siete submarinos con misiles portadores y torpedos.

Los cohetes R-12 podían batir blancos que se encontraran entre 700 y 2 100 kilómetros de distancia. La potencia de la carga nuclear era de un megatón (un millón de toneladas de TNT), 77 veces más potente que la bomba que destruyó a Hiroshima. El R-14 podía batir blancos en un radio de entre mil 900 y 4 500 kilómetros. Su carga tenía una potencia de 1,65 megatones; es decir, 127 veces superior a la bomba que inauguró la era atómica.

 

Pastor Guzmán

Texto de Pastor Guzmán
Fundador del periódico Escambray. Máster en Estudios Sociales. Especializado en temas históricos e internacionales.

Comentario

  1. La provincia de SANCTI SPIRITUS desde las epocas de la colonia y hasta el triunfo de la REVOLUCION CUBANA la hubieron de tomar como puntos de referencias importantes ahora mis opiniones personales aun hoy el imperio de norte lejos de respetar tratados y normas sobre CUBA cada dia con total descaro hacen alardes para desafiar a CUBA los imperialistas son unos chantajista y acumulan un historial bien negro oscuro y tenebroso con total carencia nula de humanista yo e visto al herrero que para doblar el hierro hay que darle mucha candela y darle con fuerte martillo de hierro para que seda eso mismo debieron hacer cuando se encontraban en CUBA esos arsenales nunca debieron permitir sacarlos pues esa es la manera de haberles sacado el diablo del cuerpo al imperialismo norteamericano toral para vivir hay que tener dignidad y la cabeza levantada y el imperio hoy prosigue con sus masacres y con maldad logro desaparecer a la gloriosa URSS pues el imperialismo no conoce de amigos muchi menos respetar tratados y normas. Lazaro izquierdo

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