La vigencia de un legado

La Colección Centro, de Guadalajara, México, creada por Fayad Jamís defiende la publicación de autores de vanguardia Aunque los años han pasado; los intereses han tomado diferentes caminos y algunos sueños se han materializado u otros esfumado, uno de los legados de Fayad Jamís aún se mantiene vivo. Tal y

La Colección Centro, de Guadalajara, México, creada por Fayad Jamís defiende la publicación de autores de vanguardia

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Mario Alberto Nájera (derecha) intercambia con Juan Eduardo Bernal Echemendía (izquierda). (Foto: Lisandra Gómez)

Aunque los años han pasado; los intereses han tomado diferentes caminos y algunos sueños se han materializado u otros esfumado, uno de los legados de Fayad Jamís aún se mantiene vivo. Tal y como lo ideó estéticamente y con el objetivo de sacar a la luz voces de vanguardia, la Colección Centro, de Guadalajara, México, se convierte, en pleno siglo XXI, en un exquisito regalo que alimenta hasta los más inhóspitos espíritus.

Al autor de El ahorcado del café Bonaparte sólo le bastó demostrar que la idea trascendería entre los tantos proyectos similares que agasajan a la poesía con la publicación de textos con calidad porque perduraría por ser una propuesta que en su integralidad se presenta como una obra de arte.

Así lo considera el profesor mexicano Mario Alberto Nájera, alumno, primero y amigo, después, de El Moro, quien le enseñó a amar no sólo el mundo cultural; sino a Cuba, con sus luces y sombras. Y entre tantas sapiencias aprehendidas de la controvertida personalidad de un auténtico zacateco-libanés-cubano, heredó la defensa a ultranza de esa colección, nacida en 1959.

“Él editó sus iniciales ocho números. El primero se lo dedicó a uno de los escritores que siempre admiró: Roberto Fernández Retamar. Después sacamos dos o tres ediciones a dos manos. Luego, se despidió físicamente de este mundo y me quedé hasta ahora como su editor”, dice el también martiano acérrimo, presidente de la Cátedra Latinoamericana en México que honra el legado del Apóstol.

Gracias a esa idea, la pequeña propuesta en tamaño, pero inmensa como producto cultural, ha sacado a la luz obras de autores de cabecera como Pablo Armando Fernández; T.S Elliot, Regino E. Boti y José María Heredia.

-¿Cómo descubre a Fayad?

Lo conozco como Consejero Cultural en México, una etapa trascendental en su vida, no sólo por explotar al máximo el arte; sino porque regresó a las raíces familiares. Ello, junto a los ánimos, esperanzas e ilusiones que le provocaba el proceso revolucionario cubano le llenaron de luz. En la década de los 80, entre tantas responsabilidades, apostó por dirigir un taller literario en el Instituto José Martí, de Guadalajara, donde yo estudiaba e inmediatamente la diferencia entre alumno y profesor desaparecieron.

Entonces, ambos recorrieron diferentes estados mexicanos, donde Fayad llevó de la mano a Nájera, a fin de que se nutriera de los mejores exponentes culturales. Luego decidió compartir con el pupilo algunos de sus proyectos literarios y periodísticos.

-¿Por qué apostar por mantener con vida la Colección Centro?

En primer lugar porque vale por su concepción artística. La carátula de todos sus textos representa el cuadro de Fayad Tierra, en homenaje a su libro La pedrada. Solo cambia el color y en el vacío que deja el proyectil que rompe el muro, aparece el título y autor de la obra. Aunque han pasado varios años, esa particularidad no ha caducado.

Resulta evidente al hojear los textos que el detalle está presente en cada una de sus páginas. ¿Herencia del maestro?

Para respetar la concepción de Fayad se mantienen las mismas ideas que él expuso en sus inicios. Tiene lomo, aunque como máximo acoge 32 páginas cocidas. Posee una  hoja de guarda; una ante portadilla, una fotografía del autor, una portadilla con los datos importantes de quien escribe y una página legal con ISBN, una introducción y al final de la obra el colofón, donde se enumeran los 1000 ejemplares publicados y se aclara que 10 se dejan fuera de circulación marcados de la A a la J, los cuales se guardan en un lugar especial. A lo mejor esos, llegan a las manos de algún lector.

Y de seguro, serán devorados como las últimas propuestas venidas desde México y que se dedican a escritores cubanos como Miguel Barnet, Waldo Leiva, Alex Pausides y Juan Eduardo Bernal Echemendía, el único espirituano publicado en la Colección. Las presentaciones de los mismos han evidenciado que todas movilizan el pensamiento de quienes apuestan por la buena literatura.

-¿Qué requisitos se debe cumplir para aparecer en el proyecto gestado por Fayad?

En un inicio era promover a artistas del continente, aunque luego se insertaron a otras voces de vanguardia distinguidas en el mundo. Pero, en esencia se debe trascender los límites de la poesía; decir más allá de las palabras; ser integral; poseer una trayectoria cultural. En el caso de Juanelo, ya era hora, además de que existiera un espirituano porque Fayad amó esta tierra.

-¿Proyectos de la Colección?

Ya se labora en los textos que desnudarán a Julia de Burgos, considerada una excelsa poeta puertorriqueña; Sixto Rodríguez, escritor y músico mexicano y su compatriota Hugo Gutiérrez Vega.

Lisandra Gómez Guerra

Texto de Lisandra Gómez Guerra
Doctora en Ciencias de la Comunicación. Reportera de Radio Sancti Spíritus y corresponsal del periódico Juventud Rebelde. Especializada en temas culturales.

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