Científicos en ciernes

Después de meses de entrenamiento, dos estudiantes espirituanos conquistaron medallas en las Olimpiadas Iberoamericanas de Química y Biología. Delante del amasijo de interrogantes, y con cinco horas para responder, Daniel Pastor Ramírez Echemendía y Marcos Rafael Conde González supieron que había llegado el momento definitivo de luchar por el triunfo.

Gracias a Daniel (izq.) y Marcos (der.) Sancti Spíritus obtuvo por primera vez dos medallas internacionales en un mismo curso escolar.Después de meses de entrenamiento, dos estudiantes espirituanos conquistaron medallas en las Olimpiadas Iberoamericanas de Química y Biología.

Delante del amasijo de interrogantes, y con cinco horas para responder, Daniel Pastor Ramírez Echemendía y Marcos Rafael Conde González supieron que había llegado el momento definitivo de luchar por el triunfo. Luego de ganar concursos provinciales, integrar la preselección a nivel de país y vencer los exámenes eliminatorios del Centro Nacional de Entrenamiento, los jóvenes estudiantes del espirituano Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas (IPVCE) Eusebio Olivera anhelaban traer los galardones a su Patria.

Daniel, de 17 años, estaba en México, enfrentándose a tres pruebas prácticas y dos teóricas — estas últimas con más de 140 preguntas— en la Olimpiada Iberoamericana de Biología. Por su parte, con 18 años, el cabaiguanense Marcos se debatía entre fórmulas para solucionar los incisos y problemas de las distintas fases de la Olimpiada Iberoamericana de Química, en Uruguay.

Con la presión que supone un evento de tal magnitud, esta suerte de científicos en ciernes pensaron antes de iniciar el combate “en mi mamá y también en las amenazas de Rolando, mi entrenador, quien me dijo que si no cogía el oro tenía que regresar a pie para Cuba”, ríe Marcos. “Yo recordé a aquellos que confiaron en mí, a mi familia y mi entrenadora.  Era la segunda vez que la asignatura de Biología participaba en una Olimpiada y temía a las prácticas de laboratorio”, añade Daniel.

Mas, ni el primero requirió de un milagro para caminar sobre las aguas ni el segundo defraudó a los suyos: Marcos se alzó con la presea dorada y Daniel, con la de bronce.

“La experiencia es impresionante, tú crees que estás en un nivel inferior comparado con países desarrollados como España, Portugal…, sobre todo en las asignaturas de Ciencias, en constante desarrollo tecnológico, pero al llegar te das cuenta de que no es así”, señala Daniel.

En tanto, Marcos comenta cómo este tipo de certámenes ratifica la calidad de la educación cubana “porque se rompe el mito de que estamos apartados del mundo, como mucha gente piensa. Incluso, nosotros teníamos mejor preparación en algunos temas”.

De modo que aquellas horas en el tercer piso del IPVCE de Sancti Spíritus, las exigencias de Tania Fábregas —entrenadora de Biología y Agustín Plasencia —entrenador de Química— valieron la pena frente a los más de 50 competidores de todo el mundo.

“Los concursos son el deporte de la mente. Por eso no basta solo con la inteligencia, sino con la entrega en el entrenamiento individual. Hay que ponerle el corazón”, aconseja Fábregas. A la vez, Plasencia explica que “si bien estas actividades requieren un esfuerzo extra, constituyen una gran ventaja porque están encaminadas a potenciar en los alumnos el estudio de una ciencia pura y, una vez en la Universidad, lo aprendido en los entrenamientos sirve como principal fortaleza para alcanzar un nivel superior en la carrera”.

Entonces ambos maestros recuerdan cuando supieron la noticia: ella, gracias a los padres de Daniel; él, a través de una llamada que asoció con fallecimientos de familiares y no con buenas nuevas.

Mientras, Daniel y Marcos demuestran que apostar por el conocimiento no supone convertirse en entes condenados a permanecer entre libros y tubos de ensayo, aunque a cada rato se empeñen en etiquetarlos. Jóvenes al fin, tienen sueños: Marcos obtuvo la carrera de Licenciatura en Química y Daniel aspira el próximo curso a optar por Bioquímica.

El mediodía los sorprende escuchando música, conversando con sus compañeros en el más distendido ambiente juvenil y, como todo estudiante, intentan sobrellevar aquellas asignaturas con las que no simpatizan demasiado. “Como nos interesan las Ciencias, siempre les tiramos al Español y a la Historia, a las Humanidades”, admite Daniel. “Y yo no me llevo muy bien con la Educación Física”, confiesa Marcos.

Así, genes e iones se entremezclan en el alma de dos jóvenes espirituanos; dos campeones que esgrimieron la inteligencia y la constancia como armas para demostrar que esta villa, además de su reconocida valía en otras esferas, también es tierra fértil para la ciencia joven de Cuba.

Carlos Luis Sotolongo Puig

Texto de Carlos Luis Sotolongo Puig
Autor del blog Isla nuestra de cada día. Especializado en temas de patrimonio cultural.

2 comentarios

  1. FANTASTICOS ENTRENADORES DE CONCURSO>>>> LEONARDO LEON sALUDOS A TANITA

  2. Orlando Cruz Torres

    publiquen esta noticia en Cubadebate!!!!! Cuba necesita saberlo! que bien por estos estudiantes! Felicidades

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