Refuerzos: imposición vs. necesidad

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El director es un punto clave para incorporar los nuevos que llegan a la dinámica de un equipo.

Sobre el box, Yaisel Sierra levanta murmullos en el “Huelga” con los lances de 92.93 y hasta 96 millas con que apuntala su primer salvado ante Pinar del Río, esta semana, en su condición de refuerzo de los Gallos. A kilómetros de distancia le llega el influjo de su pequeño Taylor, ingresado en el Hospital Pediátrico de Holguín desde el mismo día en que nació hace tres años.

“Es muy difícil; allá podía verlo, pero bueno… es la tarea que me ha tocado, incluso me sorprendí, no esperaba que me fueran a pedir. Ahora llamo todas las tardes a ver cómo sigue, menos mal que la familia me ayuda, pues soy de Mayarí Abajo”, confiesa.

Este es, quizás, el rostro oculto de una de las decisiones  controversiales de la presente Serie 52. También el más traumático porque enrola sentimientos, corazones, vida, más allá de lo que cada mánager espera extraer de sus nuevas adquisiciones.

Para mánagers como el pinareño Giraldo González, a quien sus refuerzos le encajan como anillo al dedo en un elenco que parece ser el más discreto del grupo de los ocho, había que buscar variantes: “Hemos redondeado un buen equipo, pedimos los atletas que necesitábamos, la provincia tiene un apadrinamiento muy importante. En Mayabeque ha sido efectivo también, en todo el mundo se emplean refuerzos, y pienso que de cualquier provincia puedan ir peloteros a jugar a otra, eso enriquece el béisbol”.

Muchos sostienen que fuera de nuestras fronteras esa es la regla. Ahora que el Clásico nos puso varias precisas, no todo se puede copiar al calco. En otras latitudes, los refuerzos no tienen como acá el sentido de estimular el desarrollo de los ¿mejores talentos? o consolidar equipos. En todas las ligas los peloteros se compran, contrato mediante y se defiende, por encima de todo, ese dinero, en virtud del cual los viajeros pueden, incluso, llevar sus familias, si fuera su deseo. Ello sin descontar que los propósitos de aquellas son diametralmente opuestos al objetivo de nuestras Series Nacionales, pero de eso ya hemos hablado.

Está también la mentalidad, la adaptación a un elenco de hoy para mañana donde pueden o no encajar. Vestir el mismo uniforme no implica, necesariamente, asimilarlo. Tal vez por eso Lázaro Vargas solo pidió lanzadores para no “desajustar” la maquinaria azul que ya se entiende muy bien sobre el terreno. Ahora, ¿cómo reaccionan sus “tuneros”, jugando casi siempre bajo la presión de un Latino? Vivir para ver.

Lo otro es la motivación del jugador y su predisposición, de por qué luchar y en busca de qué. Ya Sancti Spírtitus sufrió una baja -¿o dos?- por esas razones, en tanto Isla de la Juventud ya no tendrá en sus filas a Alexei Bell ni Matanzas a Alexander Rodríguez, ambos por lesión… En tanto, Pinar debió reemplazar al pitcher Roimar Navarro, quien se ausentó de los entrenamientos…

Definen también la entrega y el aporte concreto. No llegará muy lejos Pinar del Río, si, por ejemplo, los jonrones de Alfredo Despaigne no llevan para home los hombres necesarios, aunque, según sostiene el granmense, ya comenzó a “inhalar” el humo del tabaco: “Me han acogido muy bien, seguiré haciendo mi trabajo, es un equipo excelente, si todos aportamos nuestro granito de arena el trabajo sale. Servir de refuerzo es complicado, difícil porque son casi dos meses sin ir allá, pero uno se acostumbra”.

Otros, como el camagüeyano-espirituano Norge Luis Ruiz, novato como es, tiene otras ambiciones: “Quiero que confíen, pues me escogieron sin esperarlo, me siento un poco extraño porque este es un equipo ganador, macho, mis aspiraciones son aportar cuatro o cinco victorias y luego ver qué pasa en los próximos torneos internacionales”.

Un punto clave es el director y su filosofía para incorporar los nuevos que llegan a la dinámica de un equipo donde, aunque no se diga, uno u otro se puede sentir relegado tras aportar en la clasificación o si su estilo tradicional desentona, como es el caso de Danger Guerrero: “En cuatro años casi nunca he estado en el banco, pero Aragón decidió ponerme de designado y alternar algunas veces con Eriel, ya el público me aplaude, me gusta entrar a un terreno de  pelota a jugar, no a bobear, voy a luchar a ver si quedamos campeones, por eso estoy aquí. Tengo un hijo de 10 meses, es la vida mía, eso es lo más difícil”.

Para Yovani Aragón, director de los Gallos, las cosas están claras: “Los refuerzos nos ayudan muchísimo, queremos que cada uno se convierta en un espirituano más, todos saben que juega el que esté bien, si un refuerzo no rinde, va para el banco igual que los demás”.

A esta altura de campeonato, la práctica comienza a decir -o desdecir- la pertinencia de la novedad. Cada quien le busca sus pro si satisface sus expectativas, o sus contra, si lesiona sus intereses.

Está claro que de otro modo muchos no juegan y no se desarrollan, una posibilidad que coartó esta serie partida en dos. A propósito, ¿sabe usted algo de la ronda de los elencos enrolados en la segunda división o ronda de consolación? Otra cosa, los refuerzos equiparan un tanto los equipos, pero ojo, para no confundir, rivalidad no es, exactamente, sinónimo de calidad.

Lo cierto es que los elencos dejaron un poco de ser lo que eran. No se borran de un día para otro, ni en dos meses siquiera, presupuestos enraizados en el interior de la gente, tanto de la afición como de los propios protagonistas, quienes ni siquiera fueron consultados para los cambios

Es casi lo mismo, pero no es lo mismo. Así lo ve Ismel Jiménez, quien añade: “No me cabía en la cabeza vestir otro traje, menos mal que pasamos, el sentir mío es vencer con refuerzos o sin ellos. Si ganamos por un jonrón de Plumier sabe igual, porque estoy loco por ganar como quiera…, pero no es igual”.