¿Un Macondo en La Gloria? (+fotos)

La historia de un intrincado paraje del norte espirituano contada por sus propios habitantes Cuando parecía que el abrupto camino era interminable, apareció de pronto La Gloria, un macondiano pueblito escondido en medio del monte, donde no cuesta mucho entender los rostros ávidos de buenas noticias de los cerca de

La historia de un intrincado paraje del norte espirituano contada por sus propios habitantes

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Cuando parecía que el abrupto camino era interminable, apareció de pronto La Gloria, un macondiano pueblito escondido en medio del monte, donde no cuesta mucho entender los rostros ávidos de buenas noticias de los cerca de 176 habitantes de la pequeña comunidad, ubicada en el corazón de Jobo Rosado, en Yaguajay.

Tal como el imaginario popular ha dibujado el pueblo creado por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, La Gloria no es más que el lugar de unas 90 casas construidas a ambos lados de un camino, un sitio tranquilo y silencioso que, como Macondo, trae “cada día a los ciudadanos una dosis de magia, milagros, dolor, tristeza y oportunidades casi mágicas de transformarse”.

“Es verdad —cuenta Sergio Joaquín Rodríguez, el delegado— que antes no había luz eléctrica, ni siquiera caminos, ni tienda, ni escuela y cuando por los años 80 nació el pueblo hubo mayor acercamiento con la civilización una vez que tuvieron el consultorio del médico de la familia, la farmacia, la tienda de víveres y una guagua que entra si el camino lo permite.

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Pero con el tiempo las bondades del Plan Turquino cedieron espacio a males que alcanzan a casi todos los personajes de una historia marcada por inconvenientes que van desde la deficiente distribución de alimentos hasta la falta de agua potable, este último, a juicio de los propios pobladores, el problema más grave que enfrentan quienes viven en una comunidad plagada de pozos contaminados.

IMPUREZAS POR DEBAJO DEL AGUA

Con 57 años en ese lugar, a Ángela Brito solo le preocupan los índices de infección del líquido y sus consecuencias. “Aquí la situación con el agua es sumamente crítica porque estamos tomando bichitos y si no llueve no tenemos ninguna. Dicen que son las letrinas, pero este pozo tiene como 10 varas pa’ bajo”, asegura Ángela, mientras llena el cubo dentro del cual, a simple vista, se observan incontables parásitos.

“La contaminación viene de las letrinas, pero el canal que retiene el agua en la parte de arriba de la comunidad también infesta los pozos porque allí se estanca todo lo que viene de los potreros y forma una laguna sin salida, a lo cual se suma una cañada de agua sucia que atraviesa el pueblo”, asevera Alberto González Arcea, presidente del Consejo Popular de Jobo Rosado.

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Si bien uno de los problemas resueltos en La Gloria es la permanencia de la enfermera y el médico de la familia en el consultorio, el estreno del joven doctor Roilet Rodríguez Herrera se convirtió en una cruzada contra males estomacales. “Las principales dificultades de salud que enfrentamos son las enfermedades diarreicas agudas, parasitosis intestinales y las lesiones vaginales, entre otras afecciones que tienen por causa la mala calidad del agua, a pesar del hipoclorito, el lavado de manos y la sugerencia de hervirla. La que se puede calificar como potable la traen en pipa, pero solo en temporada de sequía que comprende algo más de un mes y el resto del tiempo hay que lidiar con los pozos”, refiere el especialista.

Según Yoanni Perestelo Mesa, director de Higiene y Epidemiología en el municipio de Yaguajay, la historia comenzó cuando un visitante portador del cólera contagió una gran parte de las fuentes de abasto.

“Se hizo un trabajo de control focal, se analizaron 46 fuentes de abasto y más del 90 por ciento tenía presencia de coniformes fecales; la del consultorio, por ejemplo, tenía un grado menor de contaminación, por lo que se decidió que las personas se abastecieran del mismo. Yo diría que en ese asentamiento la situación hoy es precaria, no hay cultura del uso del hipoclorito, además de que las letrinas no tienen protección sanitaria”, explica Yoanni.

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¿PUEBLO AISLADO?

La buena noticia es que ya se encontró una fuente de abasto “sana” y se espera por decisiones gubernamentales para iniciar la inversión que dé sosiego a La Gloria.

En la pequeña bodega un grupo de lugareños detalla una lista de dificultades donde destaca la mala situación de los viales. “Todos los años el Minaz los arreglaba, pero ahora no son de nadie, lo mismo pasa con el camino que lleva a Las Marías”, cuentan. Casi todos coinciden en que tienen dificultades con la distribución de insumos de primera necesidad, son escasas las ofertas del Círculo Social Obrero y existe desabastecimiento en la bodega.

“Mire, aquí la corriente está al quilo y ahora tenemos médico, pero no llega nada, ni siquiera el jabón, lo vemos cuando el delegado compra por ahí una caja con dinero de su bolsillo y reparte uno por casa, no surten un huevo, si quieres comer algo tienes que ir a Meneses y para que traigan el agua en pipas hay que bajar y después pedir y rogar a todos los santos”, resume Mireya Hernández, y señala que es el criterio generalizado entre los pobladores.

“Yo creo que La Gloria está aislada, falta de atención por las entidades y organismos”, sostiene el delegado.

A juicio de las autoridades gubernamentales no es tal la desatención a esa comunidad que, según ellos, sí está entre sus prioridades.

“Para este año se pretende resolver el problema del agua en La Gloria con la construcción de un acueducto, valorado en una cifra cercana a los 40 000 pesos  y esta es la única inversión prevista por parte de Recursos Hidráulicos para el 2015. En realidad allí no hay necesidad de llevar el agua en pipas, toda vez que no existe evento de sequía y el pozo del consultorio desde donde pueden usar el agua para consumir está declarado apto”, precisa Antonio Cañizares Martínez, vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Yaguajay.

Como en la aldea de los Buendía, casi la mitad de los 300 pobladores de La Gloria se han marchado en busca de aguas más sanas; pero los osados que quedan se niegan a renunciar a su finca, como también se resisten a ser privados de una segunda oportunidad sobre la tierra.

Carmen Rodríguez

Texto de Carmen Rodríguez
Reportera de Escambray por más de 30 años. Especializada en temas económicos.

Comentario

  1. Orlik Reyes Marichal

    Leo este artículo y me indigna que haya un pueblo y una población de nuestro querido país que esté en esas condiciones, estoy más que seguro que con todo que se hace en nuestra Patria a pesar las dificultades, es injustificable que las cosas que aquí se argumentan estén sucediendo y muchos menos las relacionadas a las afectaciones de salud, espero que las autoridades locales, y me refiero a las municipales y provinciales que deben leer este artículo, principales responsables de las cosas allí estén así, se pongan las pilas y en poco tiempo le den un cambio radical, donde haya una sola persona, debe haber una prioridad y una gran responsabilidad y en un lugar donde hayan casi doscientos habitantes, pues las prioridades se elevan al número de habitantes, saludos a todos, gracias por este artículos

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