La película de Tomás David

Si fuera a escribirse un guion del aburdo, esta historia bien podría servir de argumento y, sin dudas, Tomás David seía el protagonista. No porque sea actor, sino  porque  desde  que  a  este  anciano fomentense  se  le  rompiera  el  televisor ha vivido casi una película de terror: idas  venidas con

Si fuera a escribirse un guion del aburdo, esta historia bien podría servir de argumento y, sin dudas, Tomás David seía el protagonista. No porque sea actor, sino  porque  desde  que  a  este  anciano fomentense  se  le  rompiera  el  televisor ha vivido casi una película de terror: idas  venidas con el equipo a cuestas hasta el taller de reparaciones existente en su localidad y nada de solución.

Unas veces porque las piezas no han podido  salir  de  los  almacenes  hasta  el bolso  de  los  técnicos;  en  otras  ocasiones porque la carencia de un papel le ha negado el permiso de viaje a los enseres para ser trasladados de Cabaiguán hasta Fomento;  y  en  todas  las  oportunidades  porque  ha  sobrado  indolencia  y,  al parecer, esa jamás tendrá arreglo.

No  lo  digo  yo,  lo  sabrá  usted  desde que lea lo que ha padecido Tomás David Rodríguez Contrera, residente en Ramón Ponciano  No.  32  A,  en  Fomento,  quien durante  tres  martes  consecutivos  ha amanecido en el taller, luego de caminar asi 2 kilómetros, y hasta hoy no ha lorado ninguna señal.

“Mi  problema  —narra—  consiste  en que necesito reparar mi televisor que tiene el flyback roto, por lo que fui el martes 10 de septiembre del 2014 al taller para hacer la cola y cuando llegaron los técnicos que vienen de Cabaiguán a arreglar  los  equipos  plantearon  que  no  traeron  los  flybacks  porque  existían  en  la provincia,  pero  no  se  habían  distribuido por municipios.

“El martes 17 de septiembre regresé a dicho taller y los técnicos me plantearon que  no  trajeron  los  flybacks  porque no  había  conduce  para  pasarlo  de  Cabaiguán para Fomento. El martes 24 de septiembre  volví  al  taller  nuevamente entonces me plantearon que no trajeron los flybacks porque se desconocía el precio de los mismos.

“Tendré  que  levantarme  nuevamente por cuarta vez a las dos de la madrugada a ver si tengo mejor suerte. A mis oídos han llegado rumores de que esta es una enfermedad  crónica  en  muchos  talleres y que parte de las piezas que se asignan a los mismos son vendidas por la izquierda, como se dice en el argot popular. En el caso del flyback se plantea que se resuelve al momento en 40 CUC”, confiesa el lector.

De  ser  verdad  tales  habladurías,  no hay  que  ser  Einstein  para  darse  cuenta de  que  a  ese  costo  nadie  con  una  chequera —ni con un salario— puede reparar  equipo  alguno.  Doloroso  es  saber, por  lo  que  cuenta  el  remitente,  que  los flybacks  existen  y  que  lo  único  que  ha sobrado  es  peloteo.  Pero  Tomás  David no está solo en el elenco; esta película, de  seguro,  tiene  muchos  más  actores  y todos a lo mejor aún aguardan por poder ver en su pantalla aunque sea el patrón.

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Sección “Cartas de los lectores”.
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Dayamis Sotolongo

Texto de Dayamis Sotolongo
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas sociales.

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