El suplicio de la cuenca

Los asentamientos poblacionales son los mayores contaminantes de residuales líquidos en la cuenca Zaza, la segunda en importancia de Cuba   Todo indica que sobre la cuenca Zaza se cierne alguna desgracia irremediable, una cadena de lamentaciones imposible de aliviar, una balanza que, al parecer, nunca encontrará equilibrio. Si bien

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Todo indica que sobre la cuenca Zaza se cierne alguna desgracia irremediable, una cadena de lamentaciones imposible de aliviar, una balanza que, al parecer, nunca encontrará equilibrio. Si bien algunos organismos estatales se aprietan el cinturón —aunque todavía les quede bastante trecho al respecto—, el sector residencial aún no asume la culpa que le corresponde.

De ahí que solo se haya logrado un 0.63 por ciento de reducción la carga contaminante de residuales líquidos de origen orgánico en comparación con el año anterior.

Nuevamente se desata la polémica al consultar las voces autorizadas y constatar que, según datos ofrecidos por la Delegación  Provincial de Recursos Hidráulicos, ciertas estrategias municipales empiezan a echar a andar, pero que los asentamientos poblacionales no bajan del banquillo de los acusados.

Por ejemplo, la Unidad Empresarial de Base (UEB) Cacahual y Tamarindo, subordinadas a la Empresa Porcina, llevaron a cabo la reparación de colectoras de residual líquido hasta las lagunas, así como  la elaboración de proyectos de biodigestores; el Ministerio de la Agricultura ejecuta un plan de incremento de las capacidades de tratamiento de residuales en cooperativas que se encuentran aguas arriba de fuentes de abasto a la población, como son la 13 de Marzo y la 10 de Octubre, en Cabaiguán; la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro desarrolló un programa para la desobstrucción de los canales de desagüe, lo cual mejoró la circulación del agua hacia la zona costera; la Empresa Azucarera Sancti Spíritus aplicó soluciones en el drenaje de pluviales de la UEB Melanio Hernández para disminuir la cantidad de residuales a tratar, y la UEB Uruguay se proyectó con vistas a la culminación de la laguna de ácidos, por solo citar algunos.

Mas, todavía el sector estatal tiene asuntos pendientes como el establecimiento de un sistema de tratamiento adecuado de los residuales en la refinería Sergio Soto, en Cabaiguán; mantener el ojo atento a la actividad porcina para quitarle el cartel de la mayor contaminante en las lides empresariales, y la necesidad perentoria de revertir el deteriorado sistema de tratamiento del Hospital General Universitario Camilo Cienfuegos, el más delicado de las entidades de salud del territorio.

Aunque dichos temas demandan respuestas, la otra cara de la moneda, esa que atañe a los asentamientos poblacionales, no ofrece un diagnóstico alentador. Según confirma Néstor Álvarez Cruz, jefe de brigada de la Unidad de Medio Ambiente de la delegación provincial del Citma, “el 63 por ciento de la carga contaminante que se tributa al río Zaza por todos sus afluentes, cañadas, etc., procede de residuos domésticos, compuestos en su mayoría por deshechos de fregado, lavado, limpieza de las casas, detergentes, solventes, desinfectantes así como del proceso higiénico-sanitario, es decir, contaminación con heces fecales humanas y de animales”.

Si bien el programa del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos avanzó en la desobstrucción de tuberías, supresión de salideros y mantenimiento a conductoras en diferentes áreas de la provincia, al aplicar los parámetros internacionales para calcular el residuo doméstico diario y multiplicarlo por las cerca de 250 000 personas que viven en los entornos de la cuenca se obtiene que los moradores generan más de 1 430 toneladas de demanda química de oxígeno. Sin ánimos de aburrir con cifras, a ese ritmo se precisa de casi medio siglo, o más, para revertir, en cierta medida, la deteriorada salud de la cuenca.

A fin de atenuar el indicador se prevé el fortalecimiento de monitoreos e inspecciones para controlar la cría de animales a la orilla del río, la aplicación de tributos y obligaciones de hacer a los propietarios recurrentes; especie de accionar dirigido a revisarse por dentro antes de acudir a la tan acostumbrada multa, cuya aplicación, a estas alturas, no resulta el mejor de los escarmientos.

Todo indica que sobre la cuenca Zaza se cierne alguna desgracia irremediable, una cadena de lamentaciones imposible de aliviar, una balanza que al parecer nunca encontrará equilibrio; sin embargo, hasta la más fatídica de las profecías puede revertirse. Basta que todas las partes se lo propongan.

Carlos Luis Sotolongo Puig

Texto de Carlos Luis Sotolongo Puig
Autor del blog Isla nuestra de cada día. Especializado en temas de patrimonio cultural.

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